La destrucción y abandono de la Comarca del Moncayo soriano

El Moncayo soriano bien merecería un capítulo específico a la hora de hablar de afecciones al medio natural. En esta comarca, Ólvega es la capital de las infinitas demandas de agua y de las industrias contaminantes que, desde un discutible modelo de desarrollo industrial y de creación de empleo, acompañado de una cierta dosis de indiferencia social, acumula un amplio catalogo de iniciativas que se encuentran en el extremo opuesto del desarrollo sostenible.

La destrucción y abandono de la Comarca del Moncayo soriano
Mina Gandalia (de hierro a cielo abierto), ya sin explotación, en las proximidades de Borobia

En este entorno geográfico, de una belleza que contrasta con su gravedad, se han desarrollado propuestas como la macrovaquería de Noviercas o la mina de Borobia. De la primera, cuando aun no está escrito su epílogo, se está pendiente de ver en qué queda la gestión que la empresa Valle de Odieta pueda realizar de la acumulación de terrenos que le ha deparado el delirante proyecto de una de las mayores granjas de Europa llamada a abastecer, a su vez, a otra gran empresa quesera del polígono industrial Emiliano Revilla.

En cuanto a la segunda, la mina de Borobia acumula 13 años de irregularidades desde el mismo momento de la aprobación de su Declaración de Impacto Ambiental que prescribía unas condiciones incumplidas en los ocho años de su actividad extractiva y, con este dudoso aval, está pendiente de un complejo proceso de ampliación e instalación de un horno de calcinación. Todo ello dentro de lo que parece ser una política de concesiones mineras con que, en todo el Estado español, grupos industriales como la multinacional Roullier, parecen querer controlar el mercado de materias primas que puedan ser estratégicas en este futuro líquido que llama a la puerta.

El polígono Emiliano Revilla es el epicentro de este ‘desarrollo sostenidamente insostenible’ que tiene en su haber uno de los procesos de contaminación más grave de la España interior. Como un Mar Menor aragonés, el embalse de El Val recibe, condensa y acumula más de 20 años de residuos mal gestionados en este emporio industrial en el que conviven fraternalmente, las condenas judiciales por delito medioambiental y las subvenciones autonómicas a las mismas empresas condenadas.

pantano más contaminado de la cuenca del Ebro
Embalse de El Val / Foto: Ecologistas en Acción

En todos estos malhadados proyectos, Ecologistas en Acción (EEeA) ha estado activo trasladando a la opinión pública y a las administraciones sus aportaciones para un modelo de desarrollo rural en donde el razonable derecho al beneficio empresarial pueda armonizarse con el indispensable respeto a los valores ambientales de un espacio natural que, ya de por sí, es una herramienta de desarrollo.

La actualidad veraniega se centra en Borobia en donde la empresa MAGSOR filial de la navarra MAGNA (Grupo Roullier), que todavía no ha resuelto satisfactoriamente las prescripciones que la Junta de Castilla y León le impuso para su apertura en lo referente al acceso a la mina en 2010, plantea ahora una sustancial modificación de ese acceso a la par que propone, de forma poco precisa, la instalación de un horno de calcinación de magnesita. Esta perspectiva, sin duda, abre un espacio de esperanza en la localidad soriana ante cuyo consistorio la empresa ha presentado un documento orientativo sobre el alcance del futuro proyecto no exento de contradicciones en sus datos.

mina borobia
Imagen de la mina de Borobia en 2015. Foto: Río Manubles

Respecto a la actuación de esta empresa y de la Junta de Castilla y León (JCyL) hay que destacar su inacción y obstaculización administrativa. EEeA presentó alegaciones en 2021 a su proyecto de ampliación y dos años después se ha tenido que presentar recurso de alzada contra la decisión de la JCyL de denegar a este colectivo la capacidad de ser considerado parte interesada en la tramitación del expediente,

Sobre la nueva, y para algunos, ilusionante instalación, hay una notable falta información sobre la realidad que podría suponer una industria de estas características en una localidad como Borobia.

De los datos que se conocen, parece que la nueva fábrica utilizará como materia prima el carbonato magnésico extraído por la empresa MAGSOR en la mina situada en Borobia y el mineral extraído por MAGNA en su mina de Eugui en Nafarroa y debería alcanzar una capacidad de producción de 600 T/día, partiendo de un consumo diario de materias primas de 1.500 T.

En pleno proceso de descarbonización de las actividades humanas, este horno utilizaría, precisamente carbón para su funcionamiento. En la parcela de su ubicación (a 1,5Km del casco urbano), además de una zona cubierta de alrededor de 1.000m2 para el acopio de biomasa, sería preciso acopiar otras 15.000 toneladas de carbón, principalmente coke de petróleo, y una parte de antracitas. Es preciso considerar que la reacción química de la calcinación además de MgO produce CO2.

El proceso se realizaría en un horno rotativo de unos 66 metros de longitud y 3-4 metros de diámetro A continuación se debe enfriar el producto de los 700ºC necesarios para la magnesita caustica o los 1800ºC para la magnesita sinterizada hasta obtener una temperatura de salida que permita el transporte y almacenaje en la siguiente etapa.

Después de la calcinación se debe realizar un doble proceso de filtrado en donde se se producirá la desulfuración de gases mediante tratamiento con hidróxido de calcio hasta alcanzar los niveles legales determinados.

Los gases, con menor concentración de partículas, se emitirían a la atmósfera a través de una chimenea metálica de unos 70m. de altura y 2m de diámetro, que liberaría 120.000m3/hora a una temperatura 200ºC. La población de Borobia y su entorno debería conocer el alcance que puede tener las emisiones a la atmósfera de óxidos de azufre y partículas de distintos diámetros y que la propia calcinación emite importantes cantidades de CO2 a los que se suman los de la combustión del carbón. La producción de este gas de efecto invernadero obligará a la gestión de los derechos de emisión de este gas que unido a la presencia de partículas solidas y óxidos de azufre hacen de esta iniciativa industrial un proceso merecedor de toda cautela para preservar la salud de las personas y del medio ambiente.

Desde EEeA, tenemos serias dudas sobre el nivel de información contrastada que la población en general, con su ayuntamiento al frente, están teniendo sobre las repercusiones que puede suponer en esta zona del Moncayo. Tanto la ampliación de la mina como la instalación de esta gran instalación fabril suponen una intervención decisiva e irreversible cuyos impactos en el espacio urbano de la localidad no están siendo adecuadamente evaluados.

Esta instalación de calcinación supone un factor más que se añade a la ya compleja ecuación de procesos industriales que se se alojan en el Moncayo soriano y la JCyL, en nuestra opinión, debería valorar junto a la administración aragonesa, las sinergias que todos ellos representan antes de abrazar irreflexivamente la errónea idea del desarrollo infinito. La calidad de las aguas de los ríos Manubles, Aranda y Ribota, que nacen del freático afectado por la mina y que son la fuente del Jalón, así como la difícil gestión del embalse de El Val, hacen a Aragón testigo directo y victima silenciada de una gestión medioambiental, social y económica a años luz de las exigencias de la emergencia climática.

Antes de abandonar Borobia no estará de más un poco de turismo en sus proximidades. Por encima de la Ermita de la Virgen de Los Santos, la Mina Gandalia (de hierro a cielo abierto), explotada hasta hace unas décadas, tiene en su fondo un lago de unos 100 metros de diámetro y 60 de profundidad rodeado, además de por una valla que impide su acceso, por una plantación mayoritariamente de pinos de repoblación con escaso mantenimiento forestal sobre un suelo de restos de la extracción minera. Desde luego no es este un modelo adecuado de restauración ambiental que además se empeora cuando se sabe que este paraje es uno de los depósitos de lindano que llegaron a tierras sorianas desde Baracaldo de la mano de Bilbao Chemicals.

¿Es este el modelo de desarrollo que se está dibujando en Borobia?

Quizá la más grande lección de la historia es que

nadie aprendió nunca las lecciones de la historia.

Aldous Huxley

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