El oasis aragonés

Todo hacía pensar que serían unas elecciones históricas para Aragón, unas elecciones de esas que significan un antes y un después para el país. Los ingredientes estaban dispuestos para ver una campaña electoral de las que enganchan. Pero nada más lejos de nuestras ensoñaciones.

En una de las escenas de Lawrence de Arabia (1962), posiblemente las más insustancial del filme de David Lean, Peter O'Toole, protagonista de la película, en su largo transitar por el desierto pierde a uno de sus compañeros, Daud, devorado por unas arenas movedizas. Más allá de hacer el correspondiente check boomer, como corresponde a un Radio Monotes que aspira a eso de la intelectualidad y el análisis con este artículo, quizás les sorprenda que, para reflexionar acerca de las elecciones aragonesas, que acontecen estos días, nos vayamos hasta el culmen fílmico del orientalismo anticolonialista británico más vintage.

Y es que, aún a riesgo de pecar de apropiación cultural, sobreviviendo a las tres horazas y media de película para contarlo, no se nos ocurre mejor forma para explicar eso que nos ha dado por llamar, en nuestros especiales electorales, como "Oasis aragonés" y, lo que supone, especialmente, para la izquierda transformadora aragonesa que se presenta a las elecciones.

“Make Aragón Great Again”, decían, estos días finales de campaña, las cuentas troll que la agencia 3 Lemon le montó al PAR para que no desapareciera incluso antes de las elecciones. Y es que todo hacía pensar que serían unas elecciones históricas para Aragón, unas elecciones de esas que significan un antes y un después para el país, unas elecciones que harían grande de nuevo Aragón, al menos en esa tradición, que dicen, tan nuestra de “generar consensos”. Un cambio de sistema de partidos y su declinación territorial nos espera a la vuelta de la urna o, como dijo Carmen Lumbierres, “Aragón se heterogeneiza. Tres provincias, tres realidades”.

La emergencia de un nuevo actor político, Aragón/Teruel Existe, la implosión del principal garante de la gobernabilidad aragonesa, el PAR, y, en menor grado por lo avanzado del proceso, la descomposición del centro-centrado de Ciudadanos, a la par que sueño húmedo de la “Tierra de pactos” del Lambanato. Los ingredientes estaban dispuestos para ver una campaña electoral de las que enganchan, de las que hacen afición. Pero nada más lejos de nuestras ensoñaciones, esta campaña no ha dado ni para superar la modorra que produce un partido en segunda del Real Zaragoza, un sábado cualquiera, a las tres de la tarde.

“La tranquilidad, la tranquilidad es lo que más se busca”, sean niños turolenses, deviniendo en precoces tertulianos de la COPE, pregonando racismo acuático en el prime time televisivo de Aragón TV o, sean, deposite aquí usted cualquier partido de la izquierda transformadora aragonesa haciendo campaña para este 28 de mayo. Ni la remota, pero posible, opción de hacer girar al Lambanato hacia la izquierda, por la desaparición del PAR, les ha hecho desplazarse ni un milímetro de la hoja de ruta marcada de defender los “logros” del cuatripartito por encima, incluso, de los deseos y necesidades del propio Lambán.

Una izquierda a la defensiva que, ni siquiera cuando ha pasado a la ofensiva ante las ambigüedades pactistas de Teruel Existe, le ha dado por imaginar un horizonte posible más allá del Lambanato. “Resistir, resistir, resistir” ha sido la consigna, como diría el Enric Juliana más bot y autómata posible. Ilusión 0,0. La resistencia que, como el compañero de travesías desérticas de O'Toole, acaba por diluirte programáticamente y engullirte numéricamente en las arenas movedizas electorales, hasta que tu electorado acaba por preguntarse, ¿y ahora yo qué voto?.

Y es que, en su paradoja, es donde mejor se explica la hipótesis Monoter del Oasis aragonés. ¿Cómo explicar si no la confusión y la desazón de los votantes de la izquierda, ante el 28 de mayo, habitando en “una de las comunidades que menos paro tiene de España, donde más se ha reducido la desigualdad y entre las tres primeras en calidad de vida”? Deberíamos tener el entusiasmo por las nubes, esperando que abrieran las urnas para barrer con votos, no sólo la posibilidad de que tan excelsos logros se vinieran abajo, sino para refrendar y ampliar tan magna obra institucional. Será que no se habrá comunicado lo suficiente.

Y, sin embargo, aquí estamos debatiéndonos en si la transversalidad existencial es una posibilidad. Si, a pesar de que su apuesta territorial principal sea la España vaciada, podría ser un revulsivo para el aragonesismo. O que si, aunque en campaña hayan perdido el lustre de ser la mosca cojonera del Lambanato, hay posibilidades de que cambien algo las cosas. Demasiadas dudas para “Un tiempo nuevo” que dicen que va a llegar. Demasiado buscar un oasis en mitad de un desierto de arenas movedizas.

Pero, parafraseando a nuestros compañeros podcasters de Pol&Pop, debemos de dejar de habitar la bajona y alimentar la esperanza para salir de esta. No queda otra. Las pasiones tristes no mueven molinos, a no ser que seas @teruelano, Forestalia o director del INAGA. Y, posibilidades de ruptura ha habido, en precampaña, en campaña y las habrá en poscampaña. Lo hemos visto con la Canal Roya, lo estamos viendo con la movilización en contra del extractivismo y colonialismo renovable. De momento, los únicos actores políticos que se han mostrado capaces de alterar la agenda electoral y gubernamental del Lambanato.

Queda demostrado, pues, que este Oasis aragonés, de orden para los de arriba y desorden para las de abajo, sólo se rompe por el desborde y la movilización popular. ¡Vaya novedad, eh, Radio Monotes! Una larga travesía por el desierto que nos espera, no exenta de arenas movedizas y trampas romantizadoras de que “mil pies en las calles” bastan. “Donde estamos, hacemos que las cosas pasen y ahora está lloviendo”, fue una de las frases míticas de esta campaña que dejó Clemente Sánchez-Garnica, candidato PARista a la alcaldía de Zaragoza, en su minuto de oro en Aragón TV. Tomemos nota, por una vez, del adversario y, donde estemos, hagamos que pasen cosas, hagamos que llueva en mitad de esta sequía política que nos hastía. Votemos lo que votemos este domingo, atrevámonos a asaltar ese Oasis aragonés para las de abajo, sin perder ningún Daud por el camino.


En este especial toda la información del 28M en Aragón.

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