Este miércoles, 23 de marzo, en la Taberna A Flama, en el barrio del Actur de Zaragoza, se vinieron cositas. Desde este bar surge la iniciativa A Flama Dates, un espacio de encuentro para que personas de la ciudad pueda tener una cita al estilo del programa de televisión.
Silvia Cebolla, presentadora de Charrín Charrán, programa en aragonés de Aragón TV, y Alberto, trabajador de A Flama, fueron las personas encargadas de presentar a las parejas, llevarlas a sus mesas y dinamizar la noche. Silvia, que fue parte de A Flama en la primera etapa del bar, recuerda que "como no se pudo hacer el décimo aniversario, esta era una buena forma de celebrarlo". Y fue un éxito: "El ambiente estaba muy bien, estoy encantada".
La Taberna A Flama, con dos locales en Zaragoza (en la Magdalena y en el Actur), es un restaurante vegano pero es algo más, es un proyecto social y uno de los pocos lugares en Zaragoza donde es posible usar el idioma aragonés con naturalidad. Con esta base crearon un espacio seguro, inclusivo en el que cupieran todas las personas que se animaran a participar en esta iniciativa. Lo organizaron de forma que para inscribirse había que rellenar un formulario con los datos de contacto, si se quería salir en la grabación o no, preguntas relativas a la identidad y orientación sexual, qué tipo de relación tenías o buscabas... Pero lo más importante en un emparejamiento: si prefieres la tortilla con o sin cebolla.
Cristina Sancho, trabajadora de la cooperativa de A Flama y una de las organizadoras de la noche, recuerda cómo surgió la idea, y es que al preguntar en redes sociales "resultó que mucha gente había empezado relaciones en A Flama de la Magdalena, ahí ha habido muchas primeras citas". Incluso una clienta les confesó que siempre llevaba a todas sus citas de Tinder ahí. "Pensamos que por ahí se podía hacer algo pero no queríamos hacer simplemente una noche de citas así se nos ocurrió el formato de hacerlas a ciegas", dice Cristina.
¿Cómo conseguir un buen 'match'?
Más de 100 personas se apuntaron a esta primera edición del A Flama Dates en sus diferentes formatos. Podías o bien tener una cita en el bar con alguien que tú quisieras, o bien que la plantilla de A Flama contactara con una persona a la que querías invitar, o bien tener un encuentro a ciegas organizado por el bar. Además, también estaba la opción de quedar a conocer gente y hacer amistad. Es aquí donde entra en juego el algoritmo.
El algoritmo se llama Cristina, Sara, Mireia y el resto de equipo de A Flama. Estuvieron más de 12 horas entre fomularios. "No esperábamos tanta gente", dice Cristina. Se apuntaron 100 personas por el formulario y dos de forma presencial; 24 de ellas llevaban ya a su cita o había que contactar con sus parejas. "Al final, fueron más de 80 llamadas", recuerda la organizadora.
Comenzaron leyendo todos los formularios y resumiendo lo más reseñable de cada persona. Dividieron los formularios por orientación y a partir de esos grupos, fueron poco a poco: por preferencia de edad, por gustos, por afinidad... "Al final, tú no conoces a la persona y tienes que intuir que en la cita puedan estar a gusto", dice Cristina.
Había algunas cosas que entendían que eran muy importantes: si fumaban, bebían alcohol o el tipo de alimentación que lleva la persona (más en un bar vegano) y si eso es algo que le importaba a la hora de conocer a alguien: "Las cosas más insalvables tenían que estar cubiertas", afirma Cristina.
"La gente estaba muy bien emparejada, no me lo esperaba", comenta Silvia Cebolla. "Parece que solo se pueden hacer citas por Internet pero es muy bonito hacerlo cara a cara", además que "A Flama siempre ha sido un sitio de encuentro".
Las nuevas citas de siempre
En esta noche, la gente disfrutó de conocerse sin pretensiones, "sin ir un poco a la defensiva", dice Silvia, como puede pasar un poco en las aplicaciones de citas. Solo se trataba de conocerse y pasar un buen rato. Además, al tratarse precisamente de un bar como A Flama se podía "un poco de conocer gente diferente pero que, al final, sabes que va a ser afín. En una red social puede ser cualquiera y en A Flama ya hay un perfil".
Hubo citas que salieron realmente bien, otras que lo intentaron pero no, otras que seguramente no tendrían una segundo encuentro pero que disfrutaron de la noche, incluso alguna cita que ni siquiera se llegó a celebrar... pero la cita ganadora de la noche fue sin duda la mesa de la amistad, donde un grupo de unas ocho personas quedaron para conocerse. Para Cristina "era el grupo más majo, se lo pasaron muy bien. Estaban en el primer turno y no se querían ir, se quedaron en la terraza toda la noche".
Junto a esta mesa, el otro gran éxito de la noche fue el postre preparado para la ocasión por el chef del restaurante, Guillén González: un delicioso bizcocho rosa, con crema chantilly y fresas. Por supuesto, todo vegano y artesano.
Lucía se apuntó a esta experiencia para "salir de mi zona de confort, que siempre gusta pero al mismo tiempo da un poco de pánico", y en el último momento casi decide no aparecer. Al final, su cita y ella eran cero compatibles pero aún así también "hablé con una persona en un tú a tú, cosa que quizás sino no hubiera ocurrido".
Ella no fue con ninguna intención pero entiende que este tipo de cosas te ayudan a aprender a relacionar personas diferentes a ti. De hecho, su mayor aprendizaje "es el ser capaz de demostrarme a mí misma que soy capaz de hacer cosas que me producen algún tipo de reparo". Recomienda a todo el mundo la experiencia y espera que se vuelva a hacer pronto (quizás hasta se apunte otra vez, no lo sabe aún).
Además, "también es una forma de mostrar que en Zaragoza se hacen cosas alternativas, diferentes, con planes más allá de ir de comprar o de fiesta". También agradece mucho al espacio "la implicación de todo el equipo, la música en directo, la comida deliciosa, como siempre, la escenografía... " y recuerda que también ha sido un lugar para experimentar la libertad sexual: "En A Flama no te vas a sentir juzgado, podías encontrarte con cualquier tipo de pareja".
Pero, ¿habrá más?
La organizadora tiene muy buena valoración de esta primera edición pero sí que señala que fue "muy duro de organizar" y que "siempre se puede mejorar la organización". El siguiente paso lógico seguramente sea el de hacer una segunda edición con toda la gente que se ha tenido que quedar fuera de este A Flama Dates, pero quizás esta vez es más íntimo, sin grabaciones ni presentadores en traje y vestido de fiesta, para favorecer que la gente este cómoda sin pensar en nada más.
Con este poder de convocatoria, tuvieron que organizar las citas en dos turnos: a las 20.00 y a las 21.30 horas. Además, esto sirvió para dinamizar el bar y el barrio: "Es una forma de dinamizar un negocio entre semana, que son días en los que no hay tanto trabajo y de repente tienes el bar lleno", afirma Silvia Cebolla. "Además, luego la gente se fue a bares de alrededor así que también les benefició".
Por si fuera poco, la noche estuvo ambientada con una pinchada romántica que corrió a cargo de Sororitrap Sound Antisystem, grupo de selectoras zaragozanas que amenizaron los encuentros a ritmo de Celine Dion, Bad Bunny, la Bella y la Bestia o Rosalía.
Quién sabe si en otra de las ediciones de A Flama Dates participarán también los trabajadores y trabajadoras de A Flama, ya que por redes sociales muchas personas preguntaron por la plantilla, "pero luego la gente cuando les preguntas no se moja", se queja Cristina. Hay alguno y alguna que tiene muchas papeletas...
