Las mujeres han sido quienes primero han detectado las necesidades sin cubrir según empezaba el confinamiento más estricto; hemos podido observar de primera mano que las mujeres que han participado en la red han demostrado grandes dotes de iniciativa, capacidad de planificación, innovación y ejecución, promover cambios y redes para cubrir las necesidades detectadas y lo han hecho desde la profesionalidad, generosidad y tesón para que las necesidades más acuciantes del barrio pudieran ser cubiertas aun en circunstancias tan complicadas como lo fueron las del confinamiento de primavera de 2020.
La entrega a este trabajo de cuidados, que históricamente ha sido -y sigue siendo- desarrollado por mujeres, ha generado dependencia económica y ha dificultado su desarrollo profesional, artístico e intelectual.
Sin embargo, estas tareas, aunque a menudo invisibles y no valoradas socialmente se han demostrado esenciales. Como bien hemos entendido durante el confinamiento, no solo son los cuidados un trabajo que puede llegar a ser muy duro, tanto físicamente como psicológicamente (cuidado de mayores, por ejemplo) sino que es esencial para que la sociedad pueda funcionar adecuadamente: gestionar el hogar, supervisar la salud y la educación de los niños, etc. Si hablamos de trabajos esenciales, sin duda los trabajos de cuidados estarían entre ellos. Y es muy injusto que esa carga caiga casi exclusivamente sobre las mujeres.
Sirva este texto para rendir el merecido homenaje de palabra a todas las mujeres que ofrecieron su tiempo y energía para hacer que las redes de apoyo de los barrios se convirtieran en un ejemplo de solidaridad. Y como dice el refrán, “obras son amores”, ¿qué tal si los hombres nos animamos a hacernos cargo de las tareas de cuidados? Cuidados que a nosotros se nos han dado generalmente desde manos y corazones de mujeres y que han permitido que estemos hoy aquí.
Como hombre, me alegraría ver a más hombres participando en las redes de solidaridad, especialmente en las labores de cuidados. En esta web encontrarás voces de mujeres de las que tenemos mucho que aprender. Con su ejemplo nos enseñan el camino.
Este contenido es parte del proyecto Contra Viento y Marea, financiado por la European Cultural Foundation.