La pesadilla del periodista Pablo González continúa frente a un atronador silencio mediático e institucional

Incomunicado en una cárcel de máxima seguridad polaca desde el pasado 28 de febrero, el periodista vasco está acusado de "espionaje" en una rocambolesca imputación cargada de irregularidades y falta de transparencia. Permanecerá en prisión provisional hasta el 29 de mayo. A día de hoy, ni su defensa ni su familia han podido hablar con él.

Pablo González en una imagen de archivo cuando cubría la segunda guerra de Nagorno Karabaj. Fue uno de los pocos reporteros sobre el terreno.

En un claro ataque a la libertad de información, el reportero vasco Pablo González fue detenido en Polonia el pasado 28 de febrero cuando cubría como freelance la crisis de personas refugiadas. Desde entonces se encuentra incomunicado en la cárcel de máxima seguridad de Rzeszów, a 400 kilómetros de la capital polaca, cerca de la frontera con Ucrania.

Cuatro semanas después de la detención, las autoridades de Polonia se comunicaron por primera con la familia del periodista, colaborador de Naiz, Público o La Sexta. Lo hicieron a través de una carta oficial, sellada el 3 de marzo, para notificar algo que ya se conocía: permanecerá en prisión provisional tres meses, hasta el 29 de mayo. No será hasta entonces, cuando la "justicia" polaca decida sobre su libertad condicional.

La gravedad del caso se multiplica por la opacidad en un proceso cargado de irregularidades y la indefensión a la que está sometido Pablo González. Y es que, desde la detención del reportero -el 28 de febrero- ni su defensa ni su familia han podido hablar con él, tal y como viene denunciando de forma continuada su abogado personal, Gonzalo Boye.

Otro ingrediente más en este oscuro caso: la abogada de oficio que habían asignado al periodista, 14 días después de la detención, comunicó que ya no representa a Pablo González. Anteriormente, según informó Naiz, "la letrada tampoco pudo visitarle en prisión e incluso tuvo obstáculos para acceder a la documentación del caso". "Una situación incomprensible desde el punto de vista del derecho de la UE", recalca Boye. Ahora tiene asignada otra abogada de oficio.

Una acusación "absurda"

Llegados a este punto, toca hablar de la rocambolesca imputación, que no tiene ni pies ni cabeza: Polonia le acusa de "espionaje". En concreto, de ser miembro de la Dirección Principal de Inteligencia del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa (GRU). Un delito para el que el Código Penal polaco prevé penas de uno a diez años de cárcel.

Una acusación "absurda", como denunció Gonzalo Boye, y que tanto Pablo González como su familia niegan rotundamente. De hecho, para armar semejante acusación, las autoridades polacas se escudan en que Pablo González utiliza como "alias de espía" los nombres rusos de Pavel Rubtsov y Aleksey Rubtsov, a pesar de que es su nombre de nacimiento, tal y como explica Público que ha tenido acceso al auto de prisión provisional dictado el pasado 3 de marzo.

Es decir, que ni Pavel Rubtsov ni Aleksey Rubtsov son alias ni nombres falsos, es la identidad de nacimiento en la antigua Unión Soviética del periodista -de padre ruso y madre española-: Pavel Aleksevich [patronímico derivado del nombre de su padre] Rubtsov. Tal y como informa Naiz, en 1991, tras el divorcio de sus progenitores, su madre se trasladó al Estado español, y Pablo González regularizó su nacionalidad optando por el nombre castellano equivalente de Pavel (Pablo) y los apellidos de la vía materna (González y Yagüe -de su abuelo materno que, en 1937, tuvo que exiliarse como ‘niño de la guerra’ en la URSS).

Por si esto fuera poco, hay que sumar el atronador silencio mediático e institucional. "Estábamos preocupados al principio; ahora estamos enfadados y con rabia por la impotencia de no poder hacer nada", ha lamentado la pareja de Pablo, Oihana Goiriena. La familia viene reclamando al Gobierno español que "llame la atención" a Polonia por la situación del periodista. Una situación que su familia "no entiende". La propia Oihana ha explicado las novedades en el programa La Base de Pablo Iglesias en Público.

Por su parte, Jon Iñarritu, diputado de EH Bildu, uno de los más activos en la denuncia de la detención del periodista, ha pedido "mayor contundencia" después de conocer que Polonia ha decretado prisión provisional hasta el 29 de mayo. "Deberían de denunciar ante la Fiscalía de Polonia esta irregularidad". Y critica: "No hay ninguna denuncia política por parte del Ministerio español de Exteriores por todas las irregularidades en la detención del periodista Pablo González. Las labores consulares están en marcha, pero no lo que tiene que ver con la denuncia política. Lleva detenido 25 días en situación de incomunicación fáctica". A juicio de Iñarritu, "la fiscalía polaca está jugando con la burocracia para retrasar al máximo el contacto con su abogado; si tiene consecuencias en el futuro, a Polonia le da igual".

Este jueves, 31 de marzo, más de un mes después de la detención del periodista, el Gobierno español ha confirmado a Jon Iñarritu que la Fiscalía polaca ordenó mantener en secreto las actuaciones durante la fase inicial y la detención de Pablo González.

Para informar y denunciar el caso y "que no quede en el olvido", amistades de Pablo González han abierto la cuenta en Twitter @FreePabloGonz. "Contaremos su historia hasta que esté de vuelta en Euskadi", subrayan. Las voces que exigen su libertad se siguen multiplicando: #FreePabloGonzález.


Más información sobre Pablo González aquí.

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