El conseller de Acció Exterior, Bernat Solé, ha precisado que este descenso se debe a tres factores concretos. El primero es el contexto de pandemia, aunque Solé ha defendido que estas cifras de participación son asimilables a la mayoría de elecciones celebradas durante la crisis derivada del COVID-19: "Estamos bajo la normalidad", ha dicho. Cabe recordar que Portugal eligió recientemente a su presidente en unas elecciones que registraron un pobre 33,22%.
Solé también ha atribuido el descenso a las franjas horarias recomendadas por el Govern, con "una densidad de voto inferior" en la primera franja destinada a colectivos vulnerables; y también al incremento del 350% del voto por correo, que se contabilizará una vez cierren los colegios electorales. Se estima que el voto por correo sea aproximadamente el 5% de la participación.
A las 18.00 horas, la participación se situaba en un 45,65%, lo que supone 22,61 puntos menos que en el segundo avance de participación de las elecciones catalanas del 21 de diciembre de 2017, cuando a la misma hora había votado el 68,26%. A las 13.00 horas, en el primer avance, había votado un 22,78% de la población, un 11,91 puntos menos que en 2017, cuando a la misma hora había votado el 34,69% del censo.
La jornada electoral ha arrancado con normalidad en Catalunya, a pesar de las medidas sanitarias por la pandemia y por la cantidad de alegaciones presentadas -un total de 33.918, de las que 21.177 han sido admitidas- por integrantes de mesas electorales que pedían que se les eximiera de acudir.
En la primera comparecencia de la jornada, Solé ha informado que a las 10.00 horas se habían constituido el 97,4% de las mesas. "Estamos en las mismas cifras que en 2017", ha apuntado Solé. A las 11.20 horas, ya se habían constituido el 100%.