Espejismos en la Romareda

Escribir sobre la Romareda, vetusto estadio de fútbol de propiedad municipal por si a alguien se le ha olvidado aunque cedido al Real Zaragoza, es arriesgarse a que lo que hoy se diga mañana pueda ser modificado o parecer falso, aunque fuera cierto en el momento de ser escrito

butacas de la romareda
La actual Romareda | Foto: Miguel G. García (AZ)

Han sido tantos los proyectos de reformas, posibles derribos y reconstrucciones por los que ha pasado el campo que cualquier cosa parece posible aún ahora, cuando el mismo partido que judicializó el primer proyecto, el PP, es ahora el mayor impulsor tras conseguir paralizar la construcción de un nuevo estadio, sentencia judicial mediante, en 2010. Unos juzgados que, por otro lado, han avalado la nueva Romareda en julio de este año en sentencia del TSJA.

Pero vayamos a lo que tenemos ahora. Primero ¿Habrá nuevo estadio al cuarto intento?

Parece que sí, o algo parecido. Todo apunta a una nueva construcción que se adaptaría a los estándares de las competiciones internacionales y la Primera División (esa a la que aspira un Real Zaragoza estancado en Segunda desde hace más de una década). El PP que antes era partidario de reformar ahora habla de construir y el PSOE que antes quería construir ahora quiere reformar.

La pasta es ya otra cosa. Para empezar porque estamos hablando de aproximadamente 150 millones de euros para la construcción del nuevo campo, aunque se empezó con una horquilla que arrancaba en los 120. Con semejante horquilla de coste nos podemos imaginar que el primer informe económico bien puede estar escrito en una servilleta. Todo esto sin tener tampoco claro quien va a poner ese dinero.

Según Víctor Serrano, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza, se están elaborando los informes necesarios. Pero, una vez más, aludiendo a la discreción -que suena a lo estamos haciendo sobre la marcha tras cuatro años mareando la perdiz- la cosa tiene cierto tufillo de improvisación que preocupa.

En la cuestión del dinero lo último han sido las rondas de contactos entre Gobierno español, DPZ, DGA y Ayuntamiento de Zaragoza, que se han pasado la pelota y han dejado claro que la cosa de la financiación va despacio y que, desde luego, no será cosa de un mes. A propósito de esto recordar que el Ayuntamiento había asegurado que el proyecto estaría listo a finales de octubre, algo que ha reiterado la alcaldesa, por ser una exigencia de la FIFA.

En asuntos de gestión pública las prisas nunca suelen ser buena idea, por eso será que el proyecto estrella de Azcón se tomó con tanta calma que en cuatro años de gestión no llegó ni a proyecto.

De ruido de fondo se escucha uno de los clásicos del actual consistorio, continuista de las ideas del ahora presidente de la DGA: la venta de suelo público, de nuevo para objetivos estrictamente privados. No olvidemos que el mayor beneficiario de este campo no es la ciudadanía sino el Real Zaragoza, empresa privada de capital extranjero.

Ya que hablamos de Azcón recordar que, apurando los últimos meses de su mandato, modificó el Plan General de Ordenación Urbana para considerar la Romareda equipamiento deportivo privado. Un auténtico regalo con la más que generosa cesión del campo por 75 años a la empresa del estadounidense Mas.

Esto nos lleva a otra letanía ya muy conocida, la de la colaboración público-privada y las sociedades mixtas. Una música que suena muy parecida a realidades como el holding de la nieve de Aramón, matrimonio de conveniencia donde la institución pública allana los problemas para que la empresa privada se lleve los beneficios.

De momento la Diputación de Zaragoza se ha descolgado de la idea, que ahora parece quemar en las manos de sus promotores originales.

También se ha empezado a desvincular la cosa del Mundial de 2030. Es muy difícil vender un proyecto millonario con el objetivo de albergar 3 partidos de fútbol dentro de siete años.

Además estos macroeventos, más aún el Mundial 2030 que se repartirá entre seis países, no tienen ya el tirón mediático o monetario de otros tiempos y las cifras son claras: Según un estudio de la Universidad de Lausanne, los eventos olímpicos y mundiales son ruinosos y arrastran pérdidas sin excepción desde los años 60 difíciles de compensar por los ingresos recibidos durante los mismos.

De hecho las propias cifras manejadas por el Gobierno español se antojan increíbles con un retorno de 6.000 millones (el 0,5% del PIB español nada menos) cuando las pérdidas de anteriores ediciones han sido muy elevadas.

Podría decir concluyendo, pero es un continuará más bien. Los plazos se acaban. La propia FIFA hablaba de finales de octubre para tener todo listo. Pero con este batiburrillo de datos, proyectos (existentes o no) y sentencias es muy difícil sacar nada en claro.

Parece que habrá nueva Romareda. Pero a la ciudadanía todo este asunto nos quedará muy lejos y se acercará más bien a los bolsillos del carter del ladrillo, encantado de meterse en obras apresuradas. Nada nuevo bajo el sol.


Editorial de El Acratador, programa de Radio Topo.

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