Dos frases de ‘El Silencio de Otros’ que sintetizan la denuncia que este documental traslada al conjunto de la sociedad: “No hay pueblo en España donde no haya víctimas del franquismo” y “a centenares de miles de víctimas nos han negado el derecho a la justicia”. Filmada a lo largo de seis años, con un estilo de cine directo e intimista, la película acompaña a víctimas y supervivientes del régimen a medida que organizan la denominada “Querella Argentina” y confrontan un “pacto del olvido” sobre los crímenes que padecieron.
‘Chato’ Galante, brutalmente torturado por el franquismo, víctima de la crueldad de ‘Billy el Niño’, no duda en asegurar que es el conjunto de la sociedad, y no solo las víctimas y sus familiares, quien tiene que construir las condiciones para una reconciliación, por acabar con esta página negra de nuestra historia. Considera “fundamental” que un documental como ‘El Silencio de Otros’ se vea y se discuta, “lo mejor que puede pasar con este documental es que nos permita que en nuestras casas nos sentemos a hablar sobre el tema. Porque nadie ha hablado de esto, al principio por terror, y ahora porque la gente tiene mucho desconocimiento”. Por ello, se dirige al público congregado y les anima a hacerse “agitadores y agitadoras de este documental. Necesitamos acabar de una vez con tanta ignominia”.
Explica que sigue habiendo personas intentando encontrar cuál es su auténtica identidad, madres que siguen buscando a los hijos que les robaron y gente a la que le expoliaron sus propiedades en un momento determinado. Como ejemplo, pone el suyo, y explica que “sigo siendo un ‘delincuente’ porque a muchos no se nos han anulado las condenas que nos impusieron tribunales fascistas. Todo esto es presente, y por ello hay que pelear ahora”.
‘Chato’ Galante: “Al principio los políticos no querían ni vernos”
Recuerda cómo cuando empezaron a trabajar, en los años 2010 y 2011, sobre la ‘Querella Argentina’, les costó la aceptación por parte de los partidos políticos en el Congreso de los Diputados, y cuenta como a un diputado, harto de verle torcer la cabeza cuando acudían, le dijo “vas a acabar con el cuello como la ‘niña del exorcista’ de tanto mirar hacia otro lado. No querían ni vernos. Hoy hay una situación distinta, pero porque la sociedad cambia”.

Almudena Carracedo afirma que en la película hay una pequeña parte de todo lo que pasó y que “somos un granito de arena en ese trabajo tan largo y tan grande que lleva haciendo mucha gente durante muchos años. Tuvimos que resumir en hora y media las más de 400 horas de rodaje, y por supuesto que se ha quedado mucho fuera”.
La codirectora contó que la acogida entre los cines, en especial entre los aragoneses, ha sido nula, y que a pesar de ser una película que funciona y que tiene datos muy buenos de taquilla en otras ciudades, “ninguno ha querido llevarlo a sus pantallas”. No obstante, anuncia que su próximo objetivo es “proyectarla en los colegios e institutos” aunque reconoce que es un trabajo complicado, y “llevarlo también a los pueblos, no solamente a las grandes ciudades”.
‘Chato’ se une a esta crítica por el nulo interés de los cines al respecto, y afirma que “en Madrid lleva dos meses proyectándose y llenando salas, no entiendo por qué aquí no se puede ver este documental”, y hace mención a las decenas de personas que se quedaron sin poder entrar este sábado a ver el documental ya que se completó el aforo de la Filmoteca. En Zaragoza, aún quedará una tercera oportunidad, al menos de momento, para ver 'El Silencio de Otros', será el viernes 18 de enero, a las 20.00 horas, también en la Filmoteca y gracias a ARMHA que la ha programado en su 2ª edición de La Imagen de la Memoria, sus jornadas contra el olvido que continuarán hasta el domingo 20 de enero y que hasta ahora están siendo un gran éxito.
De entre los y las que pudieron asistir, muchos compartieron sus experiencias con Almudena y ‘Chato’, y como habían comentado, la gente más joven del público fue la que más emocionada se mostró, hasta el punto de casi no poder pronunciar palabra. “Me ha recordado a todas esas tardes de fin de semana que hablaba con mi abuela, ahora ya fallecida, y me contaba historias como éstas y de cómo pasó años sin saber si su madre estaba viva o muerta”, explica una joven emocionada.