Al contrario de lo que se pueda pensar, viendo el protagonismo que Madrid ha tenido en las noticias, el mundo rural ha sido el gran afectado del temporal ‘Filomena’. Mientras las carreteras estatales han sido despejadas de nieve, varios pueblos a los que se accede a través de carreteras comarcales siguen incomunicados. Azuara es el último punto al que se puede acceder antes de llegar a los pueblos turolenses. La territorial que une Sádaba y Ayerbe está impracticable y con árboles caídos cortando la carretera.
Algunos vecinos y vecinas se preguntan por qué hay carreteras que siguen abiertas si están en una situación de alta peligrosidad para su circulación. Se oyen continuas quejas de aceras intransitables en los pueblos, algunas de ellas con placas de hielo difíciles de romper porque ni siquiera se echó sal. En Calatayud y alrededores, este martes se han levantado sin agua corriente debido a las bajas temperaturas.
“Si algo nos demuestran las situaciones excepcionales como la pandemia o esta ola de frío y nieve histórica es que más allá de las grandes urbes hay un territorio indefinido y desatendido que para los medios de comunicación ni sufre ni padece, o al menos no en la medida en que lo hacen la población y las infraestructuras de las ciudades que centralizan el poder y los recursos”, afirma Marta Abengochea, coordinadora intercomarcal de IU en la zona de Zaragoza.
La incomunicación de estas zonas rurales, "consecuencia de años de negligencia institucional por mejorar la infraestructura", les ha dejado sin asistencia sanitaria, sin servicio de correos o sin abastecimiento de alimentos tales como fruta. Se han producido cortes de luz en zonas de la comarca de Aranda, como Mesones de Isuela. Cortes que ocurren con cada tormenta y que se han visto acrecentados con este temporal.
Las zonas más despobladas de Zaragoza, aquellas que dan de comer a las urbes, advierten que en algunas granjas está siendo difícil, sino imposible, la tarea de alimentar a los animales. El agua para el ganado, encerrado en naves y granjas, se congela, lo que hace necesario acudir presencialmente haciendo frente a caminos cubiertos de nieve y hielo que intentan sortear con tractores y a pie.
Al ganado se les está alimentando con paja y pienso, lo cual supone un gasto añadido para las personas ganaderas que lamentan lo poco que se valora su trabajo, que son los 365 días del año, y de las pocas ganancias que obtienen de ello. De entre los daños agrícolas se cuentan pérdidas en los campos de brócoli en el campo de Borja o la estampa de olivos centenarios destrozados por el temporal en el campo de Belchite.
Entre la falta de previsión de algunos políticos, el caos provocado por una borrasca que es la antesala de lo que el cambio climático va a ir provocando en nuestro planeta, el grupo "provincial" En Común – IU quiere destacar la labor voluntaria de la gente agricultora. Con sus tractores se ha podido esparcir sal donde no se había llegado y acondicionar carreteras. En Tarazona, por ejemplo, despejaron la vía para que la gente pudiese acudir al trabajo en las fábricas del polígono.
No solamente el ejército, que está copando las imágenes en las televisiones, realiza labores de apoyo. La gente del campo ha puesto a disposición de todas y todos su fuerza de trabajo y sus vehículos, y, junto a las vecinas, vecinos y algunas empresas que prestaron sus recursos, han hecho frente a esta emergencia.
“La realidad del medio rural existe y es soporte de la realidad urbana, hay que contarla y dotarla de medios para sobrellevar estas situaciones y que no tenga que depender siempre y solamente de la buena voluntad de la gente que lo puebla”, señala Abengochea.
Después de las heladas quedará preocuparse por lo que pueda suceder con el deshielo. En Cadrete preocupan las riadas que pueda traer el río Huerva. El desasosiego en las cuencas comienza desde este martes.