Biela y tierra continuó pedaleando desde Oviedo al concejo de Siero. Una zona de montañas no muy altas, de pastos y ríos que conforman un paisaje de mosaico de colores y formas. Al lado del río Noreña se encuentra Casería La Madera. Allí, la familia Blanco Cueva decidió seguir con la ganadería familiar de La Madera. Carmen e Higinio, progenitores de Juan y Francisco, en 1990 convirtieron su ganadería en ecológica, una iniciativa entonces inédita en la región. Merche, la mujer de Juan se unió al equipo desde el primer momento aportando sus conocimientos, energía y sentido común. Nacía así Casería La Madera, que utiliza la leche de las vacas criadas de manera ecológica para preparar postres de elaboración tradicional.
Juan y Francisco, 30 años después, siguen con el manejo en ecológico de la ganadería y elaboran productos de altísima calidad con ella: arroz con leche y yogures. Las vacas son de la raza Frisona. Inés, Morena, Tambora, Candi, Rebeca, Copito, Pinta, Olga y Telma proveen de leche de excepcional calidad para la elaboración de postres artesanos y ecológicos. En especial, el arroz con leche ecológico, receta de su abuela Luz Divina, madre de Higinio, es un suculento plato con sabor a leche “de verdad” y una textura cálida que se deshace en la boca. Los yogures son ecológicos y de varios sabores: natural, de avellana, fresa, vainilla, naranja y miel.
El manejo de las vacas es completamente extensivo. Esto significa que las vacas están paciendo en el campo en todo momento excepto en los momentos de “cata” u ordeño. Las vacas son animales de rutinas. Las ordeñan dos veces cada día siempre a la misma hora: a las 7 de la mañana y a las 7 de la tarde. El ordeño es todo un ritual en el que las vacas están tranquilas, cada una en su lugar, esperando a su turno mientras comen hierba fresca que Juan les va sirviendo. Francisco se encarga de ir llamando a las vacas para ordeñarlas y ellas acuden a su ritmo, sin prisas. Al terminar, vuelven tranquilamente al prado para seguir paciendo. Cuando son madres, los terneros siguen con ellas mamando hasta que han cumplido casi un año. Ya están fuertes y sanos para seguir su camino. Eso sí, se establece un vínculo de unión entre madre e hija que se nota en todo momento: pacen, caminan y se ordeñan una al lado de la otra.
Las vacas y los terneros gozan de muy buena salud, no están estresados y casi no requieren de tratamientos veterinarios. En el caso de los animales para leche esto es muy importante ya que en la leche se acumulan gran cantidad de las sustancias tóxicas y antibióticos que les suministremos. Las vacas lecheras de producción intensiva convencional suelen estar la mayor parte de su vida estabuladas con muy poco espacio para poder moverse (5 m2 ya se considera espacio suficiente para una vaca de más de 500 kg). Y claro, estas condiciones generan estrés y hace que enfermen más fácilmente. Se habla de manejo intensivo en el que la prioridad es que cada vaca produzca la máxima cantidad de leche. Así es que a los 5 años ya se considera que las vacas están viejas y se suelen retirar. En cambio, las vacas de Casería la Madera siguen dando leche y viviendo con el rebaño muchos más, alrededor de 15 años. La leche de sus vacas pasa por un proceso de pasteurización. Juan les contó que “la única leche que deberíamos beber debería ser leche fresca pasteurizada, calentada 15 s a 72ºC ya que esta leche conserva todas las propiedades”. La leche que se vende en brick ha pasado un proceso de UHT con el que se acaba con toda la carga microbiana, con las vitaminas del grupo B y A y los azúcares sufren un proceso de caramelización dando lugar a cambios en el olor, color y sabor.
Hace años, la manera tradicional era tener entre 5 y 10 vacas en cada familia. La leche se aprovechaba para casa y para venta. Eran numerosos los camiones que pasaban recogiendo leche por todos los pueblos. Cada vez está más difícil la venta para las ganaderías de leche. Las empresas lecheras han dejado de recoger la leche de pequeñas estas ganaderías. Dicen que “no es rentable”. Les piden un mínimo de litros para pasar a recoger su leche. Ya no se puede tener unas pocas vacas, se busca su industrialización. Si quieren seguir en el mercado, las ganaderías han de aumentar el número de vacas y la leche que producen, velando solo por la rentabilidad. Además, los precios de la leche están marcados por las centrales lecheras. Son precios vergonzosos que aprietan a los productores y hacen que la ganadería de leche sea inviable. Las grandes centrales monopolizan los precios. Ganaderos y ganaderas tienen las manos atadas ante esta situación.
Francisco y Juan, están reduciendo el número de vacas lecheras para poco a poco dejarlo. Llevar el rebaño y elaborar los postres es demasiado trabajo. Han decido que comprarán la leche ecológica a otra ganadería para elaborar sus deliciosos postres. Sin embargo, están iniciando una nueva aventura: criar bueyes de madre frisona y padre asturiano de las montañas. Unos bueyes enormes que seguro darán una carne deliciosa. Seguirán adelante con la casa de turismo rural Trébol 4 Hojas. Hace ya años convirtieron y adaptaron la casa en la que nació Carmen en un pequeño paraíso.
Continuaron hasta la iniciativa que conocieron en Varé, en el concejo de Siero, entre Xixón y Oviedo: Quesu de Varé. Gustavo se encarga de repartir los pedidos por Asturies, mientras su madre, Anita, en la quesería, elabora los quesos y yogures de manera artesanal y de producción ecológica. La quesería, por dentro, es sinónimo de limpieza por todos lados, y Anita, dulce y dicharachera, les explicó todos sus secretos.
Valentín, albañil de profesión, hace 26 años decidió dar un giro a su vida y su familia le acompañó en la idea, pensó que hacer queso de cabra en Asturies sería una interesante idea para seguir ligado a la tierra y aprovechar los recursos de la zona de Siero de donde era oriundo. Se lo comentó a su mujer, Anita le preguntó “¿pero quién va a hacer el queso?”, “¡pues tú!” le respondió Valentín sin inmutarse. Y fue un acierto porque Anita ha resultado tener una excelente mano para los quesos.
Anita es hoy la maestra quesera. Aprendió poco a poco, con mucha dedicación. «En la vida había hecho un queso», confesó. Primero hizo un curso profesional, después siguió formándose con las queserías murcianas y por fin se animaron a traer 25 cabras de Murcia, raza murciana granaína, para ver si se adaptaban al campo asturiano. Aquellas 25 cabras son hoy más de 215 cabezas de ganado. «Cada cabra da litro y medio de leche, y necesitas ocho litros de leche para hacer un queso». Un queso de elaboración artesanal.
Más allá del cariño con el que se hacen los quesos, el éxito del Quesu de Varé está en la alimentación de los animales, totalmente natural. La importancia que le dan al bienestar de sus cabras les permite elaborar delicioso queso de leche cruda y pasteurizada. El Quesu de cabra de Varé ha ganado muchísimos premios: Premios Molde, Cincho de Oro, Premios TABEFE Fuerteventura – FEAGA, Concurso Internacional Día del Agricultor, Feria de la Ascensión, etc. Cuenta Gustavo que al final dejaron de presentarse a concursos. Valentín, Anita y Gustavo fueron las primeras personas en atreverse a hacer y comercializar queso de cabra en Asturies.
Emprendieron otra encomienda con el queso de vaca esta vez sí, ecológico. De nuevo, fueron pioneros en producir queso de vaca ecológico en Asturies, en 2002. La leche de vaca ecológica se la suministra Alejandro Calleja, ganadero de Nava. Visitaron y conocieron sus 35 vacas frisonas, 21 de ellas en producción ecológica de leche. En 1920 empezaron con las vacas lecheras sus abuelos, después siguió su tío Aquilino y en 1998 cogió el relevo Alejandro. En 1999 lo tuvo claro, “el camino era en ecológico. Producción en base a pastos”. Cuando decidió no tener estabuladas las vacas, ni siquiera por la noche, los paisanos se reían de él. Alejandro apostó por utilizar el sistema de manejo basado en el pastoreo de los tambos de Nueva Zelanda. Esto significa que divide las fincas de pasto en pequeñas parcelas de 0,5 hectáreas y las vacas van pastando con rotación diaria. Vende toda la leche a Queso Ovín, Asturcilla y Quesu de Varé. Cansado del control y monopolio que ejercen las grandes lecheras decidió salir y vender su producto exclusivamente a pequeños proyectos locales de transformación. Actualmente los costes de producción en convencional están en torno a 25 cts/l y las grandes empresas compran la leche entre 28-30 cts/l. Este sistema es totalmente insostenible para los ganaderos que poco a poco van desapareciendo. Y entonces, ¿de dónde viene nuestra leche? No permitir estas prácticas éticamente cuestionables debería ser una prioridad para la administración. Como consumidoras tenemos la responsabilidad de denunciar públicamente esta situación y exigir que podamos tener acceso a leche de calidad que no esté controlada por las grandes lecheras.
“La materia prima es esencial para elaborar cualquier queso. No habría buen queso si no hay buena leche, y no hay buena leche si no se controla el cuidado y la alimentación de sus animales.” -Dijo Gustavo. “Para hacer un buen queso, has de conocer lo que está pasando en cada momento” explicó Anita. “Como es un proceso vivo varía en función de las estaciones. No es lo mismo hacer queso en verano que en invierno”.
La última novedad en la familia fue empezar a producir yogures tanto de cabra como de vaca. Teniendo la leche, ampliar los productos que ofrecían era sencillo y allí se lanzaron. Los yogures, al igual que el queso, son de muy alta calidad.
Tocó lluvia y “orbayu” que las dejaron empapadas y llegaron a El Noceu, finca que formaron Quili y Lauden en 2003. Allí las esperaban Dulia, Paula, Antón, Christian y Vanesa que, a día de hoy, son quienes han cogido el relevo de la finca.
El Noceu es muchas cosas a la vez: es huerta, es pomarada (campos de manzanos para sidra), es frutales, es sidra, es tienda… Es una apuesta por el mundo rural vivo destacando la diversificación del proyecto centrado en agricultura ecológica y venta directa. El Noceu fue fundado por Laude y Quili con la idea de producir hortalizas y sidra ecológicas y accesibles a todo el mundo. En 1999 Laude y Quili empezaron a dar vuelta a la idea de “volver a los orígenes”. Laude trabajaba en una tienda en Oviedo y Quili estaba jubilado. Quili siempre ha estado ligado a la lucha obrera. Estaban preocupados por la pérdida de los saberes campesinos y tenían el objetivo de “dar a conocer un referente económico ecológico que no era una utopía, que era real”. Quili tenía dinero y Laude tenía las tierras de su familia así que… ¿Por qué no crear “un proyecto en ecológico y venta directa con el cliente”? Lo tenían claro “queríamos que nuestros productos llegasen a todos. Queríamos que llegasen a los obreros, que es de donde venimos”. Mucha gente les decía “con ese dinero, ¿por qué no compráis unos pisos, los alquiláis y dedicáis vuestra jubilación a estar tranquilos y viajar”. Eso no entraba en los planes de Laude y Quili, necesitaban algo que aportara a la sociedad y a sus vidas. Así nació El Noceu. Santiago y Longina fueron sus maestras y apoyo incondicional.
La finca de El Noceu es grande: cultivan 1 hectárea de hortalizas de temporada y frutales de mesa con frutos rojos, cerezas, peras, manzanas, ciruelas, kiwis y nueces. Tienen diversas variedades de peras (conferencia, champion y de agua), de ciruelas (claudia, japonesa, boba y collon de fraile) y también de manzanas que fueron seleccionadas por el SERIDA. Las diferentes variedades les permiten una producción escalonada en el tiempo y así poder ofrecer en el mercado y en la tienda fruta durante un período más amplio. Tienen casi 2 hectáreas de pomaradas distribuídas en dos campos. Con variedades de manzana de sidra tradicionales: solarina, panquerina, carrió, raxao, ernestina, durona de tresali, regona, y de la riega. Hay catalogadas 3.000 variedades de manzanas en Asturies. Para hacer una buena sidra es necesaria la máxima variedad de tipos de manzana, mezclar manzana ácida, dulce, amarga y amargo-dulce. También es interesante que haya manzanas que proceden de suelos diferentes. Todo esto favorece que los diferentes componentes de la sidra y que los procesos de fermentación alcohólica y maloláctica se equilibren. El sistema de elaboración de sidra en El Noceu es 100% artesanal y tradicional. No incorporan agentes externos para controlar las bacterias y los únicos sulfitos que se utilizan son los que existen de manera natural en las manzanas. La elaboración de sidra comienza a mediados de octubre cuando tras recoger las manzanas se prensan, esto se llama mayar y se realiza en el llagar. El zumo se deja fermentar en cubas de madera de castaño y en enero-febrero se trasiega, se cambia de cuba para eliminar la madre que se ha ido formando.
En El Noceu venden todos sus productos directamente a sus consumidores, los lunes por la tarde se abre la tienda en la propia finca y el martes por la tarde van al mercado de la Pola de Siero. El resto de días de la semana por encargo en la huerta, con una llamada también se puede recoger en la finca. “La venta directa es importante porque conoces a quien come lo que cultivas” Paula cuenta “cuando estoy en la huerta pienso en los clientes y pienso, esto para Zutana, esto para Mengano. Y los clientes a parte de conocernos a nosotros, conocen la finca. Y aparte evitas intermediarios porque para pequeños proyectos como el nuestro es fundamental para intentar sobrevivir, subsistir. Y nos gusta mucho la forma de venta pública, del mercado, porque es una forma de que nuestros productos lleguen a todo el mundo. Y esto es una parte importante de la filosofía de El Noceu”.
Una reflexión de Paula les removió el corazón “para mí uno de los momentos más fundamentales de dar el paso, de reencontrarme conmigo misma, fue viajando por Nicaragua en la selva de Bosawás, y allí estuvimos con los indígenas mayangnas. Allí tú piensas qué puede ser la selva, qué vida pueden tener los indígenas, cómo de diferente puede ser aquello. Y en verdad fue cuando pensé, y me reencontré, y me di cuenta de que los indígenas son mis abuelitos, mi familia. Son los indígenas de mi tierra y yo quiero parecerme a ellos, quiero vivir una vida parecida a ellos.” Paula y Antón lo tenían claro, la crianza de su hija Dulia, ha de ser en el entorno rural.
Pedalearon a Cabranes desde Nava por una carretera tranquila que los días soleados regala vistas a Picos de Europa en Santolaya de Cabranes esperaban Isa, Sami y Maya. Cabranes es un concejo de Asturies en el que viven unas 1.000 personas repartidas entre 27 pueblos y 78 entidades locales menores. Este lugar ha ido atrayendo en los últimos años nuevos pobladores con distintos orígenes, profesiones, intereses, biografías… Generando una enorme diversidad y algo común: toda esta gente se siente atraída por la vida en un entorno rural. En Santolaya de Cabranes conocieron Fungi Natur y Kikiricoop. Este bonito pueblo es famoso, entre otras cosas, por su mercado El Tenderete, que se organiza el segundo sábado de cada mes, y porque su cole ha aumentado notablemente el número de estudiantes en los últimos años.
Leandro, Ari, Maca y Gerard las esperaban en un bosque, ¿alimentos en un bosque? Sí, allí, a la sombra de castaños, robles y avellanos cultivan setas con pasión y respeto. En una zona clareada, se encuentran perfectamente apilados y ordenados los troncos dedicados al cultivo ecológico de setas. La sensación de paz y equilibrio es indescriptible. Los aromas a madera, los colores verdosos de helechos y musgos, el sonido del aire y la quietud te muestran que todo funciona integrándose en la naturaleza. Esto es Fungi Natur, cultivo ecológico de setas shiitake en tronco y al aire libre con respeto y sostenibilidad ambiental.
Empezaron en la finca El Piensu en 2016 y a principios de este año ampliaron con la finca de Las Areñas. Las dos son fincas forestales de robles, castaños, avellanos y otros árboles autóctonos. Durante el invierno, obtienen los troncos de roble y castaño de los bosques de la zona. «Normalmente hacemos nosotros la extracción, hacemos trueques y tratos con gente de la zona. De esta forma, hacemos así limpieza de montes que están abandonados para prevenir incendios o limpiamos pistas y fincas.” Estos troncos son el sustrato para el cultivo de la seta. Posteriormente se realizan orificios por todo el perímetro y se inocula con el micelio del hongo. Los orificios se sellan con cera de abeja fundida y se dejan los troncos para la incubación. Este proceso tiene dos fases: la primera, 3-4 meses, cubiertos con plásticos para preservar la humedad; y los 8 meses restantes se destapan y se dejan apilados formando torres. Todo este tiempo sirve para que el micelio invada todo el tronco. De manera natural el shiitake fructifica durante el monzón, una época en la que baja la temperatura y aumenta la humedad. En Fungi Natur, para la activación, imitan estas condiciones sumergiendo los troncos en agua durante 24-48h. Finalmente, para obtener shiitake, simplemente necesitan dejar los troncos en las condiciones propias del bosque durante 1-2 semanas. Para que las setas conserven todo su valor comercial es necesario que estén intactas. Hay que protegerlas dentro de una estructura de madera con las paredes de malla mosquitera que evitan que entren insectos en el interior del espacio de producción. En total, el ciclo de producción es un año con la primera inoculación pero después, cada tronco vuelve a producir cada 3 meses y, durante 4-5 años, sigue haciéndolo con pausas de unos 3 meses de descanso.
Todo el proceso se realiza en el bosque, a la sombra de los árboles. “Esta forma de producción, empleando troncos naturales de maderas nobles como roble y castaño, respeta el ciclo natural de cada hongo, garantizando así la máxima calidad con el mínimo impacto ambiental posible“. Muy diferente es la producción intensiva de setas en la que se fuerzan los ritmos para producir a más velocidad. En la producción convencional se usan todo tipo de sustratos algunos enriquecidos con melaza, otros contaminados con agrotóxicos y todos ellos hacen que la calidad y las propiedades del producto final dejen mucho que desear. Incluso las setas de producción intensiva en ecológico, pese a cuidar más los sustratos, siguen forzando los ritmos y la calidad no es comparable en ningún caso con las setas cultivadas en troncos en bosque.
Su idea era también “buscar una forma de economía local, además de hacer algo integrado con la naturaleza y que tuviera que ver con el trabajo manual”. Como en otras ocasiones, vemos que un producto de calidad está asociado a técnicas culturales respetuosas con el medio ambiente, aprovechamiento y puesta en valor de los recursos locales. En este caso, al ser un cultivo artesanal, también permite generar puestos de trabajo que favorecen la vitalidad de los pueblos y ayudan a mantener los bosques.
En Kikiricoop conocieron a Vero y Sergio. Vero, antropóloga y educadora social, es originaria de Amieva, un pueblito de 30 habitantes cerca de Cangas de Onís. Sergio estuvo muy vinculado con Gabitu, un grupo de trabajo de la Asociación “El Prial” en Infiesto que trataba de recuperar el sector de la avellana a través de la puesta en valor de este producto en Asturies. Realizaban distintas actividades entre las que destacaban el Festival de la Avellana y la Escuela del Avellano con personas mayores, enseñanzas sobre el manejo del avellano a personas jóvenes, recuperación de variedades locales y plantaciones. Sergio, aparte también estaba en un grupo de consumo, y le vino la idea “¿y por qué no hacer crema de cacao con avellanas?” Así nació Asturcilla, ecológica y neopaisana. Se prepara con leche ecológica de las vacas de Alejandro de Nava, aceite de girasol ecológico y panela y cacao ecológicos y de comercio justo. Tenían muy claro que querían que Asturcilla fuera un producto que protegiera el medio ambiente y que sus ingredientes respetaran los derechos de las personas que trabajan en el campo. Pero el criterio fundamental era que la mayor parte de lo que va dentro del bote fuese producto local. Eso lo consiguen con la leche y la avellana.
Una de las potencialidades de Asturcilla era dar salida y poner en valor las avellanas locales. Asturies tiene unas condiciones extremadamente favorables para el avellano, que crece espontáneamente (formas silvestres) o es cultivado por los agricultores en las orillas de los ríos o en los bordes de las fincas. En el pasado el avellano fue un cultivo muy importante. Las variedades locales que se conservan actualmente en Asturies son Amandi, Casina, Grandona y Espinareu. A partir de principios del siglo XX su cultivo empezó a descender debido a las importaciones de avellana y al éxodo de la población rural. El abandono del cultivo lleva asociada la pérdida de las variedades locales que los productores han ido seleccionado y multiplicando durante muchas generaciones. A día de hoy, más que de un cultivo, se puede hablar de un aprovechamiento secundario.
Apostar por el uso de avellanas locales es un todo un reto. Para poder descascarillar las avellanas locales tuvieron que ir hasta Croacia para encontrar una máquina que se adaptaran a sus volúmenes. Las que encontraban aquí son de la gran industria de los frutos secos enfocada a la producción de turrón. Y hay más problemas, “es difícil encontrar productores que puedan vender una cantidad mayor de 5 kg. Además, las variedades locales no están registradas y por tanto, si quieres poner una plantación comercial o consigues una estaca y lo haces tú o en los viveros te proveen de variedades propias del Mediterráneo.” Por estos motivos, una parte de la avellana que utilizan proviene de una cooperativa catalana, ya en grano y certificada en ecológico.
Sergio, aparte de ser el ideólogo de Asturcilla, siempre había pensado que sería una gran idea organizar un proyecto que utilizara excedentes y productos locales para cocinarlos y venderlos. Coincidió con Íñigo y María y empezó a colaborar con el catering Con-fusión que seguía esa misma filosofía. Con-fusión comidas sigue funcionando ahora desde Cabranes. Centran su actividad en preparar catering para eventos con tendencia ecológica y vegetariana con productos locales y de temporada, pero con recetas distintas incluyendo cocina intercultural. Utilizan productos de comercio justo y en su filosofía está rechazar el uso de plástico desechable. Atienden siempre las demandas de diversidad de dieta y ofrecen opciones vegetarianas, veganas y para distintas intolerancias. Sus servicios cada vez están más demandados ya que es el único catering en la zona con base ecológica y local.
Cuando Asturcilla y Con-fusión comidas fueron tomando forma y viendo que su propuesta tenía muy buena aceptación, surgió la necesidad de mejorar las instalaciones. Rápidamente vieron el potencial de unirse en cooperativa de trabajo asociado para compartir la cocina y transformación. Así surgió la cooperativa Kikiricoop. Tenían muy claro que con Kikiricoop no querían repetir roles y dinámicas que habían visto y vivido y por ello desde un principio trabajaron para establecer unos pilares claros de funcionamiento: colaboración horizontal, transformación de los excedentes del entorno, establecer relaciones estables con los productores, integrarse en la economía social y solidaria (que pone en el centro a las personas y al medio ambiente) y seguir las pautas de la Economía Feminista, que pone la vida en el centro y por tanto incorpora tanto los trabajos productivos como los reproductivos y de cuidado en la dinámica de la cooperativa. Actualmente la integran Sergio, Vero, Guillaume, Íñigo y María todas con hijas e hijos a su cargo. Han incluido el cuidado de la infancia dentro de los turnos remunerados de trabajo que van rotando periódicamente, una manera clara de incorporar los trabajos reproductivos de una manera práctica.
Vero les contó que en Asturies existe una sensación de que en el mundo rural no hay futuro. “Nosotras de alguna manera queremos colarnos en la narrativa desde otro punto. Intentar encontrar referentes”. Por eso se ha creado el movimiento Resistencia Neopaisana. Se definen como “un grupo de personas que compartimos un territorio, la Asturies rural, y una visión común: que el mundo puede cambiarse desde lo local, que es posible una economía justa y que si nos unimos y trabajamos juntas el cambio es imparable.”
Fue una bocanada de aire fresco lleno de esperanza. Una muestra de que hay ejemplos de cómo las nuevas generaciones apuestan de manera decidida por el mundo rural poniendo la vida en el centro, y como ellas mismas dicen:
Frente a la imposición de emigrar del pueblo
Volvimos o nos quedamos
Frente al desprecio por el pueblu y de los del pueblu
Lo reivindicamos
Frente a la afirmación que el mundo rural está muerto
Nos miramos
Y nos vemos muy vivas
Transformando y transformándonos
Y esperando lo que queda por venir
Frente a la invisibilidad de les muyeres
En el mundo rural como en todas partes
Nosotres decimos:
El nuestru futuru será feminista o no será
Frente a la explotación de otras tierras y persones
Pa alimentar la nuestra abundancia
Nosotres proponemos la Soberanía Alimentaria
Frente al crecimiento ilimitao
Y otros cuentos del capital
Nosotres sabemos que eso ye imposible
E indeseable
Y que muchos proyectos pequeños
Son meyor que pocos grandes
Que hay que poner la vida en el centro
Por nosotres y por toes les nuestres compañeres
Por nosotres y por la tierra que nos sustenta
por un mundo rural vivo
resistimos
y aspiramos a ser, algún día,
paisanes
Celebrando la mitad del recorrido de Biela y Tierra
Para celebrar que ya han recorrido la mitad de los kilómetros que se habían propuesto pedalear, que han evitado emitir casi 200 kg de CO2 y que son más de 50 las iniciativas ya conocidas, han querido reunirse en Casa Niembro (Asiegu-Cabrales), para intercambiar impresiones y evaluar las experiencias con los más de 10 productores que han conocido en A sturies de la mano del COPAE, Consejo de la Producción Agraria Ecológica del Principáu d'Asturies.
En este encuentro de celebración se reunieron con personas que trabajan en varios sectores de la producción ecológica: ovino, caprino, vacuno, leche, carne, frutales, huerta y distintos alimentos elaborados de forma artesanal en diferentes puntos de la región, desde el suroccidente hasta el oriente de Asturies: de Caldevilla de Rengos, Ana Amelia y Segundo, Casa Mario de Posada de Rengos, Casa Cuarto de Mieldes, Cerveza Asgaya de Grado, Ecoastur de Oviedo, Casería La Madera y Quesos Varé de Siero, Proyecto El Noceu de Sariego, Cooperativa Kikiricoop y FungiNatur de Cabranes, Ecokiwi de Antrialgo, Casa Vieya de Cangas de Onís y, por último, el lugar de encuentro donde se han citado con todos ellos, Casa Niembro de Asiego.
Hasta el momento el balance que hace Biela y Tierra es positivo y confirma las teorías que tenían a su partida. Hay soluciones reales ya en marcha y se puede hacer mucho trabajando con la alimentación como motor de cambio, si escuchamos las voces de sus protagonistas y la administración apuesta decididamente por ello. Por cada una de las iniciativas visitadas realizan una entrada en su blog que comparten también en redes sociales. En su canal de YouTube van difundiendo vídeos semanales de las experiencias, y tanto Radio Valdivielso como AraInfo publican contenido semanal de su aventura, además de estar recibiendo una amplia cobertura mediática local y nacional.
No han querido dejar pasar la oportunidad de trasladar una reflexión común a todo el recorrido y compartirla con productoras y productores en este encuentro: “Gracias por enseñarnos tanto. En las zonas rurales hemos encontrado innumerables personas al frente de proyectos de agricultura, ganadería y transformación muy valiosos que trabajan por dar vida al mundo rural y ofrecen verdaderas alternativas frente a la crisis climática. Muchas de ellas se sienten solas y tienen además que luchar contra las trabas burocráticas, porque se las trata igual que a las grandes empresas. Es obligación de nuestras administraciones y políticos dejar atrás discursos vacíos y dar pasos en firme apoyando al mundo rural que nos provee de alimentos sanos, justos y sostenibles.”
Para Ana y Edurne ellas son simplemente el vehículo por el que se llega a las iniciativas, los verdaderos relatos se encuentran en el mundo rural vivo y la soberanía alimentaria que defienden. Son sus protagonistas quienes mejor pueden trasladar este discurso. Sus contenidos, elaborados en colaboración con LaDársena Estudio, están teniendo muy buena acogida.
Después de este encuentro, la ruta de Biela y Tierra continuará por Cantabria y Euskal Herria, para volver a Aragón por Uesca y finalmente, Teruel, donde quieren terminar su recorrido en un encuentro que sirva como resumen de todos los aprendizajes adquiridos. Todo el camino se realiza por entornos rurales y municipios de pequeño tamaño, terminar la ruta en una zona rural de Teruel será también una manera de poner el acento en las zonas con menor número de habitantes.
Durante toda la ruta, la información actualizada de Biela y Tierra se puede seguir a través de la página web www.bielaytierra.com y redes sociales: Instagram, Facebook y Youtube con #BielayTierra.