“Si somos esenciales queremos unas condiciones dignas”

Este martes día 30 de marzo de 2021 se celebra el día internacional del empleo de hogar. El subsidio extraordinario para las empleadas de hogar solo fue concedido a un 10% de las afiliadas por lo que dejó a las más vulnerables sin ningún tipo de protección social.

Este martes, 30 de marzo de 2021, se celebra el Día internacional del empleo de hogar. Desde la Asociación de empleadas de hogar y cuidados de Zaragoza, no querían dejar de aprovechar esta fecha para recordar, tanto a la sociedad aragonesa como a las autoridades locales, territoriales y estatales, la absoluta precariedad en la que alrededor de unas 15.000 mujeres desarrollan este trabajo en Aragón.

Según los datos oficiales, en febrero de 2021 estaban afiliadas a la seguridad social 10.752 mujeres, a las que habría que añadir, según la OIT, un 40% que están en la economía sumergida. Estamos hablando de un colectivo laboral altamente feminizado, alrededor del 97%, y con una elevada población de origen migrante. “Las circunstancias de necesidad, de escasa red familiar y social o las trabas legales y burocráticas a las que son sometidas, las condenan en multitud de ocasiones a situaciones de abuso y explotación”, denuncia desde la asociación.

La vulneración constante de los derechos no solo laborales, sino también civiles o económicos del colectivo es permitida desde las propias administraciones, denuncian, que “con su dejadez y sus incumplimientos constantes, consienten que esta situación se siga perpetuando en el tiempo”.

Durante la pandemia este abandono de las administraciones abocó a la asociación a hacerse cargo de numerosas mujeres en riesgo de exclusión social. El trabajo ingente realizado por el colectivo, a través de la autoorganización y autogestión, “contrasta con la pasividad de aquellos que teniendo los recursos materiales y humanos no han apoyado a estas trabajadoras esenciales en ninguna de sus necesidades”, critican.

Si bien es cierto que durante el Estado de alarma se puso en marcha un subsidio extraordinario para las empleadas de hogar, este pese a ser positivo, fue del todo ineficaz e insuficiente. Solo fue concedido a un 10% de las afiliadas por lo que dejó a las más vulnerables sin ningún tipo de protección social.

Desde la Inspección de Trabajo, y gracias a la presión de los colectivos de trabajadoras del hogar, se ha puesto en marcha una campaña para regularizar los salarios y las cuotas de la seguridad social de aquellas trabajadoras que están por debajo del mínimo que marca la ley. “Como en el caso del subsidio, aunque nos parece positiva la medida tan bien se queda corta, ya que solo se están revisando los contratos a jornada completa”, advierten desde la Asociación de empleadas de los cuidados y del hogar.

Reivindican dejar de ser consideradas trabajadoras de segunda y exigen que se cumplan sus derechos laborales y que no se retrasen mas las medidas destinadas a equipararlas al resto de trabajadores y trabajadores.

El primer paso es la ratificación del Convenio 189 de la OIT por parte del Gobierno, lo que supondría entre otras medidas la implantación del derecho a un subsidio por desempleo. Las empleadas de hogar siguen siendo las únicas trabajadoras que no tienen derecho a desempleo.

Además insisten en que la inspección de Trabajo revise todos los contratos y cotizaciones, no solo la de las mujeres que trabajan a jornada completa.

Entre otras cuestiones estrechamente relacionadas que este sector exigen la revisión de la Ley de Extranjería, que obliga a las mujeres migrantes a permanecer tres años sin contrato, abocándolas todo este tiempo a trabajos en la economía sumergida.

“Si son esenciales por el trabajo que realizan, que esta categorización se vea también en su inclusión como personal prioritario en la campaña de vacunación o a la hora de facilitar medidas de protección frente al coronavirus”, apuntan desde la asociación.

Otra tarea pendiente con este sector es la integración dentro del régimen general de la seguridad social que supondría derechos que ahora o no se tienen o no se reconocen en la práctica; como las bajas laborales (son pocas las mujeres que acceden a ellas), listados de enfermedades laborales, pensiones de jubilación dignas, una ley de PRL que en la actualidad no existe.

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