Producido y dirigido por Pablo Lozano, relata en apenas un cuarto de hora como el desarrollo masivo y desordenado de la energía eólica está causando un desastre ambiental sin precedentes con un significativo impacto negativo sobre la biodiversidad.
María y José Antonio son dos naturalistas que han decidido investigar qué está sucediendo y visitan semanalmente once aerogeneradores de grandes dimensiones que han instalado junto a su pueblo, contabilizando en tan solo 20 meses 640 víctimas entre aves y quirópteros.
Extrapolando estos datos a nivel peninsular, y de acuerdo a los datos de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), las cifras podrían ser inconmensurables, dado que en 2021 en el Estado español había 1.298 parques eólicos y 21.574 aerogeneradores instalados. Portugal, por su parte, y tal como refleja su Gobierno, totalizó cerca de 5.600 megavatios instalados en 2022, cifra no comparable a los más de 28.100 existentes en el Estado español un año antes.
Pablo Lozano es productor y director de documentales desde 2001. Ha realizado documentales sociales, etnográficos e históricos. pero en los últimos años se ha centrado en los documentales de naturaleza, principalmente en animales en peligro de extinción: ‘Salvar el Bucardo’, ‘Salvar el Quebrantahuesos’ y ‘Quixotes’.
Los tres han sido reconocidos con selecciones y premios en festivales de cine de todo el mundo.

Premiado en Ciudad Real
‘Quixotes’ pese a ser un cortometraje fue rodado a lo largo de un año y ha recibido hasta el momento más de 10 selecciones y ha obtenido el Premio al mejor cortometraje del Estado español en V Muestra Internacional de cortometraje solidario de Ciudad Real.
Pablo Lozano ha puesto en su canal de YouTube durante esta semana el documental que plasma la realidad de los parques eólicos.
“La cruda realidad que quieren ocultar, hace visible lo invisible, la gran mortalidad que están provocando los miles de aerogeneradores de toda España. El Gobierno de Aragón no hace nada por evitar esta masacre, no evita la instalación de estos aerogeneradores en zonas de alto valor ecológico”, denuncia el naturalista Jose Antonio Pinzolas.
Mientras tanto, miles de aves y murciélagos mueren entre sus aspas y ninguna multinacional energética se hace responsable de estas muertes: “Están matando un patrimonio que es de todos, y de no parar, podemos ver en unos años la extinción de varias especies que actualmente se encuentran en peligro”, añade Pinzolas.