Un estudio plantea soluciones para revitalizar el aragonés en la Chacetania

El aragonés está vivo en la Chacetania pero su uso puede desaparecer en la siguiente generación si no se hace un trabajo serio de revitalización. Esta es la principal conclusión del Estudio Socioligüistico realizado por Anchel Reyes y Natxo Sorolla, que fue presentado este martes, y que propone tres vertientes principales para la recuperación de la lengua aragonesa: la educativa, la familiar y la social.

De izquierda a derecha: Raúl Ramón (consejero comarcal), Anchel Reyes (autor del estudio), Montse Castán (presidenta de la comarca), José Ignacio López (director general de Política Lingüística de la DGA) y Natxo Sorolla (autor del estudio).

El Estudio ha sido encargado por la comarca de la Chacetania al doctor en sociolingüística Natxo Sorolla, natural de la comarca del Matarranya, y al sociólogo Anchel Reyes, natural de Chaca. Ambos son miembros del Seminario Aragonés de Sociolingüística, grupo de expertos que trabaja en el estudio de las lenguas de Aragón. El estudio ha sido cofinanciado al 30,7% por la Dirección General de Política Lingüística de la DGA.

En la presentación, que tuvo lugar este martes en la sede comarcal de la Chacetania, participaron, además de ambos autores, la presidenta de la comarca, Montse Castán, el Director General de Política Lingüística de la DGA, José Ignacio López Susín, y el consejero comarcal Raúl Ramón.

El Estudio vertebra la recuperación de la lengua aragonesa en tres vertientes principales: la educativa, la familiar y la social. En este sentido se pretende ampliar la oferta educativa en aragonés en las vals d'Echo y d'Ansó trabajando para que el aragonés llegue a ser la lengua vehicular en la enseñanza.

Además propone espacios de encuentro de la comunidad aragonesohablante fomentado la creación cultural, literaria, investigadora y artística así como la colaboración con instituciones y empresas para visibilizar y normalizar el uso del aragonés.

"El estudio es una radiografía bastante completa de la salud del idioma, contando con datos cuantitativos del Censo 2011, datos cualitativos de seis grupos de discusión y análisis de redes sociales en la escuela de Echo", afirman Reyes y Sorolla.

Según explican, el Censo tiene un margen de error del 1,61% para el conjunto comarcal, mientras que en los grupos de discusión han participado cuarenta informantes de todo el territorio y otros 43 escolares de primaria y secundaria en el estudio de redes sociales.

"En las tres últimas décadas la cifra de hablantes de aragonés ha caído en picado. En el censo de 1981 un 13% de la población chacetana declaraba saber hablar aragonés, habiendo 2.160 hablantes. En el censo de 2011, sin embargo, solamente 1.312 personas declaraban hablar el aragonés (el 7,3% de la Chacetania) y 2.356 entenderlo (13,2%)", añaden los autores.

El consejero comarcal Raúl Ramón destaca que “entre la Comarca de la Chacetania y la Dirección de Política Lingüística hay sintonía para hacer política lingüística, pero lo que hay que hacer es materializarlo". “El estudio nos confirma que el aragonés no está en buena situación” pero que “por otro lado asegura, que haciendo políticas correctas, se puede revitalizar nuestra lengua”, lamenta.

Por su parte, desde Puyalón de Cuchas van a exigir que en los presupuestos comarcales haya una dotación económica para que se pueda hacer efectiva esas conclusiones y pautas que se reclaman en el Estudio. "Si se hacen políticas efectivas el aragonés tiene futuro. Desde Puyalón haremos que sea posible", subrayan.

El aragonés está presente en todo el territorio comarcal, pero con intensidades diferentes

Según datos del Estudio, en Val d'Echo el aragonés lo saben hablar 472 personas, en Val d'Ansó 119, en los Valles de Aragüés y de Aisa 84, en la ciudad de Chaca 483 y otras 154 en los demás pueblos de la comarca. "La bajada histórica en el número de personas hablantes ha producido una mayor minorización y un menor uso social", advierten Anchel Reyes y Natxo Sorolla.

En la actualidad "el aragonés se utiliza sobretodo en la familia, pero mantiene el uso en las relaciones comunitarias entre los hablantes de los pueblos de Echo, Ciresa y Urdués. En estos pueblos algo más de la mitad de la población es capaz de expresarse tanto en cheso como en castellano".

A juicio de los autores, los cambios sociales han producido que el mantenimiento familiar que ha permitido la supervivencia de la lengua en el siglo XX se encuentre en una crisis severa en el siglo XXI.

"Excepto en Val d'Echo la transmisión familiar está rota en toda la comarca y se habla continuamente con los hijos solo en familias concretas. Únicamente 116 menores de 15 años sabían hablar aragonés en la Chacetania en 2011", apuntan.

En Val d'Echo es "donde se produce más transmisión de la lengua a las nuevas generaciones, pero la despoblación y la mayor presencia de parejas mixtas (compuestas por una persona que lo habla y otra que no) hace que los niños y niñas que hablan cheso sean minoría en la escuela". Aunque la transmisión familiar resista más o menos en esta zona, "el uso social del cheso entre las nuevas generaciones está perdiéndose", lamentan.

"La comunidad de hablantes de aragonés de toda la comarca ha superado los prejuicios lingüísticos en el siglo XXI. Ya no se considera que hablar aragonés sea hablar 'basto y fiero", aseguran los autores del Estudio. Hoy en día las y los hablantes "consideran su lengua como un patrimonio importante".

"Hay consenso total en el deseo de que la lengua aragonesa se mantenga y crezca. Las y los hablantes son conscientes de la necesidad de una política de impacto a todos los niveles para revitalizar la lengua (ayuntamientos, comarca, diputación y DGA). Pero presentan desconfianza hacia las instituciones debido a la gestión pasada de la diversidad lingüística y a la percepción de que desde la esfera pública se trata al aragonés como un hecho anecdótico y sin mucho valor", aseguran.

En este sentido, sostienen que las prioridades de la política lingüística en la Chacetania tienen que estar orientadas a una mayor presencia en la escuela que compense la pérdida de hablantes familiares y un programa de revitalización lingüística contando con las familias del territorio que deciden transmitir la lengua a sus hijos e hijas.

La creación de un organismo público de fomento del uso que "permita difundir y hacer visible la lengua en la comarca, fijando a su vez, los usos correctos en aragonés común y en los dialectos cheso y ansotano, en colaboración con los referentes cultos del territorio", sería otra de las prioridades.

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