La próxima puede ser la tercera legislatura de Fernando Rivarés en el Ayuntamiento de la capital aragonesa. La primera fue como consejero de Hacienda con Zaragoza en Común, un proyecto que, asegura, perdió toda la ilusión que generó mucho antes de que finalizara el Gobierno.
La segunda le situó en la oposición, como líder de Podemos, y en la hipotética tercera se muestra muy optimista con la posibilidad de volver a gobernar: “Hay muchas posibilidades de que acabe siendo vicealcalde y tengamos un gobierno progresista”.
Cuando se le habla del pasado, pasa rápido la página, no quiere mirar hacia atrás, sino hacia adelante, a los problemas reales de la gente: movilidad, limpieza, seguridad y ruido, serán cuatro ámbitos que aparecerán de manera recurrente en la entrevista.
Si obtiene los apoyos necesarios, será su tercera legislatura en el Ayuntamiento de Zaragoza, ¿pensaba que esto podría suceder cuando llegó aquí hace ocho años?
No esperaba nada. Cuando llegamos en 2015 yo era de las tres o cuatro personas que estábamos convencidas de que íbamos a ganar. Pero no pensaba nada más.
Con Zaragoza en Común se generó una ilusión tremenda en el electorado a la izquierda del PSOE, que ahora se ha perdido, ¿por qué?
Zaragoza en Común hace mucho tiempo que no existe. Éramos siete partidos y queda uno. Esa ilusión duró bastante menos que el Gobierno. Pero no quiero hablar del pasado, sino de los problemas reales de la gente.
Incluso Podemos también ha perdido esa ilusión que generó. Sobre todo en lo estatal, se habla mucho del lawfare, de la oposición política y mediática, que existe, ¿pero no ha faltado un poco de autocrítica?
Lo que ha ganado Podemos es una experiencia de gobierno que demuestra que sí se puede y que las cosas se cambian desde dentro. Lo que se ha conseguido en cuatro años en España se ha logrado obligando al PSOE. Han cambiado más en cuatro años, que la izquierda tradicional en los 40 años anteriores. Porque ha asumido la responsabilidad y la incomodidad de gobernar. Y también en Aragón, donde se han conseguido cosas que parecían impensables. Desde la oposición mantienes tu pureza, tu pancarta y tu soflama, pero no cambias nada.
¿Hay unanimidad en Podemos Aragón y Zaragoza (que no siempre la ha habido) sobre que es mejor entrar en los gobiernos?
Cuando ese debate se produce, que es corto en el tiempo y no es demasiado intenso, enseguida desaparece porque la experiencia nos ha dado la razón.
PP y Ciudadanos llegaron con el mantra de que la izquierda había arruinado el Ayuntamiento de Zaragoza. Tú fuiste el último consejero de Hacienda, ¿qué había de cierto en esa afirmación reiterada?
Me encontré una deuda de 1.200 millones de euros y una situación política, que ahora no existe, porque la generaba el Gobierno de Rajoy, que te prohibía contratar, cubrir plazas vacantes, generar nueva deuda y llevar a cabo proyectos que no tuvieran el beneplácito del Gobierno, siempre con la excusa de las inversiones económicamente sostenibles, es decir, usar los remanentes sólo para las cosas que ellos te permitían, que básicamente era para farolas y papeleras.
Ahora es totalmente distinto, no hay imposibilidad de contratar ni de invertir, y, por primera vez, hay un apoyo económico del Gobierno de España a los ayuntamientos. Están los fondos europeos, que antes existían, pero no con esta magnitud y facilidades. Y apoyos, que antes no había, del Gobierno de Aragón, gracias a que Iván Andrés y Fernando Rivarés nos curramos una Ley de Capitalidad, que no es la mejor, pero es la primera que hace que Zaragoza tenga más dinero del Gobierno de Aragón. Y, con todo eso, yo reduje la deuda más que María Navarro y Jorge Azcón. Es un mantra falso.
En la anterior legislatura, el episodio de la gomina fue portada nacional. En esta se ha hablado de las clases de inglés, del iPhone, de las ayudas a familiares y amigos, pero han tenido mucho menos foco mediático, ¿por qué?
El poder real, los dueños de las cosas, saben con quién están. El Gobierno de Azcón, Chueca y Serrano ha hecho una política de trocear Zaragoza y vendérsela a sus amigos, sobre todo, a Juan Forcén, que se ha beneficiado mucho más de este Gobierno que cualquier vecino. Es una política medida: privatizar y repartir favores entre sus amiguitos. Azcón entiende la política institucional como un modo de conseguir su beneficio personal e impulsar su carrera política, y no como un instrumento para mejorar la vida de la gente.
¿No cree que ha faltado beligerancia en la oposición?
Ha habido una oposición muy responsable y constructiva, que Podemos ha representado. Hemos sabido llegar a acuerdos, buscar consensos y hemos sido más firmes, valientes y radicales que nadie, haciendo propuestas concretas antes los problemas reales de la gente.
¿Tiene capacidad real un Ayuntamiento para mejorar la vida de la gente, en cuanto, por ejemplo, a los precios de los alimentos, de la energía, de las hipotecas...?
Por supuesto. Proponemos una estrategia de ayudas para luchar contra la crisis de precios. Sólo con los 8 millones no ejecutados en ayudas a la alimentación, y un poco más, se puede conseguir un cheque de 100 euros para 65.000 familias zaragozanas. Y también planteamos ayudas para el pago de la energía a pymes y autónomos.
Y hay otros cuatro temas que hay que enfrentar de verdad: limpieza, movilidad, seguridad y ruido.
La limpieza ha sido uno de los grandísimos fracasos de este Gobierno, y la única responsable es Natalia Chueca, que ha conseguido que Zaragoza esté hoy más sucia de lo que estaba. Es un desastre lo que ha hecho con una contrata que nos cuesta 655 millones de euros, porque ni siquiera consigue que la contrata cumpla con lo que estipula el contrato.
En cuanto a movilidad, todo el mundo percibe que, uses el medio de locomoción que uses, hoy es más difícil circular por Zaragoza. Con una contrata igual de cara que la de limpieza, y con una empresa, Avanza, que incumple sistemáticamente el contrato con el consentimiento de Chueca.
Su gran éxito ha sido renovar 30 autobuses de una flota de 355. Algunos de los cuales ya los había comprado el anterior Gobierno, y otros que no son funcionales porque no se pueden cargar en Avanza.
Hay 316.000 usos diarios del vehículo privado sólo yendo y viniendo a los polígonos. Tenemos que reducir esos usos en un 50%, y eso se consigue con un sistema público de conexión con los polígonos. Chueca no ha entendido que la movilidad del siglo XXI se concibe con un modelo metropolitano, que nos conecte con el cercanías, con los polígonos y, mediante líneas de alta capacidad, con María de Huerva, Cuarte, La Puebla y Utebo.
¿Habría que retomar la idea de la municipalización, que ya se intentó en la pasada legislatura?
Defiendo una empresa de transporte pública y metropolitana. No sirve estrictamente local. Una empresa que gestiones autobuses, tranvía, los medios de locomoción propios del Consorcio de Transportes de Zaragoza y que incluya al Gobierno de Aragón.
Hemos de conseguir que, desde cualquier origen a cualquier destino, en transporte público, la gente pueda ir en no más de 50 minutos y dos trasbordos. Y todo ello con un bono mensual de transporte de 10 euros que le permita hacer los viajes que quiera.
Pensamos en cuatro líneas concretas. Una, en el que el sistema de cercanías debe convertirse en un tren urbano para lograr por fin el eje este-oeste en Zaragoza. Una línea de alta capacidad que una Pablo Ruiz Picasso (en el Actur), la estación intermodal, pase por la calle Rioja y conecte La Romareda y el Clínico. Otra que conecte Plaza, el aeropuerto y la estación; y una más entre María de Huerva, Cuarte, Cadrete y que conecte con la línea uno del tranvía.
¿Descarta, por tanto, la línea 2 del tranvía?
Proponemos líneas de alta capacidad y que el eje este-oeste lo haga el tren urbano en el que ha de convertirse el cercanías.
¿Y en cuanto a seguridad y ruido?
Es que con este Gobierno se ha ido para atrás en muchas cosas, y encima se han generado problemas nuevos. Por ejemplo, la percepción de la seguridad. Según datos del Ministerio del Interior y de la Policía Nacional, los delitos contra la libertad sexual han aumentado un 207% en Zaragoza.
Tanto la seguridad como el ruido no aparecían en los barómetros municipales como unas de las preocupaciones más importantes y ahora sí.
¿En qué otros aspectos, de nuevo pensando en el bienestar de la gente, se debe intervenir desde el ámbito municipal?
Por ejemplo, el envejecimiento. Zaragoza tiene una media de 10 años más que la periferia. Hay que ampliar a causas sobrevenidas las ayudas a domicilio. Y también se puede combatir el envejecimiento con vivienda pública, porque atrae población, rejuvenece los barrios. Hay que recuperar el Programa Respiro, que, tras quedarse sin ejecutar ente 2016 y 2021, desapareció de los presupuestos en 2022.
Y hay que elaborar políticas para los mayores en soledad no elegida: en Zaragoza hay unos 80.000 hogares con una sola persona viviendo, muchas mujeres. Se debe hacer una estrategia de prevención, detención, acompañamiento, actuación urgente y generar redes de apoyo.
También se pueden hacer cosas con el cambio climático. Por supuesto, los refugios climáticos y las estrategias de movilidad. Pero también cumplir con todas las normas ambientales aragonesas, españolas y europeas que hoy no se cumplen en Zaragoza. Hay que hacer políticas urgentes para atajar el cambio climático y sus afecciones en las personas. Como una transición energética justa. No podemos hacer caer el coste de esa transición en las clases trabajadoras y medias. Es absurdo prohibir los coches viejos, sin una alternativa de un transporte público metropolitano, cuando se permite el uso de aviones privados, por ejemplo.
Hay que generar comunidades energéticas vinculadas a los polígonos industriales y hay que actuar en la depuración de las aguas. Si no lo hacemos, en uno o dos años tendremos graves problemas de salud en las personas y en el río.
¿Se debería incidir de nuevo en la participación ciudadana, que en la anterior legislatura se vio que generaba poca participación?
Es fundamental, pero hay que enfocarla como una participación colectiva, que es la que verdaderamente es progresista, funciona, transforma y empodera. La otra me suena a un modelo neoliberal.
¿Qué hay que hacer con La Romareda?
Lo que ha pasado es que Azcón y Serrano han hecho un discurso meramente electoral, renunciando a un proyecto de ciudad en el que podía haber consenso, de, al menos, 28 concejales. Si yo formo parte del siguiente Gobierno, haremos un concurso público para encontrar socios que formen parte de una empresa público-privada, compuesta, como mínimo, por el Ayuntamiento, el Real Zaragoza y que involucre, obligatoriamente, al Gobierno de Aragón. Que construya y explote La Romareda y la ciudad del deporte como un proyecto conjunto. Todo lo demás es imposible.
Lo que ha hecho Azcón es privatizar La Romareda. Y está por ver si los pliegos son legales, que yo creo que no. Por eso, Podemos los ha llevado al Tribunal Administrativo de Contratos Públicos de Aragón (TACPA). Si tenemos razón, se desmontará toda esta artimaña electoral. Y el único responsable de que cada vez esté más lejos que Zaragoza sea sede del Mundial y que tenga un nuevo campo es Jorge Azcón, que ha vuelto a anteponer sus intereses personales frente a un proyecto urbano y de verdad transformador de la ciudad.
¿Y con el Buñuel?
Pusieron la excusa de hacer un centro cívico y de mayores, y las obras ni han empezado, pero el debate no es ese, sino qué modelo de gestión cultural queremos. Yo siempre he defendido una gestión compartida.
Pongo un ejemplo multicopiado y multipremiado, el de Harinera, que está teniendo un efecto brutal en toda la ciudad, involucrando, no sólo como usuarios, sino también como protagonistas, a los más jóvenes. Y está gestionado por el Ayuntamiento y el colectivo.
¿No cree que entre el electorado más de izquierdas hay la sensación de que si no ha habido unión entre Podemos y Zaragoza en Común ha sido por culpa de Podemos?
No. Además, dedicar tiempo a hablar de las vidas internas de los partidos no ayuda en nada, sino que perjudica a la población. Planteemos soluciones a los problemas reales de la gente.
Claro, pero si la suma está en un concejal, el no ir unidos puede inclinar el Gobierno hacia la derecha, por lo que estarían en la oposición y no podrían cambiar la vida de la gente.
Estoy convencido de que un Podemos fuertes es la garantía de un Gobierno progresista en la ciudad y en la comunidad autónoma. Tenemos vocación de gobernar, no queremos ser oposición.
¿Pero en algún momento ha habido opciones de confluir?
Quiero gobernar. Si quieres gobernar, hablamos de Gobierno, si no, no hablamos de Gobierno. ¿Te sirve la respuesta?
¿Y piensa que hay opciones reales de gobernar, entiendo, obviamente, que con el PSOE?
Yo soy optimista. Hay muchas posibilidades de que acabe siendo vicealcalde y tengamos un gobierno progresista.
¿Ayuda a esa posibilidad el hecho de que Azcón no sea el candidato?
El problema no es Azcón, es el PP y su modelo político. Son los responsables del retroceso histórico de la ciudad en muchos ámbitos. Azcón, al frente del Gobierno de Aragón, hará lo mismo que en el de la ciudad: pensar en sí mismo, en su carrera política y en los intereses de sus amigos.