La industria del automóvil en el Estado español parecía indestructible, pero es un ‘gigante con los pies de barro’”: Este es el mensaje que cinco sindicatos alternativos han resaltado en las I Jornadas Sindicales del Sector de la Automoción, reunidos desde el viernes en Zaragoza para debatir los retos actuales de un sector que consideran que se enfrenta a un futuro muy incierto y nuevos problemas con un modelo empresarial que lleva apostando, especialmente los últimos años, por aumentar beneficios a costa de la precarización de las plantillas trabajadoras.
En la jornada de este sábado, los representantes de los trabajadores han denunciado como grandes problemas del sector la contratación precaria, la gran pérdida de puestos de trabajo, la reducción de las condiciones laborales o el aumento de jornadas y ritmos de trabajo. Todos inciden en que las compañías han aplicado sin pudor políticas de reducción de costes a expensas de los empleados y empleadas mientras han mantenido millonarios beneficios.
En esta situación, en las Jornadas Sindicales se considera que las nuevas circunstancias que vive el sector, como las fusiones empresariales, la crisis del COVID-19, la apuesta por la electrificación o la falta de materiales suponen “nuevas amenazas para las personas que ahí trabajan, que las empresas automovilísticas están aprovechando para presionar todavía más y todo ello hace temer por el futuro del sector”.
El encuentro busca un futuro en el que se defienda a los trabajadores y trabajadoras de la automoción, para lo que se exige como punto básico que el Gobierno español actúe con medidas decididas para controlar todas las ayudas directas e indirectas que se concedan, exigiendo que vayan ligadas al refuerzo de las plantillas y a la mejora de los salarios y las condiciones de trabajo. Lo mismo demandan para los proyectos estratégicos (PERTEs), con los que estas empresas aspiran recibir fondos europeos Next Generation UE para la recuperación postcovid.
STOPEL: “Un sector de todo a cien”
Daniel Montejo, del Sindicato de Trabajadores de Opel (STOPEL) en Figueruelas, considera que los grandes problemas son comunes a todas las plantas y tienen su raíz en que “en España se ha instalado un sector de la automoción de todo a cien, centrado en la producción de coches baratos, que dejan menos beneficios que los modelos de alta gama y requieren más volumen de ventas a pesar de que los costes son similares, lo que supone un peligro para los trabajadores y la misma estabilidad económica del país”.
En el caso de las reducciones de plantilla es muy claro el caso de Opel, la factoría ha pasado de casi 10.000 trabajadores y trabajadoras en 1997 a poco más de 5.000 en la actualidad, “y a la espera de lo que anuncie la empresa cuando en diciembre se acabe el actual ERTE”. Se acumulan años de pérdidas de complementos y primas. Montejo recuerda que, según algunas estimaciones, la fabricación de vehículos eléctricos necesita un 25% menos de personal “y las ayudas para la reconversión deben pasar por los trabajadores”.
CUT: “A Stellantis no le faltan piezas”
Desde la planta de Citröen Vigo, Vítor Mariño señala que para el sindicato Central Unitaria de Trabajadoras (CUT) los problemas del sector se explican por “la avaricia de las empresas”, como la falta de semiconductores “que tiene parte de ficción y parte motivada por sus intereses económicos, promoviendo la externalización y el just in time”.
Los parones en la producción por la falta de materiales como los semiconductores tienen así para CUT fines como presionar a las instituciones políticas y a sus empresas auxiliares “porque a Stellantis no le faltan piezas, le faltan a sus suministradores, que son quienes van a asumir el coste de incumplir sus contratos”.
LAB: “Las ayudas no pueden servir para despedir”
El representante del sindicato LAB en Volkswagen Iruñea, Raúl Portillo, destaca la incertidumbre ante la llegada de los motores eléctricos y nuevas posibilidades como el coche compartido “que tienen que cuantificar qué capacidad de producción y qué empleo van a tener”, por lo que incide en que todas las empresas que opten a las ayudas europeas “se deben comprometer a mantener el empleo en su factoría y en las empresas adyacentes que les suministran, no podemos permitir que el dinero público sirva para despedir personal o para una merma de las condiciones de trabajo”.
Como objetivos del sindicato añade además la contratación en paridad, señalando que en el caso de Volkswagen “las mujeres ocupan un pírrico 14%” y es preciso fomentar el empleo femenino, ya que “no hay trabajos de un determinado sexo, pero la mujer no opta a puestos en la industria porque no se la contrata”.
También desde LAB, Alberto Txasko, representante en la factoría de Mercedes-Benz Gasteiz, califica de “obscenos” los beneficios de la empresa, mientras no dejan de empeorar las condiciones laborales. La doble escala salarial supone que los nuevos contratados tardan cinco años en igualarse con sus compañeros y se modifican turnos de trabajo con avisos de menos de 48 horas “que ya hacen complicado conciliar y que la empresa todavía quiere ampliar y a coste cero”.
STM: “La empresa busca enfrentarnos a los trabajadores”
Paco González, del Sindicat de Traballoras i Traballors del Metall (STM) y miembro del comité de Ford València resalta que la demanda de los consumidores y consumidoras está cambiando hacia nuevos modelos y motores eléctricos, planteando nuevos retos ante los cuales “lo primero es la defensa del empleo, que entendemos que debe pasar ya por una reducción drástica de jornada sin recorte salarial”.
Frente a los recortes, STM subraya la importancia de la unidad sindical “en la fábrica y en todo el sector para ser más fuertes” “pretenden enfrentarnos entre las plantas de Ford en Europa y hacer una subasta a ver a quien entregan los nuevos vehículos eléctricos.
TU: “El Gobierno tiene una mano muy amplia con los ERTE”
Por parte de Trabajadores Unidos de Renault en el Estado español (TU), Miriam Largo señala la necesidad de buscar medios de movilización a nivel estatal alternativos a las huelgas y que también sirvan para presionar ante las instituciones, ya que las multinacionales están “acabando lucha obrera y creando más pobreza” mientras que el Gobierno las apoya con medidas como “una mano muy amplia con los ERTE”.
TU resalta que “ninguna empresa tiene pérdidas”, pero empeoran las condiciones y aumentan los contratos eventuales para usar la amenaza de la renovación para contener las protestas. En Renault se ha pasado del 10% de trabajadores eventuales al 80%, que además cobran el 70% del sueldo base. “Con las congelaciones, raya la pobreza”. La estabilidad en el trabajo y que a igual trabajo corresponda igual salario son así las principales reivindicaciones.
