¡Hay una bollera en mi pantalla!: películas y series para luchar contra los delitos de odio LGTBQIA+

Los delitos de odio más comunes son los que se producen contra la población LGTBQIA+ según el Ministerio de Interior. Por ello, es más que necesario, es urgente, un imaginario colectivo cargado de referentes queer que frenen el fascismo con la risa, la lágrima y la rabia.

dos chicas besándose
Fotograma de 'Watermelon woman' de Cheryl Dunye.

Esta es una recopilación de películas y series extraña. Aquí no encontrarás las mejores ni las más taquilleras, puede que incluso consideres que alguna de estas recomendaciones sean extraordinariamente malas, cutres y vulgares. Y es que a esta fiesta han sido invitadas tanto las bichas raras como las joyas de la corona.

Una selección que la redacción de AraInfo ha querido ofrecer para quienes no sepan a qué darle al play y una excusa para hablar de las lágrimas de incel que se derraman cada vez que lo mainstream da un paso hacia delante en lo que se refiere a cumplir con los derechos humanos.

Si la pregunta es si es necesario que dos bolleras se den un beso en una película de Disney, la respuesta viene de la mano de los datos del Ministerio de Interior y aquí nos ponemos serias. En la Encuesta Delitos de Odio de 2021 los datos no mienten: el mayor motivo para cometer agresiones físicas y verbales es la orientación sexual e identidad de género. Exactamente un 35,47% de las personas encuestadas sufrieron una agresión por ser queer.

A más a más, de las 437 personas que participaron en esta encuesta, 390 no denunciaron los hechos. En este estudio se contemplan muchas razones pero las principales, las más utilizadas, son: la policía no le tomaría en serio (37,95%), desconfía de la policía (24,62%), y tener experiencias previas negativas con la policía (15,62%).

Otra razón que dice mucho de la cultura que tenemos sobre nuestros derechos y libertades en el Estado español es que el 20% no sabía que era un delito que te agredan exclusivamente por su pertenencia a un determinado grupo social, real o percibido.

En este sentido, esta encuesta advierte de que existe un grave problema de infradenuncia (más de un 80% de las personas no denuncian). Un dato que confirma la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea en su último informe. Esta violencia, se traslada de la vida real a la otra vida real, las redes sociales: el 50% de las personas encuestadas reconocen que también han recibido ofensas o amenazas por redes sociales.

¿Cómo se frenan los delitos de odio?

Ni que decir tiene que estos datos demuestran que las fuerzas de seguridad no están haciendo el trabajo para el que se supone están contratadas. Pero si no te gustan estos datos tenemos otros, esta misma encuesta advierte que el 44,68% de quienes llegaron a denunciar los delitos de odio cometidos contra su persona aseguraron que el trato de la policía fue malo y que no se sintió protegida.

Los delito de odio son un ataque directo contra los derechos humanos básicos y como explica María Mercedes Gómez, estas conductas violentas están motivadas por prejuicios. Y es que este artículo debería estar dirigido al incel que te agrede y al agente de policía que no te protege.

Incorporar personajes, narrativas e imágenes LGTBQIA+ al imaginario cultural no va a convertir a nadie en bollera o bisexual (ojalá) pero sí sirve para comprender otras realidades. Otra cuestión es que deliberadamente quieras prohibir la producción cultural sobre un determinado grupo social. Pero esto, tiene otro nombre: fascismo.

Tampoco podemos olvidar que las grandes productoras de la industria del audiovisual no se escapan de mecanismos como el pinkwashing. Esas estrategias políticas y de marketing dirigidas a la promoción de instituciones, países, personas, productos o empresas que apelan a su condición de simpatizante queer con el objetivo de ser percibidos como progresistas, modernos y tolerantes. No nos engañemos, ni a Disney ni a Netflix les importan los derechos humanos, la comunidad LGTBQIA+ solo es otro gran nicho de mercado.

¿Se puede ver un bodrio comercial y ser antifascista a la vez? Aquí van algunas propuestas y contradicciones que van desde el más puro activismo queer hasta el taquillazo del año.

La comedia como supervivencia

Si quieres llorar de la risa te recomendamos que le eches un vistazo a la serie de piratas gays creada por David Jenkins ‘Our flags means death’ (2022), o la comedia de una bisexual en un mundo de bolleras de Desiree Akhavan ‘The bisexual’ (2018).

Si quieres bucear en algún archivo o exigirle a tu filmoteca de confianza que recupere la película experimental de la directora bollera mítica Cheryl Dunye ‘The watermelon woman’ (1997), acabarás con el cerebro partido pero riéndote de las mil intersecciones (y contradicciones) que tienen tus opresiones.

dos mujeres abrazadas de la serie the bisexual
'The Bisexual'.

‘Cute’ como género de ficción

Algunas series y películas deberían entrar en la categoría de monas o ‘cute’ porque son producciones con las que a veces te ríes y otras lloras de rabia pero siempre te quedas con buen sabor de boca. En este apartado inventado entraría ‘Please like me’ (2013) de Josh Thomas y sus aventuras descubriendo su homosexualidad con chicos adorables e increíblemente guapos.

También tenemos el estreno de este 2022, ‘Heartstopper’ de Alice Oseman, una serie en la que por fin los problemas se resuelven, nadie considera que la bisexualidad sea una fase o ser trans sea una tragedia de tres actos.

seis adolescentes bebiendo batidos

Que vivan las comedias románticas

El documental ‘Romantic Comedy’ (2019) de Elizabeth Sankey hace un buen repaso y una buena defensa de las comedias románticas para sobrevivir a nuestro día a día. En él, además de recordar y darle la vuelta a algunas de esas mitiquísimas películas sobre amor romántico y la monogamia, también ofrece algunas alternativas. Una de ellas es la comedia romántica gay ‘Tierra de Dios’ (2017) de Francis Lee. Recomendadísima.

Si en realidad por muy punki que seas lo que tú tienes dentro es una victoriana, entonces, la propuesta es, sin duda, ‘Gentleman Jack’ (2019) de Sally Wainwright. Basada en los diarios reales de Anne Lister, una bollera muy bollera y muy burguesa.

En otra línea completamente distinta ‘But I'm a Cheerleader’ (1999) de Jamie Babbit es una loca comedia adolescente sobre los campamentos de conversión estadounidenses.

dos chicos sentados con una cabrita
'Tierra de Dios'

Nada como un buen dramón

Hay veces que lo que une necesita es echarse unos buenos lloros y proyectarse en los dramas de otras. Si estás en este plan, entonces ‘Retrato de una mujer en llamas’ (2019) de Céline Sciamma es tu película. Silencio, muchas miradas y dos mujeres.

‘Pose’ (2018), creada por Ryan Murphy, Brad Falchuk y Steven Canals, es la serie que necesitas ver si te quieres iniciar en el vogue y la cultura de la Nueva York de los ochenta o si simplemente quieres ver, por fin, a actrices trans en la pantalla. Sí, esta no es la primera serie que incluye a personas trans en su elenco pero es que los looks de esta serie son para infartarse.

En la misma línea temporal pero con un estilo narrativo completamente distinto está ‘120 pulsaciones por segundo’ de Robin Campillo. Un film sobre un grupo de jóvenes activistas intenta generar conciencia sobre el SIDA.

Por supuesto, en esta lista de dramones no podía faltar ‘Veneno’ (2020) de Javier Calvo y Javier Ambrossi. La biopic de uno de los grandes iconos trans del Estado español.

una mujer apoyada en la mesa de un presentador de televisión
'Veneno'.

Hay muchísimos más ejemplos de buenas películas y de bodrios impresentables sobre la vida y obra de esta comunidad. Hay algunas series como ‘Sense8’ (2015) de Lana Wachowsky, ‘Transparent’ (2014) (su creadore Jill Soloway la canceló cuando el actor protagonista fue denunciado por agresión sexual), ‘Arcane’ (2021) que llega del mundo del League Of Leyends o películas como ‘Girl’ de Lukas Dhont o ‘Una mujer fantástica’ de Sebastián Lelio que también deben ser nombradas. O los grandes mitos de ‘The L Word’ (2004) o ‘Queer as folk’ (1999) que casi se acaba el artículo sin nombrarlos.

Aunque según un estudio de CromosomaX solo hay un 5% de producción audiovisual queer, resulta imposible hacer una selección completa porque junto a estas películas y series hay otras miles. Pese al aumento del fascismo y de la violencia homófoba, lesbofóba, bífoba y transfoba que viene consigo, cada vez hay más producción queer.

Estas maravillas llegan para hacernos disfrutar tanto si pertenecemos a la comunidad como si somos hetero porque friendly reminder de que al igual que esta comunidad ha devorado las comedias románticas de chico conoce chica también es posible hacerlo a la inversa.

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