Desde hace unos meses parecemos resignados a vivir en "el esperpento" que supone ver reflejadas nuestras miserias, más deliberadamente soterradas, en los espejos cóncavos del COVID-19. El "Callejón del Gato" nos devuelve, como un bofetón con la mano abierta, a una realidad a la que ya llegó Máximo Estrella en "Luces de Bohemia": "El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada". En ello andamos, empecinados en no defraudar nuestra esencia de ser una unidad de absurdo en lo universal. Mientras la pandemia se abre paso, pese a las barricadas de negacionistas y con la colaboración de …
