Italia retrocede a su pasado fascista

La ultraderecha se convierte en primera fuerza política y podrá gobernar. Giorgia Meloni, líder del partido surgido del Movimiento Sociale fundado en 1946 tras la caída del régimen de Mussolini, ha sido la candidata más votada en las elecciones de este domingo. Su alianza con Matteo Salvini y Silvio Berlusconi suma el 44%, frente al 26% del centro-izquierda.

Giorgia Meloni, líder del partido neofascista Fratelli d'Italia. durante la campaña electoral.

En octubre se cumplirán 100 años de la marcha sobre Roma de los camisas negras de Benito Mussolini. Un oscuro aniversario de la fecha que marcó el principio del régimen fascista. Lo que vendría después es conocido aunque, vistos los resultados de las elecciones de este domingo en Italia, no aprendido.

La ultraderecha se ha convertido en la primera fuerza política en Italia en unas elecciones marcadas por la abstención (36%), la cifra más baja de participación desde 1948. Lo adelantaron las encuestas y el escrutinio lo ha confirmado. Giorgia Meloni, la líder de Hermanos de Italia (FdI, Fratelli d'Italia por sus siglas en italiano), ha sido la candidata más votada. El partido surgido del Movimiento Sociale d'Italia (MSI), fundado en 1946 tras la caída del régimen fascista de Mussolini, ha multiplicado por seis los resultados de hace cinco años.

Con más del 90% de las papeletas escrutadas —tanto para el Senado como para el Congreso—, el FdI ha conseguido el 26,5% de los votos; seguido del Partido Democrático, de Enrico Letta, con el 19,4%; y el Movimiento 5 Estrellas, del exprimer ministro Giuseppe Conte, en tercer lugar con el 14,8%. Los socios de Meloni, La Liga de Matteo Salvini y Forza Italia, de Silvio Berlusconi, habrían conseguido el 9% y el 8%, respectivamente. Ambos han perdido apoyos, que habría capitalizado FdI.

Así, se impone el bloque ultraderechista encabezado por el partido neofascista de Meloni para formar gobierno: con los resultados obtenidos por Salvini y Berlusconi, aunque son los peores de su historia, alcanzarían la mayoría absoluta tanto en el Congreso como en el Senado, con el 44%, frente al 26% del centro-izquierda.

"Mussolini fue un buen político. Todo lo que hizo lo hizo por Italia". Son palabras de Giorgia Meloni, de 45 años, la que se perfila como primera ministra del país, militante ultraderechista desde su etapa estudiantil y que ya fue ministra en un Gobierno de Berlusconi. En una declaración institucional, ha pedido la dirección del próximo gobierno italiano. "Ha llegado una indicación clara de los italianos de un gobierno de centro-derecha dirigido por los Hermanos de Italia", ha afirmado ante sus seguidores en el Hotel Parco dei Principe en Roma.

"Cerrar las fronteras para proteger a Italia de la islamización", renegociar los tratados europeos para que "Roma recupere el control de su propio destino", y "luchar contra los grupos de presión gay". Son algunas de las "prioridades" de Fratelli d'Italia anunciadas en la campaña electoral con el "Dios, patria y familia" como lema.

En el caso de que Meloni consiga el apoyo de sus socios, La Liga de Salvini y Forza Italia de Berlusconi, algo probable, a priori, tiene que superar también el filtro del presidente de la República, Sergio Mattarella, quien puede vetar ministros si considera que no son aptos para el cargo.

Mientras tanto, los medios de comunicación siguen normalizando el discurso fascista y la ultraderecha europea celebra el resultado. El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki; el eurodiputado del partido de Marine Le Pen, Jordan Bardella; el asesor político del húngaro Viktor Orbán; la vicepresidenta del partido alemán AfD, Beatrix von Storch; o el líder de Vox, Santiago Abascal, ya han felicitado a Meloni.

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