Este domingo día 5 julio a 18.00 horas, en la plaza de Pilar de Zaragoza, numerosas asociaciones y particulares participarán en una concentración para reclamar el fin de las subvenciones a la tauromaquia recientemente anunciadas por el gobierno de Aragón.
Sus argumentos en contra de subvenciones a la tauromaquia son numerosos y bien basados en cifras y hechos. El 78% de la población del Estado español se opone a su subvención según YouGov 2018, y el 84% de los y las jóvenes no está nada orgullosas de vivir en uno de los muy pocos países donde todavía se practica la tauromaquia (Ipsos Mori).
Desde 2007 los festejos taurinos en plaza han caído un 63,4%. Mientras la asistencia a actividades taurinas apenas llega a un 5,9% de la población según el Ministerio de Cultura 2019. La música, la literatura, el cine, sitios históricos, galerías y exposiciones de arte atraen entre un 46-87% de la población a pesar de ser sectores de la cultura que reciben cantidades similares o inferiores a la tauromaquia. La ONU instó en 2018 al Estado español a que prohibiese la participación de menores en eventos taurinos a fin de prevenir los efectos dañinos por su carácter violento, “un ruego ignorado por el Gobierno de Aragón desde su inicio”, denuncian desde las más de 50 organizaciones. “El empleo generado por la tauromaquia es escaso, temporal y endogámico además de peligroso, que acabó el año pasado con la vida de 11 hombres además de provocar decenas de heridas”, aseguran.
“Viendo el sector de la tauromaquia en pleno declive, los contrarios a su subvención preguntan el razonamiento por invertir dinero en un sector abocado a la desaparición, en detrimento a otras personas sin recursos para subsistir en esta crisis de la pandemia”, cuestionan las organizaciones convocante de la concentración. Piden que ese dinero vaya hacia alternativas éticas nombrando la Sanidad Pública, la Educación, Medio Ambiente, Cultura y las Artes, la Agricultura y el Transporte, protectores y santuarios de animales, y especialmente a las miles de personas que se han quedado sin ningún tipo de ingreso por la pandemia, que viven de forma precaria desde hace meses. Por último, consideran “totalmente injusto” que con el dinero público se subvencione innecesariamente el “capricho” de una minoría en detrimento de otras muy necesitadas en estos días.