Admitámoslo: la implantación de la jornada continua en las escuelas es una reivindicación fundamentalmente laboral del cuerpo docente. Y, admitámoslo también, a las y los docentes y a las familias que sí están a favor de la jornada continua les gusta devolvernos este argumento en forma de reproche, cargado de victimismo, sobre lo poco valorada que está esa profesión tan importante y sobre cómo intentamos desprestigiarlos… ¡Falso!