Nuevo varapalo del gobierno municipal de Zaragoza a la riqueza cultural de los barrios y su tejido social y comunitario

Asistimos estos días en Zaragoza a varias decisiones del gobierno municipal de PP-Cs que afectan de forma directa a la cultura comunitaria en los barrios. Decisiones que dificultan, a entidades y órganos locales, la organización y puesta en marcha de propuestas que revitalicen la cultura y la vida comunitaria en los barrios, tan mermada por la crisis sanitaria y social que vivimos.

Mural feminista en Torrero -Plaza del Laurel-, elaborado la víspera del 8M. Foto: Iker G. Izagirre (AraInfo)

Hablemos de la primera de estas decisiones. La Convocatoria de Subvenciones para Asociaciones de Vecinos, AMPAS y Entidades Ciudadanas 2021, con la misma partida presupuestaria que en años anteriores, recoge en sus bases que la cantidad mínima a conceder a cada solicitud será de 500 euros. Sin entrar en profundidad en el asunto, parecería que es una apuesta por reforzar el trabajo y los proyectos de las entidades solicitantes, pero, si ahondamos en el planteamiento de las bases y su presupuesto, nos encontramos con la cruda realidad a la que se van a ver abocadas estas entidades, o por lo menos las más pequeñas; su desaparición.

No se puede aumentar dicha cuantía a 500 euros (en 2018 y 2019 era de 300 euros), sin aumentar proporcionalmente la partida presupuestaria, porque el presupuesto consignado no basta para otorgar subvención a todas las entidades solicitantes en la mayoría de las Juntas.

Si en un distrito existen 12 AMPAS, y el presupuesto total asignado es de 4000 euros, sería necesario un mínimo de 6000 para poder conceder todas las subvenciones.

Hablando de Entidades Ciudadanas, la comparativa es similar, si existen en el distrito 20 entidades que habitualmente solicitan la subvención, y el presupuesto total asignado es de 7000 euros, serían necesarios 10.000 como mínimo.

Además, en ambos casos, será imposible aplicar los criterios de valoración que recogen las bases y que otorgan puntuación según el interés del proyecto, la implicación en el barrio...

Ya en 2020, esa mínima cantidad se fijó en 600 euros y hubo entidades que se quedaron sin subvención, cumpliendo los requisitos necesarios para la concesión de la misma. Todo ello, a pesar de que las solicitudes disminuyeron porque muchas de ellas cesaron temporalmente su actividad.

La segunda de estas decisiones es que esta convocatoria establece, por primera vez, que las solicitudes se presenten exclusivamente en el Registro General Electrónico del Ayuntamiento de Zaragoza, cuando hasta ahora se podía realizar de forma presencial en las Juntas o a través del correo electrónico.

Está bien cumplir con la normativa vigente en cuanto a formalización de trámites, pero justamente ahora, en la situación sanitaria y social en la que nos encontramos, con los organismos oficiales colapsados o funcionando a medio gas en cuanto a presencialidad para gestiones, y sin posibilidad de solicitar cita previa en un plazo razonable para obtener certificados electrónicos como entidad jurídica o personal, muchas entidades, sobre todo las que están menos acostumbradas a los trámites burocráticos, no van a poder solicitar las subvenciones.

Y la tercera de las decisiones, pero no por ello menos importante, es la noticia lanzada a bombo y platillo por el señor consejero de Participación, que plantea a las Juntas Municipales y Vecinales una modificación de créditos, de hasta un 25 por ciento del presupuesto de actividades y gastos corrientes, para que se pueda destinar ese dinero a inversiones. ¿Qué significa esto? Pues que dejarán de realizarse actividades para comprar equipamientos, como un teleprompter, ¿por ejemplo? Esta cantidad podría llegar a ser 1.330.000 euros, dinero que se retraerá de la organización de actividades.

Las Juntas Municipales y Vecinales deben a promover iniciativas y programar actividades educativas, culturales, deportivas y lúdicas, adaptadas a la situación actual, que enriquezcan la vida comunitaria en los barrios, con el presupuesto que tienen asignado para ello. Es más fácil, evidentemente, y conlleva menos esfuerzo, adquirir cualquier tipo de material inventariable y realizar gastos en otros capítulos como la inversión, en detrimento de la riqueza cultural en los barrios, pero, la pérdida que ello conlleva es enorme, pérdida en convivencia, relaciones humanas y, tejido social y comunitario. ¿Es un adiós a la cultura en los barrios? Desde luego en Torrero no. Preparémonos para lo peor aunque… siempre nos quedará la autogestión.

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