El informe del IAM pone de manifiesto que las víctimas de violencia de género de más de 65 años denuncian con menos frecuencia y encuentran menos apoyo en su entorno para hacerlo. El sentimiento de culpa por los hijos e hijas, la falta de autoestima después de décadas de maltrato y la indefensión aprendida, son algunas de sus consecuencias.