El camino a casa está cerca: clamor en Bilbo en un nuevo ciclo "a favor de la paz, la convivencia y la resolución" 

Tras dos años de pandemia, la movilización anual de Sare por los derechos de las presas y los presos vascos ha vuelto a reunir a decenas de miles de personas en una convocatoria unitaria. Se abre una nueva etapa, con imagen renovada, dentro de un contexto diferente: el fin del alejamiento en un horizonte cercano pero con "la política de excepción aún vigente".

Decenas de miles de personas han vuelto a responder en Bilbo a la llamada de Sare y Bake Bidea | Foto: @sare_herritarra

El camino a casa está cerca (Etxera bidea gertu). Con este lema, decenas de miles de personas se han vuelto a manifestar en Bilbo en la cita anual por los derechos de las presas y los presos vascos impulsada por la red ciudadana Sare. Un clamor "en favor de la paz, la convivencia y la resolución" y por el fin de la política de excepción que "debe desaparecer de una vez por todas".

La manifestación de Sare, organizada junto al movimiento civil de Iparralde Bake Bidea (Camino de la paz), ha vuelto a dejar este sábado, 7 de enero, imágenes similares a las vistas en las citas previas a la pandemia, tras dos años de movilización descentralizada en los pueblos. Así una gigantesca marea humana ha llenado de nuevo las calles de Bilbo "de dignidad, de esperanza y de exigencia de respeto a los derechos humanos cuya vulneración afecta a los presos y presas vascas y a sus familias".

La marcha ha comenzado a las 17.00 horas desde La Casilla con un irrintzi. A esa hora ya se había cumplido uno de los retos del día, abarrotar los 850 metros de la calle Autonomía, principal arteria por donde ha transcurrido la movilización. Una gran lona con los lemas "Stop medidas de excepción, Return, Retour, Etxera" ha acompañado la movilización, encabezada por la pancarta principal con el lema de este año con Joseba Azkarraga, Bego Atxa -portavoces de Sare-, Anaiz Funosas -presidenta de Bake Bidea-, Rosa Rodero -viuda del sargento de la Ertzaintza Joseba Goikoetxea, asesinado por ETA en 1993- y el músico y artista Fermin Muguruza, entre otras personas, al frente. Atravesando la plaza Zabalburu, donde ha habido varias intervenciones musicales, ha recorrido otros 1.300 metros para llegar hasta las puertas del Ayuntamiento de la capital vizcaína, su final habitual. La cabecera alcanzaba este punto cerca de las 18.30, mientras la cola continuaba por la mitad de Autonomía. Según ha informado Naiz, la manifestación ha ocupado algo más tres cuartos del recorrido total.

La manifestación de Sare ha contado con un amplio respaldo de representantes de la cultura y la sociedad vasca. También de partidos como EH Bildu y de los sindicatos ELA, LAB, UGT, Steilas, ESK, EHNE, Etxalde, Hiru, CNT y CGT, que se han adherido a la movilización. PNV y CCOO han demandado "el fin de la excepcionalidad" pero no han acudido a la marcha de Bilbo. Sí han estado representantes de Elkarrekin Podemos a título individual. También han participado delegaciones de Galiza, con el BNG; de Països Catalans, con representantes de ERC, CUP, Junts, ANC y Òmnium; y personas llegadas desde Aragón, Asturies, Andalucía y Madrid, así como activistas del Rif.

La cita de este sábado, que ni el viento ni la lluvia se han querido perder, ha sido "un grito unitario", una potente fotografía que sirve para reivindicar "el camino que nos falta para alcanzar nuestros objetivos", y cuya solución "depende del empuje de las mayorías políticas y sindicales vascas, pero también y fundamentalmente, de la movilización social", han subrayado desde Sare.

"La política de excepción sigue vigente"

La convocatoria de Sare llega en un contexto diferente, inmersa en el proceso hacia el fin del alejamiento que esperan para este 2023. Una política que empezó a aplicarse hace ya 34 largos años, en 1988. En la actualidad, el 92% de presos y presas vascas (147) están cumpliendo condena en cárceles de Euskal Herria, casi la mitad en Zaballa (66). 19 continúan en cárceles francesas y españolas -los más alejados en Madrid-. En la prisión aragonesa de Zuera, por la que han pasado un centenar de presos vascos, ya no queda ninguno.

Mirando por el retrovisor, han recordado que cuando en 2014 nació la red ciudadana Sare "sabíamos que los retos que nos poníamos iban a ser difíciles. Que nos enfrentábamos a obstáculos importantes, fundamentalmente defendidos por quienes no quieren que las cosas cambien. Por quienes están empeñados en mantener que nada ha cambiado o incluso de aquellos que se empeñan en decir que ETA continua existiendo". "Pues bien. Hoy, estamos, ojalá, a las puertas de poner fin a una de las vulneraciones de derechos que durante décadas se ha cebado en los presos y presas vascas y en sus familias. La política de alejamiento. Es una etapa ganada entre todas y todos, que ha costado mucho sufrimiento", han remarcado.

No obstante, "aunque hemos conseguido avanzar y quitarnos mucho peso de encima, estando la mayoría de los presos y presas en Euskal Herria, la política de excepción sigue vigente", han señalado desde Sare, sus portavoces Joseba Azkarraga y Bego Atxa. "Un día sí y otro también nos encontramos con decisiones judiciales que buscan confrontar con la mayoría de la sociedad vasca, que quiere fórmulas legales para superar esta situación", subrayaba el propio Azkarraga en una entrevista con Naiz en vísperas de la manifestación. Por ello, reivindican "una vía libre de trabas", que "se dejen de retorcer las leyes" y que "el poder judicial deje de lado el odio, la revancha y la venganza", para exigir que "los cambios de grado y los permisos penitenciarios se apliquen sin excepciones". "En definitiva, que se cumpla la ley", han incidido.

En este sentido, han recordado que un 64% del colectivo de presas y presos vascos (110 personas) han cumplido la mitad de su condena, el requisito principal para acceder al tercer grado contando con informes técnicos favorables. "Con los criterios legales en la mano, según lo que indica el artículo 36 del Código Penal, deberían ser hasta 110 los presos y presas en este régimen de semilibertad. Pero hasta ahora, solo han sido aceptados 32 terceros grados y de ellos 21 han sido recurridos y seis ya revocados", han lamentado desde Sare.

Nueva etapa, nueva imagen

Tras sumar un nuevo éxito con la movilización de este sábado, a partir de este 7 de enero, Sare pondrá sus esfuerzos "en conseguir la aplicación de una política penitenciaria ordinaria, que destierre para siempre la excepcionalidad que se ha venido aplicando hasta el momento". "No queremos confrontar innecesariamente con nadie, pero no vamos a permanecer inmóviles mientras estas vulneraciones continúan produciéndose. Ahora nos toca la etapa más importante, traerlos a casa. Este será nuestro objetivo y, para conseguirlo, volveremos a llamar a la sociedad vasca", han añadido.

Se abre así una nueva etapa. Y con ella han creado un nuevo símbolo que ilustra la proximidad del fin de la política de alejamiento, "para hacer realidad el mensaje 'Etxera bidea gertu' ('El camino a casa está cerca'), para hacer realidad la vuelta de las y los presos vascos". En esta nueva imagen desaparece el icónico mapa de Euskal Herria, creado hace 28 años en Hernani, y "que ya no necesitamos", pero se mantienen las flechas apuntando entre sí, "que nos marcan el camino". Y una palabra: "Etxera" ("A casa").

La nueva imagen para reclamar la vuelta a casa de las y los presos vascos, presente en la movilización de Bilbo | Foto: @sare_herritarra

El nuevo diseño fue presentado el pasado 3 de enero en un acto público en Donostia organizado por Sare y Etxerat -colectivo de familiares de personas presas, exiliadas y deportadas-, en el que 40 personalidades de diferentes ámbitos sociales y culturales de Euskal Herria se unieron para mostrar su compromiso con este nuevo camino. Desde la actriz Itziar Ituño y el actor Ramón Agirre, a deportistas como Mikel Aranburu o Lur Errekondo, pasando por los músicos Pello Armendariz y Josu Txapartegi, la la escritora y activista feminista Kattalin Miner, y los abogados Iñaki Lasagabaster y Amaia Izko, entre otras.

En la entrevista con Naiz, Azkarraga destacaba que es "la imagen de un nuevo tiempo". "Hagamos el camino de vuelta a casa, exigiendo el cumplimiento de la legalidad penitenciaria; a estas personas no se les puede negar lo que se aplica a cualquier otro preso", añadía para poner en valor que "hay tres patas en todo esto: diálogo con todos, sobre todo con los que piensan muy diferente a nosotros; respeto a todas las víctimas de todas las violencias; y movilización-movilización-movilización, porque si los estados y los gobiernos no se mueven, hay que moverlos, y se les mueve desde la calle".

Azkarraga finalizaba recordando las palabras de Rosa Rodero. "Una frase que recoge fielmente esa sensación generalizada; ella dice que no quiere que sus hijos e hijas o nietos y nietas reciban una sociedad tan confrontada como la que recibimos nosotros. Se trata de eso, de reconstruir todos los puentes que hemos ido volando", y es eso lo que ha hecho que las calles de Bilbo se llenen otra vez, "porque estamos impulsando derechos humanos y convivencia".

"Hagamos el camino, todas y todos juntos"

'Avanzando hacia la convivencia'. Acto previo a la movilización de la tarde | Foto: @sare_herritarra

Precisamente, Rosa Rodero ha sido una de las cinco mujeres que ha puesto su voz en el acto 'Avanzando hacia la convivencia', desarrollado este mismo sábado en Bilbo, en el Palacio Euskalduna, como previa a la gran movilización de la tarde. Una mesa de diálogo promovida por Sare en la que también han estado presentes Irantzu Benito, víctima de la política carcelaria; Mari Nieves Díaz, madre de la presa Iratxe Sorzabal que denunció torturas; Tamara Muruetagoiena, hija de Esteban Muruetagoiena, muerto a consecuencia de las torturas; y por videoconferencia Rosa Lluch, hija de Ernest Lluch, asesinado por ETA. Mujeres víctimas de las distintas violencias a las que "se les han impuesto demasiados silencios".

Un acto "enriquecedor y conmovedor", como lo ha descrito Sare donde se han escuchado "importantes y necesarios testimonios", porque "no podremos construir la convivencia sin tener empatía con quienes han sido víctimas directas de la violencia, sin escucharlas ni comprenderlas".

Desde la red ciudadana han subrayado que "la utopía es nuestro sueño". "¿Por qué no soñar con un futuro mejor para nuestros hijos y nietos? ¿Por qué no soñar que la convivencia entre personas que han estado enfrentadas durante décadas se resolverá?", se han preguntado.

Sare ha dejado una reflexión final: "Es un error insistir en aceptar un solo relato de las violaciones de derechos que se han producido. De esa manera, fracasaremos. Este país está formado y construido por todas las formas de pensar. Siempre habrá memorias y narrativas, en plural, a partir de las organizaciones políticas, sociales y nacionales existentes y sus experiencias colectivas. Pero es posible que pueda tener algunos puntos comunes verificados. Nos esforzaremos por eso". Y también ha lanzado una invitación: "Hagamos el camino, todas y todos juntos".

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