El placer de pedir comida a domicilio a través de una app sin cargo de conciencia era hasta ahora un privilegio que solo las grandes metrópolis como Barcelona o Madrid podían disfrutar. La brecha ha llegado a Zaragoza y desde hace dos semanas hay un grupo de riders que recorre las calles de la ciudad haciendo repartos libres de explotación laboral. Desde que se echaron al hombro la mochila aseguran que han recibido multitud de llamadas de gente interesada en trabajar, de conocer el proyecto y una larga lista de espera de establecimientos que quieren colaborar, “la empresa crecerá y tendremos más trabajadoras que vayan por Zaragoza”, asegura Aitor, uno de los impulsores de Zámpate Zaragoza.
Sí, como su mismo lema indica, otra forma de hacer las cosas es posible, y como explica Aitor, “a parte de que es posible, debe hacerse así”. “La gente se tiene que acostumbrar que las personas que repartimos tanto riders como no riders debemos de tener unas condiciones de trabajo dignas. En otras empresas no se tiene en cuenta a las personas, se tiene en cuenta los números”.
Este es sin duda el gran valor de esta nueva cooperativa de reparto que se une a otras que como Mensakas en Barcelona y La Pájara en Madrid han apostado por abrir la brecha de la economía solidaria en un sector muy precarizado. A la vez que Zámpate Zaragoza también han nacido al calor del confinamiento, Eraman en Gasteiz y Rodant València.
“Una de las cosas más sexys que han pasado en esta aburrida ciudad”
Y es que todo es más fácil si te ayudan tus amigas y así ha sido con Zámpate Zaragoza, que ha arrancado de la mano de otras cooperativas aragonesas como La Veloz o La Ciclería, bebiendo de su experiencia y utilizando los recursos que estas han afianzado durante años. Lo que en la economía solidaria se denomina intercooperación y que no es otra cosa que la alianza entre entidades para poner en común espacios, recursos y conocimientos. Para Arturo de La Ciclería e impulsor de este proyecto de reparto ver en la calle a riders cooperativistas ha sido “una de las cosas más sexys que han pasado en esta aburrida ciudad”. Este proyecto es intercooperativo “hasta en la compra de las mochilas”, como explica Arturo desde su taller-cafetería, la gran red que ha creado Zámpate Zaragoza llega hasta Gasteiz de la mano de Eraman con quienes han compartido la compra de las bolsas que utilizan.
Aitor nos ofrece una radiografía de lo que se está cocinando en el sector hostelero de Zaragoza: “Zámpate lo que está consiguiendo es que haya una red de redes entre comercios que se conocían pero igual no trabajaban entre ellos y conseguir un movimiento que antes no existía, la gente de hostelería que ahora trabaja con nosotros no utilizaban este tipo de empresas de reparto porque no estaban de acuerdo con la explotación de los trabajadores y han empezado con nosotros”.

“3,5 kilómetros parece poco pero no lo son”
Hasta el momento se han unido a esta brecha ética seis establecimientos Alma Criolla, La Piparra, La Ciclería, Malteadora, Mononoke Board Game Café y Birosta desde los que se puede pedir con la app CoopCycle o desde la web de Zámpate Zaragoza. La federación de cooperativas internacional, CoopCycle, diseñó toda una infraestructura digital para facilitar la creación de cooperativas éticas de delivery. Una forma más de intercooperación que extiende sus redes en más de una treintena de ciudades francesas, alemanas, polacas, belgas, inglesas e incluso canadienses. Aquí, en el Estado español, ya han implantado su aplicación de pedidos en Madrid, Bilbo, Gasteiz y ahora de la mano de Zámpate en Zaragoza.
A todos estos bares y restaurantes puede pedir cualquier persona que viva a un radio de 3,5 kilómetros del establecimiento, una medida que ya emplean otras empresas de reparto y como explican desde Zámpate Zaragoza, “3,5 kilómetros parece poco pero no lo son”. Si bien es cierto que a algunos barrios rurales o alejados no llegan, como Miralbueno o María de Huerva, desde la cooperativa señalan que conforme se vayan uniendo más establecimientos de todos los barrios de la ciudad, “el radio de acción irá aumentando. No llegamos a todos pero sí poco a poco llegamos a más”.
“No entenderemos Zaragoza sin la bici y no veríamos un futuro sin ella”
Junto con el apoyo de las cooperativas y establecimientos mencionados también cuentan con el apoyo de otro proyecto ético que también removió los cimientos de otro gran sector industrial, los refrescos de cola.
“A parte de que somos algo alternativo en la ciudad, tenemos apoyo desde el minuto uno de empresas como Frixen, el refresco más refrescante de la ciudad. Nos apoya desde el minuto uno con una promoción con una botella de litro de su bebida con cada pedido”, anuncia Aitor que no solo es un gancho comercial, también demuestra otra forma de colaboración y apoyo entre entidades de la economía solidaria.
Además, desde Zámpate Zaragoza confiesan a AraInfo que están preparando una campaña de crownfounding o micromecenazgo y en unas semanas lanzarán su primera remesa de merchandising enfocada, como no, al mundo bicicletero. Para diseñar los parches, mochilas, camisetas y maillots echarán mano de diferentes artistas locales.
Pero sin duda, su gran aliada no podía ser otra que la bicicleta, no solo es su medio de transporte sino también uno de los pilares del proyecto para Luca, otro rider impulsor del proyecto, “la bici para la mayoría de nosotros ha sido nuestro medio de transporte y ahora forma parte de nuestro trabajo y no entenderemos Zaragoza sin la bici y no veríamos un futuro sin ella. Creemos que la bicicleta es un símbolo de libertad”, y recuerda que el objetivo “es ser tanto sostenibles a nivel laboral como a nivel emisiones cero”.
El sector del delivery no solo es muy precario sino que además está muy masculinizado, la brecha de género sigue siendo una asignatura pendiente incluso para las alternativas éticas. Desde Zámpate Zaragoza reconocen que “ahora mismo en la empresa, en la cooperativa, hay una mujer, la experiencia que hemos tenido hablando con otras iniciativas a nivel estatal piensan lo mismo que nosotros, por ahora tienen en plantilla pocas mujeres pero nosotros por estatutos queremos llegar a esa paridad, a intentar que la mitad del equipo de repartidoras sean mujeres”.

“Aquí todos tenemos voz”
La misma cooperativa surgió, como explica Luca, para dar respuesta a las necesidades de reparto de algunos bares y restaurantes que no querían trabajar con multinacionales como Deliveroo o Glovo y su filosofía basada en la explotación de su plantilla. “Zámpate surge un poco de las necesidades que surgieron durante el COVID, de un reparto justo entre locales y de conseguir que empresas locales y sobre todo, tema de hostelería que durante el COVID sufrió bastante, pudiera tener una alternativa sostenible y atractiva a nivel local”, asegura el rider.
De hecho este 23 de septiembre, el Tribunal Supremo sentenciaba que la relación entre el repartidor y la empresa Glovo es de naturaleza laboral, en otras palabras no es una empresa intermediaria y tiene que contratar a su plantilla. La respuesta de la multinacional no ha sido otra que dilatar el proceso: “Glovo respeta la sentencia del Supremo y espera la definición de un marco regulatorio adecuado por parte del Gobierno y Europa”, aseguraba en una nota de prensa después de conocer el fallo. El marco del que habla no es otro que el Estatuto de los y las Trabajadoras, vigente en el Estado español desde 1980.
Frente a los gigantes del reparto y la “uberización” de Aragón, surge Zámpate Zaragoza, las ventajas son muchas y para muchas personas pero sobre todo para sus riders, “nos diferenciamos porque nuestra idea es tener una forma de negocio ético. Sobre todo queremos potenciar el comercio local y trabajar con gente de aquí y también queremos trabajar a nivel personal que no sea una explotación de los trabajadores ni sea un negocio en el que nadie tiene voz sino que aquí todos tenemos voz, todos tenemos voto y todos estamos representados y protegidos”, asegura Aitor.

Una meta que Glovo y Deliveroo no cumplirán
El modelo de esta iniciativa sigue el de muchos otros ejemplos en Aragón, una cooperativa donde el rumbo de la empresa lo deciden sus trabajadoras y trabajadores en asamblea. “Ser cooperativista es un golpe en la mesa de hacer de otra manera las cosas, el ejemplo en Aragón es que hay muchos proyectos que están funcionando y creemos que son un ejemplo”, señala el rider. Algunos de ellos forman parte de redes más grandes de economía solidaria como REAS Aragón o el Mercado Social.
Los objetivos de esta cooperativa también se alejan de las narrativas sobre el éxito empresarial del capitalismo donde la ambición se mide en puntos del Ibex. Glovo está presente en 200 ciudades y en 2019 facturó 59 millones de euros pero ante la pregunta sobre dónde se ven en el futuro, Zámpate Zaragoza lo tiene claro “cubrir en todo lo posible los derechos fundamentales de los trabajadores y llegar a un sueldo digno”, una meta a la que todavía no han llegado las multinacionales.