Después de eliminar a Baskonia en los cuartos de final tras dos partidos donde los aragoneses fueron superiores en todos los aspectos; cuando eso sucedió tras clasificarte sexto, muy por encima de las posibilidades económicas del club y delante de otras plantillas llamadas a marcar distancias; y casi acostumbrados a finales de infarto bien gestionados y culminados por jugadores como Stan Okoye -que no continúa-, Carlos Alocén o Renaldas Seibutis -estos sí-... Cuando se viene de todo aquello, las expectativas han crecido y mucho, inevitablemente, en este inicio de curso.
Propios y extraños confiamos en este equipo y en su entrenador, Porfirio Fisac, artífice del éxito del curso pasado, y esa exigencia de hacer buen baloncesto y mirar alto quizá sea el principal reto del Basket Zaragoza, ahora llamado comercialmente Casademont, para la temporada 2019-20. Después de ser el equipo revelación ahora habrá muchas miradas puestas encima de los rojillos desde el primer día.
La plantilla no es la misma, pero conserva a 7 de sus 12 hombres del año pasado -uno de ellos, Carlos Alocén, en esta ocasión como jugador cedido por el Madrid- además de a su entrenador, Fisac, algo que en este caso no ocurría en las últimas cinco campañas. De hecho, esta va a ser la temporada de mayor continuidad tanto en el banquillo como en número de jugadores (Carlos Alocén, Renaldas Seibutis, Jonatan Barreiro, Vit Krejci, Nemanja Radovic, Javier Justiz y Fran Vázquez). No ocurría algo parecido desde la 2015-16 (en aquella ocasión fueron seis los jugadores que siguieron en Zaragoza). Mantener al entrenador y su cuerpo técnico y a más del 50% de la plantilla tiene un mérito considerable en unos tiempos tan líquidos y neoliberales y eleva la moral de los nostálgicos de los ochenta y noventa, cuando aquello era mucho más habitual.
Hay cambios, en todo caso. Empezando por la base, donde regresa a casa -al fin- el zaragozano Rodrigo San Miguel. Este momento había sido reclamado por muchos y ha llegado. Vamos a ver a dos aragoneses dirigir este equipo: San Miguel y el apabullante Carlos Alocén en su último año de rojo, y ojalá tenga minutos también el jovencísimo y campeón sub18 Javi García. San Miguel aportará puntos, una experiencia descomunal y, esperemos, toneladas de buen baloncesto a buen seguro que más regular y ordenado que McCalebb.
Las alas acumulan mayor incertidumbre, aunque algunos pensamos que hemos salido ganando con los cambios. Se han ido Stan Okoye, inolvidable por su genialidad en tantos momentos y finales de partido; Berhanemeskel y Nacho Martín. Y llegan DJ Seeley, contrastado escolta y hacedor de puntos con experiencia ACB y europea; el argentino Nico Brussino, que puede tener en Zaragoza el trampolín definitivo para despuntar como el gran alero que se le supone tras su doble aventura canaria; y el alemán Robin Benzing como versátil alero alto que también puede aportar en el ‘4’, que ya jugó a orillas del Ebro hace tres años y demostró su solvencia. Puede que hayamos perdido algo en espectacularidad y caos organizado, pero a buen seguro que hay más puntos, estrategia y orden en estos hombres acompañando a Seibutis, Barreiro y el joven Krejci.
Y dentro de la botella queda destacar la llegada del pívot islandés Tryggvi Hlinason, seguramente la mayor incógnita del equipo por su juventud, si bien acumula referencias positivas y muchos centímetros para ayudar Justiz y al veterano Fran Vázquez.
La fórmula parece fiable: especialistas contrastados en la mayoría de casos para completar los cimientos de un bloque que funcionó a las mil maravillas el año pasado, y todo ello bajo la batuta del mismo, Fisac, a quien nunca estaremos bastante agradecidos por levantar el pabellón como lo hizo. Estas semanas son cruciales para hacer equipo y piernas. En breve podremos verles en acción.
Precisamente este miércoles la ACB ha hecho público el calendario de la temporada 2019-2020. Basket Zaragoza arrancará a domicilio en Gran Canaria el 24-27 septiembre.