Fallece con las medallas puestas Billy el Niño, el torturador que nunca fue juzgado

El expolicía franquista Juan Antonio González Pacheco, conocido como Billy el Niño, ha muerto a los 73 años aquejado de COVID-19 en una clínica de Madrid. Nunca llegó a ser juzgado por los delitos de torturas que se le atribuyen pese a las múltiples querellas presentadas por sus víctimas. Tampoco se le retiraron nunca las medallas al mérito policial, y siguió cobrando una pensión especial hasta el último día de su vida

Símbolo de la represión policial durante los años oscuros de la dictadura y el posfranquismo, y símbolo también de la impunidad de la tortura, las múltiples víctimas de Billy el Niño, las que pasaron por sus manos en los calabozos de la Brigada Político Social, las que sufrieron sus brutales palizas y vejaciones, lo han recordado siempre por su "sadismo".

Billy el Niño nunca fue juzgado, ni muchos menos condenado por ningún tribunal. Tampoco se le retiraron nunca los honores y las condecoraciones que mantenía, en concreto cuatro medallas al mérito policial que conllevaban una ayuda económica en su pensión. Esas condecoraciones aumentaban su renta un 50%. De hecho, siguió cobrando una pensión especial hasta el último día de su vida.

En 2014, Billy el Niño fue reclamado por Argentina en el marco de la conocida como Querella argentina, dirigida por la jueza María Servini, la única causa judicial abierta en el mundo que investiga los crímenes de la dictadura franquista. Pero la Audiencia Nacional española también jugó a su favor, y rechazó su extradición.

En marzo de 2019, el juzgado de instrucción número 49 de Madrid abrió diligencias para investigar a Billy el Niño, y a otros cuatro expolicías por un delito de lesa humanidad, tras las querellas presentadas por una veintena de personas que sufrieron sus torturas, impulsadas por la Coordinadora estatal de apoyo a la Querella Argentina contra crímenes del franquismo (CeAQUA).

Esta fue la primera investigación que se llevaría a cabo en el Estado español contra el policía tras ser rechazadas más de treinta querellas presentadas desde 2017 por víctimas del franquismo, archivadas por considerar la Justicia que los hechos denunciados habían prescrito.

"Durante tres días me torturaron, me pegaron sobre todo en los pies y no podía calzarme ni andar", explicaba hace unos meses una de las querellantes. La técnica conocida como la bolsa, golpear ambos pabellones auditivos con las manos abiertas -lo que provocaba perforaciones de tímpano-, golpes sistemáticos durante horas en las plantas de los pies, poner de cuclillas a la persona detenida y darle con un palo e incluso un simulacro de ejecución con un revólver, son otros de los relatos de horror infligidos por el inspector Billy el Niño.

El recientemente fallecido Chato Galante, activista de la memoria y expreso del franquismo, fue una de las muchas víctimas de las torturas del policía Billy el Niño. En 2018, se querelló contra él por presunto delito de lesa Humanidad por las torturas que llevó a cabo, dentro de la Querella argentina. Ese mismo año, Chato Galante fue una de las voces protagonistas del documental 'El silencio de los otros', de Almudena Carracedo y Robert Bahar. "Algunos piensan que nos mueve un sentimiento de venganza. Yo lo que busco es justicia”, afirmaba durante la presentación.

"Ha muerto un torturador... No lamentamos su muerte, lamentamos su vida y la falta de justicia", ha escrito CeAQUA en un tuit. "Ha muerto el torturador conocido como Billy el Niño sin ser juzgado por sus crímenes. Seguiremos peleando contra la impunidad de los crímenes del franquismo", ha apuntado, en la misma red social, La Comuna Presxs, colectivo al que pertenecía Chato Galante.

El periodista de Público, Alejandro Torrús, especializado en temas de memoria, escribe: "Billy el Niño se va impune. Pero no por gracia de dios. Se va sin responder ante la Justicia por las leyes de amnistía, la interpretación de jueces y juezas y la nula voluntad política de poner remedio a esta situación". Lo cuenta, en un artículo publicado con el título 'Así protegió la democracia al torturador 'Billy el Niño' para que no respondiera de sus crímenes'.

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