Biela y Tierra empezaron el mes de julio saliendo de Castilla en bicicleta con dirección a Asturias, donde han encontrado, como en el resto del camino, increíbles iniciativas en torno a la alimentación que son ya soluciones reales a nuestros problemas globales.
Ricardo Dávila fue pionero en producción ecológica de hortícolas en la provincia de León. En 1996 tras una larga trayectoria en movimientos sociales ecologistas y activismo decidió dedicarse al cultivo de alimentos. Sus padres compraron una finca en Puente Villarente, un pequeño pueblo a 12 km de León. Allí tenían la huerta familiar y frutales que Ricardo cuidaba con mimo y la actividad se fue intensificando hasta convertirse en una salida profesional. Fue hasta Ribadesella para hacer su primer curso en el 1992 pero “con la práctica ves que lo más importante es ir probando”.
Con Ricardo reflexionaron sobre los modelos de producción ecológica de hoy en día: por un lado, están los pequeños y medianos productores de siempre, y por otro, el gran mercado en el que se han incorporado grandes empresas con enormes superficies de cultivo en las que simplemente se ha hecho una sustitución de insumos eliminando los productos químicos de síntesis por productos de origen orgánico. Desde hace unos 4 años los grandes supermercados han incorporado en sus lineales estos productos ecológicos. El trabajo que se hizo desde el activismo para “crear una base de concienciación y sensibilización de la gente de la calle para el consumo de productos ecológicos ha sido aprovechado por el gran mercado”. No todos los productos con certificado ecológico son iguales. Si estás en León, ¿es lo mismo consumir tomate certificado, local en el mes de julio que tomate certificado, que viaja cientos de km para llegar a tu plato? ¿Son los dos igual de ecológicos? ¿Es esto sostenible?
Cada vez preferimos más comprar en lugares que recuerden a mercados y tiendas de barrio. Esto bien lo reflejan los estudios de mercado que hacen las grandes cadenas de distribución. Por eso, poco a poco en los supermercados nos encontramos más: “el rincón natural”, “el espacio de mercado”, “tu lugar bio”, “pan de horno de pueblo”, etc. No nos dejemos engañar porque al final, en estos casos, el beneficio acaba en manos de grandes empresas que solo buscan rédito económico y en la mayoría de casos no pagan un precio justo a los productores. Ricardo vende sus productos en el mercado local ecológico de León 2 veces al mes, y una mensual en el de Gijón. El vivero hortícola Dávila tiene sus puertas abiertas para que quien necesite comprar plantones de hortalizas y plantas de aromáticas en ecológico cerquita de León.
“En una sociedad capitalista, de consumo, la mejor herramienta que podemos utilizar en nuestro día a día es la manera en que consumimos. Es a través de nuestro consumo, un consumo consciente y respetuoso con lo que tenemos alrededor. Es esencial pensarnos dos veces las cosas antes de echarnos las cosas a la cesta o adquirir algo y ser consecuentes con lo que todo eso puede llevar por detrás”.
Pudieron comprobar en primera persona que Astorga es una ciudad muy afortunada. No solo tiene una increíble Plaza Mayor, imponentes murallas, o el conocido Palacio de Gaudí, sino que además desde el 2014 un grupo de personas crearon una nueva alternativa para la ciudad: El Huerto Social de Astorga. A raíz de las Marchas de la Dignidad 22M, un grupo de personas decidió empezar a trabajar por la Soberanía Alimentaria y mostrar a la gente que se puede cultivar y obtener alimentos sin utilizar plaguicidas. Convocaron una reunión en la biblioteca a la que acudieron más de una veintena de personas. De esta reunión salieron con fuerza e ilusión y se pusieron manos a la obra.
En poco tiempo les cedieron un espacio situado frente a la antigua fábrica de harinas. Fue allí donde las recibieron Mariajo, Marta, Olga y Javi. Cuatro de las integrantes del grupo que ocupan una parte de su tiempo libre en dar vida al que antes era un espacio abandonado. Este año han decidido empezar a cultivar con bancales elevados. La mayoría de la gente de Astorga se sorprende, y ellas explican los beneficios de remover la tierra lo menos posible y la importancia de nutrirla y cuidarla. Por ello, elaboran su propio compost y humus de lombriz que aprendieron en un taller en colaboración con la cámara de comercio. Han sido muchas las personas que les han ayudado y asesorado para ponerlo en marcha. Entre ellos se encuentra Juan Arroyo, de Quilos, maestro y divulgador de la biodinámica. Con él han aprendido la importancia de seguir el calendario lunar para que el huerto esté en equilibrio. Además, les muestra el poder de sus preparados.
La gente del Huerto Social Astorga cree que es fundamental la unión y la creación de redes. Por eso, ya llevan 3 años organizando encuentros e intercambio de semillas una vez al año en su huerta. Forman parte de la Red de Semillas de León y en el último encuentro fueron más de 100 personas las que se acercaron para resembrar e intercambiar. Personas como Ricardo Dávila y Mikel Gómez Baraja han compartido sus saberes en estos encuentros.
En Rabanal del Camino, un pueblito a 23 km de Astorga, conocieron a Fernando, otro de los integrantes del Huerto Social Astorga. Nacido en Madrid, pasaba todos los veranos en Astorga, y cuando con 15 años sus padres le preguntaron “¿Qué te parece si cuando papá se jubile nos vamos a vivir a Astorga?”. Fernando no lo dudó. Esa idea de libertad, espacios abiertos y vida con la naturaleza le llevaron a aceptar sin pensárselo dos veces. Hace 10 años la vida le llevó a Rabanal del Camino. Quiso integrar sus conocimientos como maestro de obra en la bioconstrucción. Su casa, un espacio hermoso en lo alto del pueblo, está construida con balas de paja y materiales reciclados. En este periplo cada vez son más las personas que contactan con él para construir y rehabilitar casas “de otra manera”. Porque las técnicas de bioconstrucción a parte de utilizar materiales locales y ser respetuosas con el medio ambiente ofrecen soluciones para aislar los espacios y mantener temperaturas constantes a lo largo de todo el año. La casa de Fernando de 60 m2 se calienta con una pequeña estufa de leña que es suficiente para estar confortable día y noche en los fríos días de nieve en Rabanal del Camino.
Dejaron Astorga y siguieron pedaleando la Comarca de la Maragatería. Según discurrían rumbo sur, encontraron, de frente, el Teleno, un imponente monte parte del macizo Galaico-Leonés, con una altitud de 2.188 m. A sus pies, se encuentra Tabuyo del Monte, en un enclave privilegiado. En estos valles y montañas se hace visible el color rojizo, característico de zonas con presencia de minerales y metales como el hierro, el oro, etc. Así como el color grisáceo de las agrupaciones rocosas.
Se encontraron con Marisa en Priaranza, población cercana a Tabuyo del Monte, y allí les mostró parte de las riquezas naturales, históricas, culturales y arquitectónicas de la zona. Descubrieron lo que fue, en época romana, la explotación aurífera más grande del mundo en superficie, Fucochico, junto con Las Médulas. También Quintanilla de Somoza con sus preciosas casas, y Luyego de Somoza, donde tradicionalmente se realiza la Romería de los Remedios, el segundo domingo de octubre, un espacio de encuentro, mercado e intercambio de productos: legumbres, avellanas, miel, textiles… Cada pueblo aporta lo mejor que tiene y más de cien personas cada año se siguen vistiendo de maragatos. En este recorrido las acompañó Toñi, periodista que apostó también por el mundo rural, residente en Valdespino de Somoza forma parte de la Red de Periodistas Rurales Nacionales. Toñi trabaja en Astorga Redacción que dinamiza la información local participando en red con ileón e infobierzo. Periódicos hiperlocales en red, “el poder de lo pequeño”.
A mediodía fueron a comer al comedor Del Monte de Tabuyo y degustaron sus especialidades: judiones con setas, pastel de pescado con setas y su delicioso licor de frambuesa. Del Monte de Tabuyo es un proyecto referente de emprendimiento rural y de puesta en valor del territorio a través de sus productos. Son numerosos premios y reconocimientos los que han recibido, entre ellos, en el 2011 el Premio Excelencia Mujer Rural que compartieron con las amigas de El Colletero. Y no es para menos, ya que es una propuesta innovadora y valiente:
A principios de este siglo, Luci, Encarna, Carmen y Visi trabajaban cosiendo para una empresa que decidió deslocalizar su producción dejando a muchas personas de la zona sin trabajo y teniendo que asumir las inversiones en maquinaria que cada una había realizado. Las posibilidades de encontrar un nuevo empleo en la zona con su edad eran muy pequeñas. Unos años atrás, desde un programa financiado por los fondos LEADER, se había hecho un diagnóstico de los recursos de la zona para crear nuevos nichos de empleo. Entre ellos destacó el cultivo de frutos rojos con potencial para su transformación. También, a través de Mercedes Molina Ibáñez, catedrática de Geografía Humana de la Universidad Complutense de Madrid, se propuso implantar el Proyecto de Cooperación Interterritorial Recursos Micológicos y Desarrollo Rural en Castilla y León apostando por la recolección y cultivo de setas y su uso culinario. Además, el Grupo de Acción Local de la zona había organizado cursos dirigidos a mujeres sobre emprendimiento y creación de empresas. Se estaba preparando una receta que llevaría al autoempleo a este grupo de mujeres.
Empezaron a pensar qué y cómo querían llevarlo a cabo. Un espacio de restauración en el que ofrecer recetas cuidadas para dar a conocer los productos locales y, en el mismo lugar, hacer la transformación y envasado para su venta: mermelada de frambuesa, pisto con boletus y pleurotus, puerros escabechados en vinagre de frambuesa al eneldo, vinagre de frambuesa, judiones con setas, mermelada de ruibarbo, galletas de mantequilla con polvo de boletus… y que podéis encontrar aquí.
Apostaron desde un principio por la economía social y crearon una cooperativa. Luci, Encarna, Carmen, Visi y Marisa se pusieron manos a la obra para buscar financiación. Fue muy complicado conseguir crédito. El Centro de Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) confió en ellas viendo claramente que se trataba de un proyecto de investigación y desarrollo.
Ya con los fondos necesarios les tocó superar otro enorme escollo. Era necesario tener el registro sanitario y los permisos para poner en marcha el restaurante, obrador y espacio para producción de setas en el interior. Algo nuevo y diferente que a las administraciones les costó entender. La normativa no distingue entre la gran industria y los obradores artesanales. No puede ser que por un lado se hable de “políticas para el desarrollo rural y fijar población” y por otro lado, el hacer una pequeña instalación de transformación se convierta en una tarea titánica. Es vital que tanto la normativa como los técnicos de las administraciones comprendan la importancia de mantener el valor añadido de los productos en el territorio y esto pasa por la transformación en su lugar de producción
El monte en la zona de Tabuyo tiene espléndidas poblaciones de Pinus Pinaster con piñas xerotinas que tiene la capacidad de poder germinar tras un incendio. Estos pinos tienen un elevado valor y reconocimiento. Una de las actividades económicas de Tabuyo y alrededores era la extracción de resina, que se estuvo realizando durante más de 100 años entre 1850 y 1989. A principios de la década de los 90, ligado a la globalización, dejó de practicarse por la competencia de resinas provenientes de otros países, como China y Brasil. La resina que se obtiene de los pinos de la zona es de gran calidad para su utilización, entre otros, en la industria de la cosmética. Alex García Ordóñez, decidió volver a su pueblo natal tras un periplo por distintas ciudades, convencido de la calidad de vida que le podía ofrecer el pueblo y su entorno natural. Es presidente de la Cooperativa Pinaster Servicios medioambientales una cooperativa formada por 7 jóvenes emprendedores que buscaban “desarrollar aspectos como la extracción de la resina, el turismo activo, el micoturismo, las rutas vinculadas al medio ambiente y generar una actividad económica enfocada desde un punto de vista a la sostenibilidad ambiental y apostar por lo natural y ecológico.” Actualmente Pinaster está involucrada en proyectos de Investigación y desarrollo junto a Universidades e institutos de investigación.
No podemos imaginar un futuro sostenible si en las zonas rurales no se apoyan y permiten la supervivencia de pequeñas proyectos y actividades económicas. Mantener el equilibrio con el medio, aprovechando los recursos e impulsar aquellas actividades que conservan el medio natural y fijan población es el camino. Lo que ocurre en Tabuyo del Monte es un ejemplo de que crear alternativas no es una utopía. El mundo necesita que la administración verdaderamente apoye estos proyectos.
A su llegada a El Bierzo, la bajada desde Peña de la Escurpia a 1520 m las impresionó. El día comenzó con varios “repechones” que las hicieron sudar a borbotones y darse cuenta de que verdaderamente se estaban acercando a las temidas zonas montañosas. Remontando el río Sil llegaron a Palacios del Sil donde las sorprendió una hermosa zona de baño. Rumbo a Orallo empezaron a intuir lo que parecían valles glaciares, valles meridionales de la montaña cantábrica.
Angel Nava, Gelo, las recibió en Orallo, una de las poblaciones de la comarca de Laciana. Una zona que a lo largo del s. XX ha sido eminentemente minera. Empezaron el día visitando el Centro de Interpretación del Urogallo en Caboalles de Arriba. Acompañadas Nélida Gutiérrez conocieron la riqueza natural y etnográfica de la zona. En estos bosques mixtos, Reserva de la Biosfera, se encuentran los últimos ejemplares del Urogallo Cantábrico. Esta ave, originaria del norte de Europa, llegó a la península ibérica y se asentó en estos valles donde encontró un ecosistema adecuado. A día de hoy se encuentra a las puertas de la extinción. Descubrieron también la cultura y tradiciones de la zona: el idioma Patsuezu que se encuentra en el libro rojo de las lenguas amenazadas, la ganadería con la vaca Mantequera Leonesa y las brañas, la fiesta salga y sus sones con el pandeirus cuadraus, panderetas y castañuelas entre otros.
El Día del Valle de La Libertad es una fiesta popular que tuvo lugar el día anterior a su llegada. En 1270 los moradores de Laciana consiguieron de manos del rey Alfonso X la denominada Carta Puebla de Laciana que otorgaba a vecinas y vecinos inmunidad y libertad ante los condes de Luna y de Toreno cuyas intenciones eran conquistar el Valle por sus fértiles tierras. Por este motivo se le llama el Valle de la Libertad. Esta fiesta, organizada por la Asociación INCULCA y el grupo cultural, se celebra en Caboalles de Abajo.
Antes de la llegada de la minería de forma industrial las economías familiares se abastecían de agricultura y ganadería de subsistencia. El manejo tradicional se dividía en dos épocas: en verano subían a los pastos más altos, frescos y sabrosos y la persona que cuidaba en ganado residía en La Braña. En invierno, se aprovechaban los pastos más cercanos a los pueblos y la yerba que se había segado en verano y otoño.
La Mantequera Leonesa era una vaca muy rústica que se utilizaba tanto para las labores de tiro y arado como para leche. Su leche era de una gran calidad, debido a los pastos de los que se alimentaba y con gran contenido graso que podía llegar a alcanzar hasta un 11%. La Fundación Sierra Pambley, creada en 1887 y ligada a la institución libre de enseñanza, montó una escuela de ganadería y comercio a principios del S. XX en la zona de Villablino con el objetivo de llevar la formación y la cultura a las zonas rurales más desfavorecidas. Viendo el potencial de la leche y la mantequilla de la zona, desde Sierra Pambley se investigó y se enviaron a profesores para que se formasen en Italia y Francia. Sus objetivos eran producir mantequilla de forma industrial y fomentar el cooperativismo. Así, en 1920, se abrió en Sosas de Laciana la Lechería La Popular.
La Fundación Sierra Pambley puso la maquinaria y el terreno y la construcción fue un trabajo comunitario, “facendera”. Una pequeña fábrica de transformación equipada con la maquinaria más novedosa e innovadora de la época permitía a las familias del valle vender sus excedentes de leche para producir mantequilla de alta calidad. Este espacio está abierto para visitas. Gracias al esfuerzo y dedicación de las vecinas y vecinos de Sosas se ha recuperado esta lechería hidráulica.
De la mano de Gustavo, propietario de la Ganadería La Zamora en Sosas de Laciana y miembro muy activo de la comunidad, subieron a los pastos más altos, por encima de los 1600m de altitud, para conocer a su rebaño de vacas Limusinas. Sus vacas siguen el sistema de manejo tradicional en la zona de las brañas en verano y en el valle bajo en invierno alimentándose de los ricos pastos que rodean El Cornón, Peña negra, Peña Furada, El Cornín y Sierra Delgada entre otros. Sin esta ganadería extensiva no existirían los pastos ni la vigilancia activa de los montes por parte de los ganaderos corriendo mucho más riesgo de ser devastados por los incendios.
La minería de interior comenzó con pequeñas explotaciones en los años 20 y era un complemento a las economías familiares de subsistencia. A partir de 1992 empezaron a cerrar minas de interior y a promover las explotaciones a cielo abierto, como la del Feixolin, con un enorme impacto ambiental y paisajístico. Años de lucha minera, se vislumbraba el final de la minería en la zona. Era necesario empezar con el proceso de reconversión para ofrecer alternativas a la población de la zona una vez las minas se hubieran cerrado definitivamente. En 2017 se cerró la última mina.
Ángel Nava, ex minero de espíritu emprendedor y comprometido con su territorio, fue presidente de la Junta vecinal e Orallo. Como equipo de gobierno tenían claro que era fundamental dinamizar el pueblo, y así nació el Bosquiterio, bosques para la esperanza. Empezó con actividades medioambientales que involucraban a colegios, institutos, y gente del pueblo, y visitantes que participaban en campos de trabajo en la recuperación de la escombrera de una mina con plantaciones de árboles autóctonos. En un día se podían plantar entre 1000 y 1200 árboles.
El Valle de Orallo era enclave de paso de los rebaños de oveja merina trashumantes. En su época llegaron a dormir hasta 4000 ovejas. En 2012 para recordar y reconocer el trabajo de la trashumancia se empezó a celebrar el Día de la Trashumancia.
El territorio de Laciana es increíblemente rico en recursos naturales y con una tradición cultural inmensa. Recorrer con la vista las enormes montañas repletas de bosques hasta su cima, los ricos y sabrosos pastos fuente inagotable de alimento para el ganado, las limpias aguas de sus ríos y arroyos te dejan obnubilada. Son valles alejados que sufren duros inviernos con nevadas que los mantienen aislados y sus moradores se proveían ellos mismos de la mayor parte de sus necesidades. Cuántos saberes de aquellas gentes que practicaban la sostenibilidad cuando ni tan siquiera existía ese concepto. Recuperar, conocer y aprovechar este patrimonio es esencial. El paso de la minería ha marcado su historia reciente y sus costumbres. Ahora es el momento de apostar por sus recursos naturales y por su gente. Porque Laciana es tierra del que reconoce en ella su porvenir.
En su recorrido en bicicleta visibilizando iniciativas de alimentación sostenible Biela y Tierra ha superado los 1.100 Km recorridos, llevan 173 kg de CO2 evitados y han conocido más de 40 proyectos.