Las organizaciones ecologistas Ansar, Amigos de la Tierra Aragón y Ecologistas en Acción Zaragoza han envidado un escrito a la concejala de Servicios Públicos Natalia Chueca en el que manifiestan su crítica ante el Proyecto “El bosque de los zaragozanos”.
Dichos colectivos manifiestan que “siempre han defendido el arbolado urbano, con sus múltiples funciones ambientales y de calidad de vida”, pero a la vez “que el Ayuntamiento -de Zaragoza- plantea este Proyecto de repoblación sin proteger el arbolado existente con reiteradas infracciones de la propia Ordenanza Municipal de Arbolado Urbano (podas abusivas o inapropiadas, talas injustificadas, falta de protección durante las obras etc.)”.
A la vez que contemplan “cómo se pierden oportunidades de generar espacios de sombra tan necesarios en una ciudad con la meteorología de Zaragoza y la situación de calentamiento global actual, tal como ha ocurrido en las remodelaciones de Plaza Salamero y Plaza Santa Engracia. Asimismo, en pocos meses, y solo en el término municipal de Zaragoza se han eliminado cientos de árboles en soto de Alfocea, Peñaflor y en el paraje del soto de Villarroya. Todos los árboles que planten los escolares zaragozanos en este otoño, no restituirán ni en cantidad ni en calidad biológica los sotos eliminados”, enfatizan.
Por otro lado, consideran que “plantearse la cifra de 700.000 árboles, uno por habitante, no corresponde a un cálculo basado en criterios científicos y objetivos de acuerdo a cuál es la situación de partida, cuáles son las emisiones de CO2 en la ciudad y, en ese caso, cuánto CO2 se quiere fijar y cuántos árboles y de qué tipo se necesitarían”, y aseguran que para su crítica “se apoyan en numerosos estudios científicos actuales en los que se indica que el efecto de absorción de CO2 por los árboles es complejo y que la eficiencia de los bosques para evitar el calentamiento global cada vez es más cuestionada por la comunidad científica requiriendo un análisis pormenorizado en cada lugar, no debiendo generalizar y realizar cálculos simplificados”.
“El entorno natural de Zaragoza es hábitat de especies amenazadas y protegidas legalmente que están viendo reducir sus poblaciones, en Aragón especialmente, debido principalmente a la destrucción directa de sus hábitats o a la fragmentación de los mismos por el desarrollo de infraestructuras diversas y desarrollos urbanísticos. Dichas especies necesitan de grandes espacios abiertos, incompatibles con la instalación de arbolado, y dependen del hábitat en mosaico de cultivo cerealista y estepa herbácea o arbustiva”, detallan.
Finalmente, manifiestan que están dispuestos “a colaborar en la puesta en marcha de medidas tan necesarias como urgentes en una situación de crisis climática como la actual”, pero demandan “el desarrollo de un proceso de participación que permita poder opinar desde el momento inicial y al que se dé respuesta del resultado del mismo”. En esta línea destacan que “tras haber participado en el diseño de diferentes estrategias como el Plan Director de la Infraestructura Verde aprobado en 2017” no han recibido ninguna información sobre las acciones aprobadas en el mismo, al igual que con el Plan Especial de la Estepa paralizado desde 2015 tras su aprobación inicial y sin que se les haya dado respuesta a las alegaciones planteadas.
