El pasado 11 de noviembre el sindicato OSTA celebraba en Zaragoza su IV Congreso Nacional. Entre los invitados internacionales se encontraba Oskar Rodríguez, del sindicato ELA. Aprovechamos uno de los descansos para hablar con él sobre las claves del éxito de las huelgas, de algunos de los conflictos actuales en Euskal Herria y de la feminización del sindicalismo.
Antes de la entrevista, algunos datos para entender el alcance de este sindicato. ELA cuenta con 98.960 personas afiliadas, 7.049 personas delegadas en la CAV y 1.359 en Nafarroa. Fundado en 1911, ahora es el sindicato mayoritario de la CAV y el tercero, con cifras muy similares a CCOO y UGT, en Nafarroa.
¿Qué diferencia hay en tu sindicato a la hora de trabajar en Euskal Herria?
Nuestro ámbito de actuación es Guipuzkoa, Vizcaya, Alava y Navarra, Euskal Herria para nosotros. Y claro esa es una de las grandes diferencias. Nosotros no somos un sindicato de ámbito estatal aunque colaboramos con otras organizaciones del Estado porque creemos en la solidaridad y la colaboración entre organizaciones sindicales de fuera de nuestro ámbito.
Pero principalmente está en que nosotros queremos luchar contra la precariedad, queremos luchar contra la eventualidad o queremos luchar contra la interinidad. Estamos en contra del mal llamado diálogo social que otras organizaciones sindicales practican y creemos que la labor que tiene que tener un sindicato es de confrontar con la patronal, con las instituciones da igual el partido político que esté en ellas si las políticas que se están llevando adelante no son beneficiosas para la clase trabajadora a la cual representamos.

Este 24 y 25 de noviembre se celebra el Congreso confederal de ELA...
Sí, vamos a ratificar nuestras líneas de actuación, de confrontación de pelea, de luchar contra las discriminaciones salariales, de género y etcétera. Vamos a incidir mucho en que queremos feminizar nuestro sindicato. Las organizaciones sindicales tenemos la obligación de adaptarnos a los tiempos y de dar servicio, o de dar soluciones a los problemas que en cada momento suscitan para la clase trabajadora.
En este momento, los conflictos mayoritariamente los están liderando mujeres, tienen cara de mujer los conflictos y el sindicato no puede ser ajeno a eso. Una de las cuestiones que en este sindicato también se va a debatir es la feminización del sindicato.
¿Este es uno de los retos?
Este es uno ligado a la precariedad, la eventualidad, seguir luchando contra la discriminación salarial. Ser en definitiva un sindicato de confrontación, no un sindicato de acompañamiento al gobierno de turno o de acompañamiento en las mesas del mal llamado diálogo social.
Habéis tenido presencia en el conflicto de Tubacex, un ejemplo de éxito, ¿cómo ha sido?
Tubacex es un ejemplo de lucha sindical y de lucha jurídica. En Tubacex hemos ganado una huelga con un seguimiento de los trabajadores y trabajadoras ejemplar pero que también en los propios juzgados hemos ganado que declarasen nulo el ERE que había aplicado la empresa.
Hay que decir que evidentemente la administración vasca no ha estado a la altura de lo que habría sido lo deseable y en ese sentido tenemos que decir que ha sido una victoria en las dos vertientes, en la sindical y en la judicial.
También tenemos un conflicto abierto en la limpieza del Guggenheim por una discriminación clara de diferencias salariales por ser hombre y por ser mujer. Una huelga también ejemplar de las trabajadoras y seguramente más conflictos que en este momento tenemos abiertos.
Lo que sí está claro que hoy en día un conflicto que se quiere ganar tiene que ser un conflicto que tenga huelga para que acabemos doblegando a la patronal o acabemos doblegando al gobierno si efectivamente el conflicto está en ese ámbito.

¿Qué ha sido clave en el conflicto de Tubacex para ganarlo?
La clave para ganar un conflicto laboral primero es que se tengan unos objetivos claros. Luego para ELA es fundamental la caja de resistencia. La caja de resistencia es que todos los meses de nuestra cuota que pagamos un porcentaje que va a la caja de resistencia. Es lo que hace que luego los conflictos se puedan mantener y las luchas se puedan mantener.
Para nosotros la caja de resistencia es fundamental, conflictos como el de Tubacex, o como el de las trabajadoras del Guggenheim o otros muchos que a lo largo y ancho de Euskal Herria desarrollamos sin la caja de resistencia no serían posibles.
La caja de resistencia no podemos olvidar que también es un ejercicio de solidaridad que hacen todos los afiliados y afiliadas de ELA porque un porcentaje de nuestra cuota va a ese fondo. Muchos trabajadores y muchas trabajadoras por el sitio en el que desarrollan su actividad laboral seguramente no van a hacer huelga en su vida pero hacen un ejercicio de solidaridad.
Mensualmente parte de su cuota va destinada a que otras trabajadoras y otros trabajadores para que en un momento dado de pelea y de lucha puedan tener una garantía de poder al final de cada mes llevar un salario que puede hacerles mantenerse en la huelga.
¿Qué une ELA con OSTA, qué solidaridad hay entre ambos sindicatos?
A ELA y la OSTA evidentemente nos diferencian nuestros ámbitos de actuación, ELA es el sindicato mayoritario en Euskal Herria y la OSTA es un sindicato importante en Aragón, nos diferencia el territorio. En cuanto a nuestras reivindicaciones sociales muchas son comunes.
La OSTA también pelea por mejorar las condiciones de las trabajadoras y los trabajadores de Aragón, contra la precariedad, contra las diferencias salariales, pelea en las empresas en el día a día que es lo que ELA hace.
Para nosotros la OSTA es un sindicato amigo, hermano, con el que ya llevamos muchos años trabajando y haciendo análisis conjunto de la situación social y política que se parece en el conjunto del Estado español. Para nosotros es un sindicato amigo con el que tanto nosotros a su congreso como ellos al nuestro acuden por esa relación que mantenemos junto con otras organizaciones como es la CSC catalana o la Confederación Intersindical Galega, o la UGTSARIO, entre otras.