Los pantanos fueron construidos con dinero público, pero se privatizaron. Se “concedieron” a las empresas eléctricas (cuando en su mayoría eran públicas) para 50 o 75 años, convirtiéndolo en un oligopolio. Pues bien, la mayoría están caducando y el Estado tiene una oportunidad enorme de recuperar su control y crear una empresa pública que produzca energía renovable y la use con criterios sociales (y patrióticos) y evitando que los beneficios acaben en otros países (si se exportan a un mejor postor) o en paraísos fiscales para no pagar impuestos en España.
