La Vuelta 2022, primera semana: un avispero de mil formas

La crónica de Daniel Lerín del primer bloque de La Vuelta nos trae más historias: su versión del doblete histórico de Annemiek van Vleuten en el Giro y Tour, y un avispero desafiante en esta 77 edición de la última gran vuelta de la temporada.

La Vuelta 2022
Remco Evenepoel con Enric Mas y Primoz Roglic entre la boira | Foto: RTVE

El doblete Giro-Tour de Annemiek van Vleuten es ya historia del ciclismo, no solo por el rollo de la medallica para Movistar, único equipo que ha conseguido todas las grandes vueltas del calendario masculino y femenino, sino por lo fundamental, en un 2022 en el que el Tour recuperaba su carrera de mujeres, la gran campeona holandesa nos ofrecía imágenes que valen mil, en este difícil trabajo por la visualización del deporte femenino.

En el Giro Donne machacó a sus rivales, con su estilo característico, gestionando esfuerzos. Líder desde la cuarta etapa, donde atacó desde lejos, junto a Mavi García (UAE) y Marta Cavalli (FDJ). En un recorrido por los alrededores de Cesena, de media montaña y descensos peligrosos, se sentenció la carrera, ya que estas tres ciclistas distanciaron en unos 5 minutos al resto de favoritas. La 33 edición del Giro femenino tuvo diez etapas, en un recorrido que salía de Cagliari y terminaba en Padova, en el Vé- neto. De sur a norte. Van Vleuten alcanza los tres triunfos en esta carrera, tras sus victorias de 2018 y 2019. Pero hubo más protagonistas, como las corredoras que lograron doblete en los parciales: Kristen Faulkner (BikeExchange), que se impuso en el prólogo de Cagliari y en la jornada montañosa de San Lorenzo Dorsino; Elisa Balsamo (Trek), con dos etapas al sprint; o Marianne Vos (Jumbo), eterna todoterreno, ganando en Olbia y Bérgamo. Y por supuesto, Van Vleuten, dos etapas, clasificación por puntos y la general final.

Van Vleuten celebra su victoria en el Tour 2022. Foto: @LeTourFemmes

Miek tuvo que sufrir de lo lindo para imponerse en Le Tour Femmes. La carrera del año, la que puede marcar un antes y un después en el ciclismo femenino. El Tour es el Tour, sin distinciones. No hay más. Ocho etapas que se disputaron entre el 24 y el 31 de julio, en un recorrido que daba oportunidades para todas. Con salida en París, por los eternos Campos Elíseos, etapas para velocistas, una jornada de sterrato entre Troyes y Bar-sur-Aube y las dos etapas finales en Los Vosgos, con homenaje histórico a la primera subida que se hizo en la historia del Tour, el Ballon de Alsacia. Una carrera que no había tenido la continuidad del Giro -disputado ininterrumpidamente desde 1988- pero que volvía a lo grande. Y no defraudó, por audiencia e interés en general. Van Vleuten ganó, es la número uno indiscutible pero tuvo que sufrir y mucho. Unos problemas estomacales el primer día de carrera lastraron sus opciones, pero no abandonó y el premio llegaría con dos ataques letales en las jornadas decisivas, dos victorias en Le Markstein y La Planche des Belles Filles para sentenciar y lograr ese doblete histórico. Le acompañaron en el podio final, Demi Vollering (SD Worx), la ciclista llamada a suceder a Van Vleuten, y Katarzyna Niewiadoma (Canyon/SRAM), rocosa y luchadora como pocas. Annemiek hizo historia, dejando a todas sus rivales a un mundo, remontando más de un minuto en la general y ofreciendo una narrativa bella, a la altura de este maravilloso deporte.

También hay heroínas sin capa. María del Mar Solera es una de ellas, una granadina afincada en la extremeña Zafra, que ha vivido el ciclismo con pasión toda su vida -nos lo cuenta Juanfran de la Cruz en el tercer volumen de El Afilador (Libros de Ruta, 2018)- y que empezó a competir en 2006 con 46 años de edad. Casi nada. El sacrificio máximo ya que nunca quiso profesionalizarse, su trabajo de enfermera y el cuidado de sus dos hijas fue lo prioritario. María del Mar compitió en una formación extremeña, otra cántabra, terminando en equipos vascos. Kilómetros, sufrimiento y pelotón con corredoras como Leire Olaberría, Anna Sanchís, Marga Fullana, Sheyla Gutiérrez o Lourdes Oyarbide. Con 52 años ganaría el Trofeo Roldán, prueba puntuable para la Copa de España. La Vuelta subirá este año al Monasterio de Tentudia, lugar de entrenamiento para María del Mar. Por aquí dejamos este homenaje a personas que con su actitud dan más valor, si cabe, al ciclismo femenino, en todas sus versiones.

La Vuelta 2022

El recorrido de La Vuelta en su 77 edición responde a parámetros algo diferentes respecto a los últimos años. La saturación de finales en alto de doble digito, a diestro y siniestro, da paso a un recorrido más clásico en cuanto a su diseño. Con salida en Países Bajos (Utrecht), la primera semana ha recorrido una parte del norte cantábrico, con etapas que seleccionarán la carrera, con los inéditos finales en el Pico Jano y en el durísimo Colláu Fancuaya, y la etapa de Les Praeres. El segundo bloque se inicia con una contrarreloj individual de 30 km (Elche-Alicante) y va acumulando etapas en el sur (Murcia y Andalucía), con jornadas clave como las etapas que terminan en Peñas Blancas, La Pandera y Sierra Nevada. Tras un descanso en Jerez de la Frontera, se afronta la tercera semana de carrera, por Extremadura y Castilla, con jornadas interesantes como la etapa de Piornal y la penúltima, por Navacerrada. Mucho terreno para emboscadas, y nulo desprecio a Aragón, Pirineos y Cataluña. Quién paga manda, pero huele y mucho.

Cuando leas esta crónica, el máximo favorito para todos podría seguir siendo Primoz Roglic (Jumbo), vencedor de las tres últimas ediciones y con ganas de pasar a la historia de una carrera que se le da fenomenal. Se retiró del Tour y arrastra problemas físicos que podrían limitar su rendimiento. El resto por detrás, como aspirantes más o menos solventes, de la clasificación UCI de agosto aparece Remco Evenepoel (QuickStep), con sus exhibiciones de potencia, como la que nos dejó en la Clásica de San Sebastián, pero que genera dudas en una prueba de tres semanas. Sergio Higuita (Bora), 20º, aún tiene todo por demostrar en una gran vuelta. No como su compañero Jai Hindley, 28º, vencedor del Giro, y con muchas posibilidades por su capacidad en la montaña. En el puesto 23 tenemos a Joao Almeida (UAE), con ganas tras retirarse del Giro por Covid cuando iba cuarto en la general. Simon Yates (BikeExchange) aparece en el puesto 40, ya ganó La Vuelta y eso es una garantía pero parece que sus mejores años ya han pasado.

Cerca del inglés tenemos a Enric Mas (Movistar), fondista como pocos y con miedo a los descensos en una temporada difícil para el mallorquín. Richard Carapaz (Ineos), por podios en grandes vueltas y prestigio, es otro ciclista a tener en cuenta, otro tema será su estado de forma. Y por supuesto, las despedidas de Alejandro Valverde (Movistar), 42 años le contemplan y 16 participaciones en La Vuelta, y Vincenzo Nibali (Astana), en una carrera muy especial, ya que su victoria de 2010 le aupó a la categoría de campeón y ahí está su palmarés para corroborarlo. Y terminamos con el esperadísimo debut de Juan Ayuso (UAE), 19 años, la gran promesa, que viene de estrenarse con su triunfo en Getxo.

La Vuelta 2022
Carlos Rodríguez junto a Juan Ayuso | Foto: Ibán Vega

La crono por equipos que abría la carrera en Utrecht (23 km) fue una exhibición bajo palio del Jumbo. La mejor escuadra del panorama actual arrasó, alejando a Ineos y QuickStep a más de 10 segundos. Rodaron a 56 km/h por esta bella ciudad bike-friendly y de paso, Robert Gesink, con sus 36 años y toda su vida profesional en este equipo, sería el primer maillot rojo.

Una salida en Holanda de tres etapas, por la zona de Brabante Septentrional. Utrecht y sus tratados de 1713-1715, cuando la historia y el imperio hacían desaparecer el autogobierno de los países de la antigua Corona de Aragón. ‘S-Hertogenbosch como localidad natal de El Bosco. O Breda y el cuadro de Velázquez que inmortalizó para siempre este paisaje, para mayor gloria de los salvapatrias de turno. Que pasara poco en estas etapas no quita valor a esta apuesta por el ciclismo global, nos lo cuenta muy bien Ibán Vega.

Sam Bennett (Bora) engulló las dos primeras etapas en línea de La Vuelta, tanto la de Utrecht (175 km) como la de Breda (193 km) en una temporada de sequía para el velocista irlandés, logró imponerse a Pedersen, Merlier, Ackermann, Mclay, Coquard o Teunissen, en los dos previsibles sprints en suelo holandés.

El martes 23 de agosto nos topamos con una etapa pestosa por las tierras alavesas. Entre Gasteiz y Laguardia, con varias subidas y el puerto de Herrera a 15 km de meta. Mucho ritmo, de desgaste y victoria en la rampa final de Roglic, bien feliz. Había vuelto el esloveno. Jersey rojo entre las estupendas vistas a los viñedos de La Rioja alavesa.

Para la quinta etapa (Irún-Bilbo, km), Marc Soler nos dejó una demostración de fuerza típica de un ciclista como el, llegando desde atrás a la fuga del día y reventando con su pedaleo machacón a todos sus rivales, en el último paso por el Alto del Vivero. Aunque hubo suspense, por lo exigua de la diferencia, pero el grupo perseguidor no pudo dar caza al catalán, a pesar de tenerlo a tiro. De la fuga, Rudy Molard (Groupama) se vestía de líder, con Fred Wright (Bahrain) intentando sacar ventaja para auparse al cotizado maillot rojo. Dos segundos separaron al uno del otro.

El jueves 25 llegó la etapa clave de este primer bloque, la subida al Pico Jano (San Miguel de Aguayo), en el interior de Cantabria. Y aquí pasaron varias cosas interesantes, entre la niebla y la lluvia, del avispero atacó Jay Vine, un escalador del Alpecin que pasó a profesionales en 2020 tras destacar en las carreras virtuales del confinamiento. Lo hizo en la última ascensión, concentrado en los watios de su potenciómetro, un poco antes de que Remco Evenepoel lanzara el ataque definitivo, al que solo le pudo seguir Enric Mas. No suelen pasar estas noticias en el primer día de alta montaña, Roglic no pudo y se dejó sobre un minuto con el diablo belga, nuevo líder de la carrera.

Antes del fin de semana, el pelotón rodó entre Camargo y Cistierna, unos 190 km, que eran una buena oportunidad para que la fuga se disputase la victoria. Y así fue, con Jesús Herrada (Cofidis) ganando en un apretadísimo sprint a sus compañeros de esfuerzo, Samuele Battistella (Astana), Fred Wright, Jimmy Janssens (Alpecin) y Harry Sweeny (Lotto).

La montaña asturiana reforzó el liderazo sobre la carrera de Remco Evenepoel. 3.300 metros de desnivel en la 8ª etapa (Pola de Laviana-Colláu Fancuaya, 153 km), con un reguero de puertos antes de la ascensión final -La Colladona, Mozqueta, Santo Emiliano, Tenebreo y Perlavia-. La fuga se jugó la etapa y había ciclistas de calidad o renombre en la misma -Soler, Landa, Pinot, Taaramae- pero el que pescó fue Jay Vine, que está de dulce, reventando a todos en la ascensión a Fancuaya. Evenepoel también sacó renta, esta vez sobre Yates, Hart o Hindley. Mas y Roglic a su rueda. Algo que no pasaría en la etapa siguiente, la del muro de Les Praeres (4 km al 12%) y que se subió como si no hubiera un mañana. A un ritmo de locura de Alaphillipe, Evenepoel distanció a todos sus rivales por pura fuerza.

Un avispero que sigue ahí, pero a distancia (Mas, a un minuto; Roglic, casi a dos; los sorprendentes Carlos Rodríguez y Juan Ayuso). Todos se preguntan si Remco aguantará la tercera semana de carrera. Sobre el papel lleva una buena renta sobre sus perseguidores y con la crono de Alicante que le favorece bastante. En Praeres venció el sudafricano Louis Mentjes (Intermarché), el mejor escalador de la fuga, un buen fondista que inaugura su palmarés en una gran vuelta.

Un avispero que seguro que nos dejará alguna sorpresa más en lo que queda de carrera.

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