Peques recuperan las calles: una hora al día para romper la asfixiante rutina

Este domingo, el séptimo de confinamiento, no fue un domingo más. Tras 43 días de encierro en sus casas, las y los peques pudieron, por primera vez desde que se decretara el estado de alarma, salir al aire libre para oxigenarse durante una hora, en compañía de una persona adulta y en un radio de un kilómetro. AraInfo ha podido hablar con cuatro peques y sus familias, de sus sensaciones y emociones.

Foto: AraInfo

El sábado, Italia celebraba, entonando el ‘Bella Ciao’, los 75 años de la liberación, de la derrota del fascismo. En Portugal “o povo é quem mais ordena” rememoraba el aniversario de su Revolución, la de los Claveles, con el ‘Grândola Vila Morena’, ya himno universal. En Aragón, fiel a su cita de las 20.00 horas, sonaban los aplausos en los balcones, el cálido y sentido homenaje diario al personal sanitario, para dar paso a un minuto de silencio en recuerdo a las víctimas del COVID-19. Un silencio que, en el zaragozano barrio de Torrero, concluía con el ‘Canto a la Libertad’. Como si lo versos de Labordeta anunciaran lo que iba a llegar el domingo.

Y es que la víspera se mascaba el nerviosismo. La emoción por romper la asfixiante rutina. La espera por la llegada de un domingo en el que, tras 43 días confinada, la población infantil menor de 14 años pudo por fin sentir un pequeño alivio. La alegría fue el denominador común, tanto de peques como de mayores, a pesar de ser un día "raro" como nos cuenta Hodei, un niño de 12 años de Zaragoza, que vive con su madre, su padre y una hermana de 4 años.

Hodei salió a pasear con su progenitor por el barrio. "Me he sentido muy liberado por no estar todo el día en casa. Ha sido muy sorprendente que me diera tanto el sol en la cara, aunque no había mucho", apunta. "Para los niños y niñas de 12 años, los que estamos en el Instituto, esta medida es un buen alivio", pero creé que lo es más para los y las más peques.

Hodei reconoce no haber sentido "mucho miedo al salir". "Al principio he salido tapado con la mascarilla, por si acaso, pero después me la he quitado", explica.

Una de las cosas que más le ha llamado la atención ha sido ver a "mucha gente incumpliendo las normativas, por ejemplo, la de no poder ir dos adultos por familia. Había mucha gente así”. “También he visto a muchos niños de familias distintas jugando el fútbol juntos mientras los padres y madres estaban sentados en un banco de conversación", dice un poco preocupado.

Sobre esto, las redes arden desde el domingo criticando (o defendiendo) los comportamientos, sean por desconocimiento, intencionados o por falta de sentido común, de algunas personas adultas. Por ello, no está de más recordar que, al menos hasta el próximo domingo 2 de mayo, sigue estando prohibido salir personas adultas en pareja a la calle, aunque no suponga más riesgo que el que conlleva convivir 24 horas al día, siete días a la semana, en la misma vivienda. En los paseos diarios, debemos evitar lo que a casi todo ser humano le sale por instinto, dar la mano, abrazar o besar a cualquier persona con la que no se comparta domicilio; hay que mantener los dos metros de distancia. Para despejar dudas: se puede saltar, correr y jugar, siempre que sea de modo individual o con personas con las que se cohabite. Y la recomendación final y repetida hasta la saciedad: lavarse bien las manos al salir, para no contagiar, y al volver a casa, para evitar ser contagiado.

"Creo que, si la gente no es consciente de que hay que seguir unas pautas, después de estar más de un mes encerrados en casa, vamos a tardar un poco más en salir de esto porque volverá a ver más personas infectadas", advierte un Hodei muy concienciado.

Mirabas a la gente y nos echábamos una sonrisica

En Uesca vive Celia, una niña de 5 años. Celia tiene un hermano de 2, Pablo, y ambos conviven en un piso junto a su madre, Majo, y su padre, Kike. "Como solo puede ir un adulto a acompañar a los peques, yo salí con Celia y Kike con Pablo", nos relata la madre. "Hemos salido por la mañana porque hacía un día estupendo, y sabíamos que a la tarde iba a llover. Y así, aprovechábamos las horas de sol".

Lo primero que han hecho Celia y Majo ha sido ir a la papelería del barrio, "que como vende prensa es servicio esencial". "Yo le dije a Celia que el primer día que nos dejaran salir a la calle les daríamos un premio, tanto a ella como a su hermano, por lo bien que lo están haciendo". Celia se ha comprado unas témperas de colores, porque le encanta pintar. "El ambiente con la librera ha sido súper agradable, sonriéndonos, felicitando a Celia", destaca Majo.

Exultante tras conseguir su premio, Celia, montada en un patinete, junto a Majo, ha continuado su primer paseo diario marchando por el Coso. A la vuelta, han cruzado por el parque. Las zonas de juego infantiles permanecen cerradas y precintadas pero los accesos a parques públicos y espacios verdes se abrieron este domingo exclusivamente para pasear con menores de 14 años.

En el parque se han encontrado con otras familias, "una persona adulta y los peques", subraya Majo, en un "ambiente muy chulo". "Nos íbamos cruzando y todo el mundo sonreía. Era una pasada. Mirabas a la gente, a adultos y niños, y nos echábamos una sonrisica. Celia estaba muy contenta". Eso sí, "hemos mantenido las distancias con todo el mundo", aclara Majo.

Acompañado por su padre, el más peque de la casa ha salido montado en una bici pequeñita, "para que quemara energía, pero no se va lejos porque es muy pequeño". Padre e hijo han comenzado su aventura cogiendo un camino que hay cerca de su casa y que lleva hasta el río Isuela. Nunca una hora se hizo tan corta.

En el pueblo: río, flores y montañas

Lizer tiene 7 años. Vive en Muel, municipio con algo más de 1.300 habitantes ubicado en la comarca Campo de Carinyena. Él es uno de esos peques con fortuna por tener la naturaleza a un paso de su casa. "Estoy muy contento de poder salir a la calle y como aquí, en mi pueblo, no hay tanta gente puedo ir sin arriesgarme", nos cuenta sonriente.

"Puedo pasear a mi perra, acercarme al río, oler las flores y subir montañas porque las tengo muy cerquita de casa, al lado". Aunque reconoce que lo que más le gustaría es ver a sus amigos y amigas y poder jugar con ellos.

El Campo de Carinyena es una de las comarcas que se han organizado tejiendo redes desde que se decretó el estado de alarma para afrontar la crisis sanitaria. Desde los municipios de Aguarón, Aladrén, Alfamén, Cosuenda, Mozota y Muel, vecinas y vecinos comparten las situaciones y los problemas que están viviendo en sus pueblos, como la restricción del acceso a los huertos de autoconsumo. Que se permita "expresamente y sin interpretaciones posibles" todas las actividades en las huertas es una de las principales reivindicaciones de colectivos y plataformas como Aragón Hacia la Soberanía Alimentaria (AHSA).

“Quiero salir a la calle a jugar”

Goya tiene 3 años y medio y va a primero de Infantil en un colegio público zaragozano. El viernes, 48 horas antes de la entrada en vigor del permiso, les decía a su madre y a su padre: “Estoy cansada de estar en casa y quiero salir a la calle a jugar”.

Paloma Marina, madre de Goya, pudo salir a la calle este domingo con su hija. Durante su paseo, hizo una foto a unas amigas del barrio, que ha titulado “Desconfinadas”. “Recién salida a la calle con mi hija en el primer rato de camino confiado, de juego al aire libre en más de 40 días. No estoy sola, veo mamás y papás, niñ@s y una alegría con la que siento que me reencuentro”.

Desconfinadas. Foto: Paloma Marina

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