En sanidad aproximadamente el 75% del personal sanitario son mujeres, aumentando en enfermería, técnicas, TCAE, lavandería, cocina o limpieza en general pero también en las profesiones de medicina que han aumentado del 50% al 68%, en las promociones jóvenes que se van incorporando, apunta la FADSP en una nota de prensa. Esto mismo pasa con otras profesiones sanitarias como farmacia aproximadamente un 75-80% o las trabajadoras dedicadas a los cuidados en residencias y de grandes dependientes alcanzan el 84%.
"Pero feminización no es lo mismo que igualdad, hay también en este sector un techo de cristal, los puestos directivos siguen siendo mayoritariamente ocupados por hombres (un 80% frente al 20% las mujeres)", critica para señalar que "los periodos dedicados por la mayoría de las mujeres a la maternidad o cuidados de hijos y mayores suelen coincidir justo cuando se podrían plantear una promoción en este sentido, al finalizar los largos años dedicados a la formación (MIR, EIR, doctorado…)".
La maternidad y el tiempo dedicado a los cuidados "no deberían ser un obstáculo, ni un problema para las administraciones". "Estas deberían tenerlo en cuenta para la provisión de plazas, unido a políticas de corresponsabilidad de hombres y mujeres, para que no sean las mujeres siempre las que tengan que conciliar. Profesionalidad y cuidados solo será compatible cuando haya un reparto equitativo de las cargas familiares y domesticas entre mujeres y hombres", continúa la FADSP.
Paralelamente, la Federación de Asociaciones para la defensa de la Sanidad Pública advierte que hay una brecha salarial aproximadamente de unos 10.000€/año, citando las palabras del exministro Salvador Illa, para las médicas, también para el resto de profesionales. "No porque los salarios sean diferentes entre hombres y mujeres, sino por la dificultad de acceso a otros puestos mejor remunerados y a complementos", apunta.
"Son las profesionales sanitarias quienes atienden en primera instancia a mujeres que han sufrido violencia machista y en algunos casos con déficit de formación o protocolos no actualizados. Son algunas consecuencias de la pandemia, que ha afectado también a las mujeres de estos sectores por estar en primera fila (al ser mayoría) y tener más exposición al contagio por este trato directo. Se han visto obligadas a doblar turnos de trabajo y a realizar horas extras, creando graves problemas emocionales y psicológicos", aseguran desde la FASDP.
Durante la pandemia "debido a confinamientos, abandonos y sensación de abandono tanto de familiares como de los servicios de salud al suspender o realizar las mínimas visitas presenciales, todo ello unido a duelos patológicos y la ansiedad generada por el estrés, ha impactado especialmente y de una forma preocupante en la salud mental de la población en general pero también de las sanitarias y los sanitarios".
En este sentido, la FASDP también advierte de la desatención de las enfermedades no covid que han pasado a un segundo plano, "aumentando así mismo su morbilidad y en alguna medida la mortalidad". El abandono de los programas de prevención y control de determinadas patologías en Atención Primaria, suspensión de talleres de preparación al parto o de ayuda a la lactancia y otros han contribuido al incremento de esta morbilidad, subrayan.
La vacunación "necesaria para frenar la pandemia", debe ser "equitativa y llegar a todos los países, independientemente de su riqueza y accesibilidad". Pero para ello "se deben liberalizar las patentes, para que puedan ser fabricadas en más sitios, de manera que permita rebajar costes y facilitar el acceso a ellas a todos los países", considera la FASDP.
Por todo ello, la FADSP instar a romper la brecha salarial, "con programas de promoción y equidad, favoreciendo la igualdad de oportunidades para acceder a determinados puestos"; eliminar la precariedad laboral y las contrataciones precarias, "reponiendo las plantillas y convocando las plazas no solo de reposición, sino las de incremento anual pactadas y no cubiertas"; y potenciar y facilitar el acceso a los servicios de salud mental "no solo a personas enfermas, también a las y los profesionales sanitarios y sociosanitarios".
Además, piden material de prevención para todas las trabajadoras y trabajadores sanitarios y sociosanitarios independientemente de su categoría profesional y en contacto con personas de riesgo; la "actualización continuada de los protocolos en violencia de género, así como la formación de las y los profesionales para detectar y atender adecuadamente la violencia de género"; y la "eliminación de las patentes farmacológicas y creación de un sistema farmacéutico público".
"Por una Sanidad Pública, Universal y de Calidad, donde no quede ninguna mujer y ningún hombre fuera del Sistema Sanitario Público. Se debe revertir la lógica del beneficio sobre los cuidados, poniendo los cuidados y las personas en el centro de su actividad", concluye.