El pasado miércoles, la mujer que fuera tiroteada el viernes en los alrededores del centro comercial Aragonia, se presentaba en comisaría, acompañada de su hija, para informar del temor a una reacción violenta de su expareja, debido a diversas amenazas telefónicas, así como a su condición de cazador y tirador olímpico, que le permitían tener licencia de armas.
En dicha concurrencia en comisaría, la hija presentaba grabaciones realizadas con su teléfono móvil , que contenían amenazas a su madre que los agentes no se prestaron a escuchar. Según ha declarado a Heraldo de Aragón, los agentes aseguraron que este tipo de amenazas eran lo "normal" en un proceso de separación, por lo que ambas salieron de comisaría sin interponer denuncia alguna.
Desde el Cuerpo Nacional de Policía se ha abierto una investigación interna para aclarar por qué la mujer no pudo denunciar dos días antes, y tratar de averiguar qué pudo fallar en la atención a esta víctima de la violencia machista, que sigue hospitalizada recuperándose de las dos operaciones de urgencia a las que fue sometida en la jornada del miércoles. Por su parte, el agresor, que intentó suicidarse en el lugar de los hechos, se encuentra muy grave.
