El Presidente de Aragón, Javier Lambán, ha relegado a Aragón a un segundo plano en su día grande, haciendo una oda a la hispanidad en un discurso reivindicativo de la historia española, la Constitución de 1978, así como de un patriotismo, español también, dentro de los márgenes que la ya ampliamente cuestionada Carta Magna permite.
En plena celebración del 23 de abril en el Palacio de la Aljafería Lambán no ha dudado en afirmar que "ser aragonesista es sentirse concernido por lo que ocurre en España", convencido de que no es posible un proyecto de éxito en Aragón si España es un proyecto "fallido", en referncia al proceso político que se vive en Catalunya.
Su declaración se argumenta en su visión de la "crisis nacional" que atraviesa el Estado español, en gran parte por la situación de Catalunya, si bien entiende que existen otras derivadas además de la territorial, como la de carácter político y social, que las tres al mismo tiempo, han multiplicado su efecto "destructivo", lo que a su juicio, "nos ha dejado sumidos en una crisis cuyo calado jamás hubiera imaginado".
Para Lambán está claro el papel que debe jugar Aragón en esta crisis y es del lado de la defensa a ultranza del Estado español. En plena celebración del Diya d'Aragón, ha empleado gran parte de su discurso a rememorar otras épocas en las que se muestra partidario de reflejarse y recuperar su espíritu, y para ello no ha escatimado en belicismos.
Lambán se ha retrotraído a la época del reinado de Alfonso I el Batallador, que supuso el engrandecimiento del reino de Aragón y modificó el papel de los distintos reinos en la reconquista cristiana contra la musulmana. Para el presidente, Aragón pasó a ser a mediados del siglo XII una pieza esencial de las alianzas en el proceso de reconquista. Ha instado a recuperar ese carácter expansivo y potente en la actual "encrucijada española".
El Presidente de Aragón ha defendido igualmente la historia reciente del Estado español en el 40 aniversario de la Constitución Española y la etapa de la transición, por ser a su juicio, la de “mayor éxito” de la historia, desde la Guerra de Independencia contra los franceses.
Lambán no ha tenido ninguna referencia a los cuarenta años de creación de la Diputación General de Aragón, ni de las grandísimas manifestaciones que reclamaban un Aragón con mayor independencia. En este sentido se ha limitado a proclamar que "la autonomía le ha sentado especialmente bien a Aragón", para asegurar que ha sabido convertirse en el foco de atracción de empresas y motor de desarrollo.
No ha dejado pasar Javier Lambán la alusión al papel institucional y político que puede jugar Aragón. "Fuimos primero aragoneses y por eso fuimos después españoles. Fuimos uno de los elementos de este país que se puede arrogar la responsabilidad y el orgullo de ser fundadores de este gran país que es España" y ha invitado a algunos a superar su "complejo de inferioridad atávico que nos ha hecho sentido inferiores a los países de nuestro entorno".
En un momento de su discurso Lambán ha reivindicado a "España como país seductor" que se hizo universal "hace 500 años", en lo que se puede entender como un elogio a las conquistas y saqueos que supusieron los procesos de colonización.
En el plano cultural de nuevo el presidente no ha dado puntada sin hilo y ha ido nombrando referentes españoles y aragoneses a la par, supeditando Aragón a la unidad de España. Para el presidente de Aragón, es hora de "reivindicar la España de Lope de Vega y Quevedo y también de los hermanos Argensola o de Gracián".
También momento de reivindicar "las Cortes de Cádiz que dieron al mundo el término liberal; de reivindicar la España de la institución libre de enseñanza, de Machado y Azaña pero también de Menéndez Pelayo. La España de Ortega y Gasset y Eugenio d´Ors, de Lucas Mallada y Joaquín Costa, de la Residencia de Estudiantes donde convivieron los tres genios del siglo XX: Lorca, Buñuel y Dalí. Y ya, en la época moderna, la España de Camarón de la Isla, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat o José Antonio Labordeta".