Jesús María, residente en la calle San Francisco: "Seguimos asustados de que pueda suceder cualquier cosa"

Jesús María Arnal vive en el edificio de los números 23 y 25 de calle San Francisco, edificación contigua al bloque del número 21 que colapsó por completo el 13 de junio de 2023. El derrumbe de este edificio, como hemos tratado de esclarecer en nuestras informaciones, ha tenido distintas consecuencias para todo el vecindario y, sobre todo, ha destapado una realidad incómoda: esta zona de Teruel necesita de una remodelación de las infraestructuras hidráulicas y un plan integral de rehabilitación. El testimonio de Jesús María apunta en esa misma dirección, a lo que se añade falta de información y una sensación de "abandono" por parte del Ayuntamiento de Teruel. 

Jesús María Arnal

Desde el desgarrador relato de Guillermo Narro y Gracia Losada como residentes del bloque colapsado, pasando por la completa entrevista a Elvira Marín como portavoz del grupo de trabajo vecinal, hasta llegar a la conversación que ofrecemos este miércoles con Jesús María, nos queda la sensación de que existe aún una herida que no ha terminado de cicatrizar entre las personas que habitan la calle San Francisco y adyacentes. Sin duda, será la inversión y el mantenimiento en la zona lo que ayudará a la cauterización de la hemorragia, pero hemos constatado que también necesitará restablecerse un sentimiento de saberse respetados y respetadas. El Ayuntamiento de Teruel tiene ese doble desafío por delante.

El 13 de junio se cumplieron dos años desde el derrumbe del edificio del 21 de calle San Francisco que es el edificio contiguo al vuestro situado en el 23-25. ¿Tuvo alguna consecuencia para vosotros y vosotras?

Pues como consecuencia más cercana fue irnos una semana de casa y la que sigue desde entonces, son los escombros del derrumbe y desescombro que siguen a día de hoy en nuestro patio. Nuestro edificio hay una parte que da a la calle San Francisco y otra que da a la parte de la calle de la Estación. Fuimos desalojados todos y conforme a la lejanía del derrumbe fuimos entrando poco a poco de acuerdo a lo que los bomberos y los técnicos del ayuntamiento nos fueron diciendo. Los garajes estuvieron cerrados durante un tiempo. Al principio no podíamos entrar a la vivienda si no era con un policía. Después poco a poco íbamos entrando a los pisos, exceptuando los vecinos del 25. Estos estuvieron fuera de sus viviendas durante un largo periodo, un año o año y pico creo recordar.

Según las informaciones que publicó AraInfo el año pasado, vuestro edificio sufrió la inundación de los garajes en junio de 2024 un año después del colapso del edificio del 21. ¿Esto es algo puntual o algo que se repite con cierta constancia?

Fue puntual y los daños limitados, ya que tenemos dos bombas de achique que se ponen en marcha de forma automática cuando detectan un nivel determinado de agua. Algunos edificios de la zona tienen este sistema y otros no, como es el caso del 21 y de otros edificios. Hace unos meses en un edificio del final de la calle, donde confluye con Camino de la Estación, también tuvieron inundación en los garajes y tuvieron que intervenir los bomberos ya que el agua les entraba a borbotones, algo parecido a lo que ocurrió en el 21. Los garajes de la zonas que tienen bomba, pues más o menos el agua se achica, pero los que no la tienen lo tienen más complicado.

El motivo son las acequias que bajan de lo que llamamos la Plaza de las Monjas, es decir la del Seminario. De allí para abajo hay dos o tres acequias, una pasaba por mitad de mi edificio y otra por mitad de otro cercano. De hecho hasta hace poco, cuando se construyó el Hotel Botánico, se veía una de las acequias. En el momento que llueve o en el momento que hay las aguas residuales que no están bien conducidas  todo va a parar allí. Lo raro es que con todas las aguas que han caído este año no hayan sucedido más incidencias, la verdad es que estamos un tanto asustados de que en algún momento pueda suceder cualquier cosa.

Parece que lo que aconteció en junio de 2023 al final ha tenido consecuencias para todo el vecindario. ¿Cuáles son tus sensaciones dos años después?

La sensación es que para el Ayuntamiento de Teruel ha sido como pasar un mal trago por el derrumbe y ya las consecuencias hacia los demás que se las apañen. Me acuerdo que cuando fue el derrumbe en mi patio interior vinieron y colocaron puntales y una valla que dividía la peligrosidad de los escombros con lo que consideraban como seguro. Me acuerdo de preguntar a la policía que quién había mandado poner eso y no me supieron contestar. El temor que tenemos los vecinos es que esa valla se quede ahí por los siglos de los siglos, nadie nos ha informado y de hecho la valla ahí sigue.

El grupo de trabajo vecinal concluye que existe un problema colectivo en toda esta zona que necesita de una actuación importante en toda ella, especialmente en cuanto a la red de evacuación de aguas pluviales. ¿Compartes ese diagnóstico?

Si, ya que la calle San Francisco se ha levantado numerosas veces, para el asfaltado, los desagües o meter fibra, y no se ha hecho ningún mantenimiento de las tuberías que bajan desde la Plaza del Seminario y como conoce todo el mundo de Teruel, van a parar al río Turia y a las acequias que por allí pasaban antaño.

Durante todo este tiempo ¿Os habéis sentido acompañados y acompañadas por el Ayuntamiento de Teruel?

No, categóricamente no. Al principio de esto, los vecinos del 21 fueron a la plaza donde está el ayuntamiento y el concejal urbanismo se encaró con ellos. Yo y todos los vecinos tenemos grabada en la memoria aquella situación. ¡Es que se encaró con ellos, pero vamos a ver, pero estamos locos!. Nuestra sensación es que no han hecho absolutamente nada, había un proyecto de desescombro que ha desaparecido, a los técnicos del ayuntamiento les hemos tenido que llamar cincuenta veces a ver si podíamos quitar nosotros los escombros y sacarlos a un contenedor. A ver es que no nos han ayudado en nada. Es que no han hecho absolutamente nada.

Nuestra percepción es de que han mantenido un pasotismo tremendo, tanto desde el Ayuntamiento como desde Urbanismo. Independientemente de que ahora ha llegado a un acuerdo con el con el propietario de la nave, que es el mismo constructor de nuestra finca, porque él quería rehabilitar la nave, que está partida por la mitad. También el muro de contención está partido y da la sensación de que si te apoyas, se cae la pared de la nave. No sabemos hacia dónde va a ir si un día colapsa y depende de la dirección podría provocar daños importantes.

Se supone que ahora han llegado al acuerdo de quitar los escombros y poner un muro nuevo, en un plazo de dos meses. Pero es un plazo que no nos creemos, ya que vienen las fiestas de la ciudad, las vacaciones y luego están las necesidades técnicas de acometer un proyecto como ese. Nos sentimos abandonados.


Especial ‘Dos años del derrumbe en Teruel

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