10 de julio de 2021
Con nuestras bicis preparadas y alforjas cargadas, empezamos el día con un desayuno sano y nutritivo en el Supermercado Cooperativo A Vecinal. Una decena de personas nos juntamos a las 7:00 horas y con ellas compartimos esas emociones que nos recorrían el cuerpo: alegría, ilusión, emoción, nervios y, sobre todo, gratitud. Esas diez personas representaban a la comunidad de Biela y Tierra porque sin ellas y sus apoyos, sin vosotras, sin las iniciativas, Biela y Tierra no sería posible. Bien desayunadas y con nuestras bicis preparadas nos dirigimos a la estación de tren de Goya. Este año quisimos salir de Zaragoza en tren para reivindicar dos temas candentes: la importancia de mantener el ferrocarril en los pueblos y las dificultades de combinar bici más tren, la manera de viajar más sostenible. El movimiento #AragonNoPierdasTuTren reivindica el tren como eje vertebrador “que construye nuestro territorio, seguiremos defendiendo que la frecuencia de los trenes se adapte a nuestras necesidades y no al revés, seguiremos defendiendo mejores infraestructuras, mejor accesibilidad y más paradas”.
Llegamos a Calamocha para encontrarnos con Lali, una barcelonesa que llegó con su familia en 2008 a la Comarca del Jiloca a través de un programa de nuevos pobladores huyendo del precio de la vivienda desmedida de la capital catalana. Las personas que llegaban debían hacerlo con un proyecto de vida. Ricardo, el marido de Lali, tenía un herbolario artesano con el que participaba en ferias. Desde El Herbario de Jaca le propusieron participar en la RESECOM, un proyecto Life de seguimiento para especies de flora y hábitats amenazadas. Comenzó cuando descubrió sus primeras orquídeas silvestres, la Orchis papilionacea. “Aquellos días los recuerdos que tengo son de muchos nervios y mi pensamiento era cómo voy a colaborar yo con el herbario si no tengo ni idea de botánica. Pero sí, lo hice y sigo con ello”. A lo largo de todos estos años todos sus descubrimientos y avances los comunica a través de su web Mi Herbario del Jiloca. Con su trabajo de hormiga, se ha convertido en una reconocida botánica especialista en la flora de la Comarca del Jiloca. Actualmente está inmersa en la Guía de la Flora de la cuenca de Gallocanta. De las 1170 especies que hay registradas, ella tiene identificadas y localizadas 900. En el 2008 publicó su primer artículo científico en la Revista Flora Montiberica , número 70, “Aportaciones a la flora de la cuenca endorreica de la laguna de Gallocanta” como única autora y, de hecho, es la única mujer que aparece en ese número de la revista.
La madre de Lali, Roser, es ceramista y una mujer tremendamente vital. Aún hoy con 87 años mantiene abierto el taller y la academia para enseñar cerámica en el barrio. Y además es bloguera a través de su web de poesía Engrunes literàries.

11 de julio del 2021, Burbáguena
Nos juntamos en Burbáguena para hacer una de las cosas que más nos gusta: la comunicación cara a cara a través de un Taller de Huella Ecológica. Este taller se llevó a cabo gracias al ADRI Jiloca Gallocanta. Silvia, licenciada en geografía y especialista en desarrollo rural, es técnica en esta asociación y volvió al pueblo de su madre, Concha, hace 5 años. En el pueblo tienes que espabilarte y te ofrece la oportunidad de ser más soberana sobre tus necesidades: hacerte la leña, cultivar un huerto, criar gallinas, e incluso, si necesitas comedor y actividades extraescolares para tus hijos, montar una asociación de familias para conciliar la vida. Nos decía Silvia “con lo que algunas personas se gastan en un coche yo aquí tengo mi casa, sin depender de hipotecas. Eso es calidad de vida por la soberanía que nos ofrece lo rural”.
Puri, Berna, Ana y Sandra fueron a Presura, la feria nacional para la repoblación de la España rural. Y pensaron “esto nosotras también lo podemos hacer”. Hartas del tono victimista que ponía el foco en lo que limitaba a los pueblos, ellas querían cambiar el discurso. “Vamos a dar una imagen real de la vida en nuestro pueblo”. Se sentían cosmopueblitas “somos gente de pueblo pero que a la vez necesitamos salir, viajar, cultura”. Decidieron hacer la feria Cosmopueblita en el 2019 y, la primera edición, dedicarla expresamente a la mujer rural. “Basta ya de pensar que las mujeres están metidas en la cueva”. La feria se realizó a través del grupo de acción local ADRI Jiloca Gallocanta gracias al proyecto de cooperación Red SSPA, áreas escasamente pobladas del sur de Europa. En Burbáguena hace más de 20 años que la Asociación Burbaca organiza una semana cultural con la participación de los artistas locales, que no son pocos: Carlos Galindo, padre e hijo, Raquel Rodrigo, Chepe Pardos, Inma Pardos, Enrique Villagrasa, Simeón Martín, Begoña Fidalgo, etc., y, por supuesto, el gran José Azul.
José Azul salió de Burbáguena con 16 años para trabajar en un bar de Teruel. Cuando ves sus esculturas no puedes evitar sonreír y pensar ¡Qué tío más bueno! por la creatividad a la hora de utilizar los materiales y conectar formas y por la belleza de cada pieza. “Yo no me metí en este oficio para pensar, sino para hacer cosas bonitas” nos decía. Encontramos sus obras por muchos puntos de nuestra geografía: tortuga en Albero Bajo, hormigón azul, araña de la acequia, peces en Utebo, cola de la ballena en Burbáguena, en un futuro próximo estará la cápsula del tiempo en el pantano de Lechago, un ojo para mirar al futuro en homenaje a la batalla de Cutanda, premio chopo cabecero, premios de la música aragonesa, y en sus obras también trata temas de actualidad como la COVID-19 o reivindicativos como la lucha contra la violencia de género. Desde 2012 posee un taller de forja portátil con el que realiza talleres, demostraciones y exhibiciones acercando su arte a vecinas y vecinos de los pueblos. Para José es importante acercar el arte y la escultura a todo el mundo. Un ejemplo de ello son los talleres que realiza con peques y no tan peques arañas bombilla.
Las esculturas de José Azul maravillan a quien las ve. “Yo he participado en todo: encuentros, exposiciones, presentaciones, eventos… Movía mis esculturas porque sabía que si las veía mucha gente iba a vender”. La obra de José se encuentra también en muchas casas. Él desea que el arte sea accesible para todas y por eso los precios de sus obras están adaptados a todos los bolsillos. Muestra de esto es que en Zaragoza hay más de 2000 piezas decorando rincones de particulares.
Conocimos también a Laura, Guille, Farlet, María, Ana y por supuesto, a Vicente, pastor, jotero y actualmente maestro hortelano que a sus 94 años sigue con la azada trabajando la tierra y cantando jotas en el bar. También vimos a Charo que nos dijo “yo soy pariente de todo el pueblo. Aquí todos nos conocemos”. Estuvimos charlando con Adrián de Báguena que desde hace poquito tiene 60 vacas de raza casina. Toda esta gente vive aquí todos los días. Nosotras le decíamos a José “sois un pueblo de artistas” y él añadía “es una pena que no vivan aquí”.

13 de julio del 2021, Blancas
Azafrán La Carrasca nace de la familia Esteban-Sánchez. José Antonio, hijo de pastor, nació en Blancas. Con 9 años, gracias a una beca, se fue a estudiar interno a Teruel por la insistencia de su madre “hijo, para que tengas un futuro mejor”. Estando en Novelda, Alicante, fue consciente de la cantidad de trabajo que genera el azafrán en esa zona, sin ser productores y comercializando mayoritariamente azafrán de otros países. “Me di cuenta de lo desagradecidos que habíamos sido en nuestras comarcas con el azafrán cuando habíamos sido uno de los principales productores del mundo”. Al volver a vivir a Teruel, en 2005, fue a buscar cebollas (los bulbos de azafrán) a Villalba donde, por suerte, aún conservaban algunos en una huerta. Plantó 500 m2. En aquel momento reflexionaba “si fuéramos capaces de recuperar el cultivo y hacer algo parecido a lo que hacen allí, se podría fijar población en los pueblos, generar trabajo y ofrecer que nuestra gente joven se quede aquí”. Y así ha sido con su hijo Carlos.
Carlos no conocía nada del mundo del azafrán y cuando vio las posibilidades que ofrecía decidió estudiar un grado superior de comercio internacional e incorporarse al proyecto. Esos 500 m2 pasaron a las 4 hectáreas que cultivan actualmente, todo en ecológico. El único de Aragón. Tienen dos líneas: certificado en ecológico de su propia producción y el azafrán tradicional que compran a pequeños productores de la zona para comercializarlo todo junto.
Otro de sus puntos fuertes es la diversificación. El azafrán es un potenciador del sabor, por ello, han decidido combinarlo con: chocolate, aceite, licor, agua de mar, longaniza, queso, etc. Nos han llamado la atención las cápsulas de La Carrasca Anímate que utilizan Crocus sativus (azafrán) como antidepresivo natural.
Casi todo el trabajo del azafrán es manual, las briznas se extraen de la rosa y se deben tostar para poder conservarse bien. “Para Santa Teresa, la rosa en la mesa”, recuerda José Antonio. Carlos ha tenido que aprender todo desde cero: cómo se reproducen las cebollas, cuánta agua necesitan, cómo se esbrizna... “Cuando venían a ayudarnos los mayores recogían y esbriznaban dos veces más rápido”. Su abuelo Juan José estuvo con ellos al pie del cañón hasta los 82 años y miraba orgulloso la recuperación del azafrán en su pueblo.
En Blancas también Ruth y Lorena llevan a cabo Lecciones en conserva, un proyecto audiovisual de dinamización rural, para la conservación y difusión del patrimonio inmaterial de Blancas. Ruth nos explicó: “queremos ser quien enseñe con orgullo lo que saben nuestros mayores. Como un coaching rural: se pagan millonadas a gente para que nos cuente cómo debemos vivir, y tu abuela te lo lleva diciendo toda la vida”. “Empezamos grabando con el móvil porque las personas mayores se van yendo y nosotras queremos guardar toda esa sabiduría” añadió Lorena. “Al principio lo hacíamos para poner en valor lo que sabía la gente, pero la gente se dejaba grabar por hacernos un favor” se reían.
Conforme ha pasado el tiempo y la gente ha ido viendo el resultado, las han empezado a valorar. Lorena es diseñadora gráfica y audiovisual y Ruth es ingeniera en diseño industrial. Cada una tiene sus ocupaciones, “hacemos un dream team”, se complementan. Para consolidar el proyecto participaron en Made in Rural, impulsado por la plataforma Jóvenes Dinamizadores Rurales. En cada edición, 3 de los proyectos reciben una recompensa económica. En el 2019, Lecciones en conserva y nuestras amigas de Cave Cane fueron premiadas.
El trabajo de Lecciones en conserva y de Azafrán La Carrasca tiene dos cosas en común: recuperan algo perdido en el pueblo y, ahora con la COVID dos jóvenes se han instalado allí, Ruth y Carlos. Hablando de las dificultades, nos cuenta Ruth que llegar a un pueblo, sin ninguna vinculación, no es socialmente fácil “es importante no solo hacer que la gente venga, sino también que la gente no se vaya”.

Toda la info sobre la segunda ruta de Biela y Tierra en AraInfo