Según ha trascendido por un comunicado oficial, la Fiscalía del Tribunal Supremo está investigando si el rey de España -Juan Carlos I- cometió un supuesto delito por el cobro de comisiones mientras representaba al Estado español como intermediario en la adjudicación de las obras del AVE entre Medina y La Meca -Arabia Saudita-, para obtener ventaja en favor de un conglomerado de empresas españolas amigas. Los fiscales del alto tribunal investigan, por ahora, si Juan Carlos de Borbón cometió “blanqueo de capitales y delito fiscal”.
El pasado viernes, 5 de junio la Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, designó para esta investigación a Juan Ignacio Campos, fiscal de Sala del Supremo y encargado de delitos económicos. En su comunicado, la Fiscalía informa de que la investigación “trata de delimitar o descartar” la relevancia penal de los hechos que ocurrieron con posterioridad a junio de 2014, “momento en el que dejó de estar protegido por la inviolabilidad”, centrándose en las obras de la Fase II de la construcción del llamado ‘AVE del desierto’ que una las ciudades de Medina y la Meca.
El ‘trabajo diplomático’ del rey de España y su ‘intermediación’ en el proyecto del AVE de Medina a La Meca logró que el conglomerado de empresas españolas amigas se adjudicará el proyecto de más de 60.000 millones de euros de presupuesto. Entre las empresas españolas amigas está OHL, del conocido Juan Miguel Villar Mir, y en la que Javier López Madrid fue consejero delegado. López Madrid fue imputado -investigado- en 2017 por la financiación irregular del PP en Madrid.
Los otros ‘negocios’ del rey de España con Arabia Saudita
Respecto a otros ‘trabajos diplomáticos’ del rey de España durante su reinado, pero anteriores a 2014, la Fiscalía del Supremo no podrá “tratar de delimitar o descartar” si existió “relevancia penal” en alguno de ellos, puesto que hasta esa fecha Juan Carlos de Borbón estaba protegido legalmente por su privilegio de inviolabilidad. Protección y privilegio del que hoy goza su hijo, el otro rey de España vivo, Felipe VI.
El rey de España -Juan Carlos- y el rey de Arabia Saudita – Abdulá- siempre se han dedicado en público fraternales reconocimientos y muestras de cariño, como prueba de la excelente relación entre el régimen borbónico y el régimen saudí.
Quizá como una prueba más de este amor fraternal entre casas reales, en el verano del 2008 el rey de España recibió 100 millones de dólares del rey Abdulá, tan solo una semana después de que el BOE publicara un Acuerdo Estratégico de colaboración entre el Estado español y el Estado saudí, en un intento de lavar la pésima imagen internacional de la monarquía saudí.
Con la casa real al frente, el Estado español firmó y publicitó dicho acuerdo, a pesar de la consideración internacional hacia el régimen saudí como una de las más crueles dictaduras actuales en el mundo. Baste recordar que en el régimen saudí -recordamos, íntimo del régimen borbónico- la tortura y el maltrato de personas detenidas es habitual y normalmente impune, incluyendo palizas, suspensión por las extremidades, o privación del sueño, entre otras, o que la pena de muerte puede ser impuesta por una amplia gama de delitos (asesinato, violación, robo a mano armada, pero también por ‘uso’ reiterado de drogas, apostasía, adulterio, o brujería).
Casualmente, unos meses antes del citado acuerdo, el rey de España -Juan Carlos- condecoró al rey de Arabia Saudita -Abdulá- con el Collar de la Orden del Toisón de Oro, un reconocimiento medieval considerado el más alto que el monarca español puede conceder personalmente. Intentando, una vez más, un lavado de cara al régimen saudita, considerado ‘tóxico’ en la comunidad internacional por su vulneración sistemática de los derechos humanos. Lo conseguido por el Rey de España fue desprestigiar su condecoración, y situar al Estado español en una delicada situación, al no entenderse en la comunidad internacional, el papel del régimen borbónico como defensor de sátrapas y dictadores teocráticos, como Abdulá.
El rey de España también está siendo investigado por supuestos “delitos económicos” en Suiza
Tal y como ya publicamos en AraInfo el pasado 5 de marzo, El rey de España también está siendo investigado por "ocultar 100 millones de dólares en Suiza". Explicábamos entonces, que las fiscalías anticorrupción de los estados español y helvético investigaban al rey de España por un presunto delito de cohecho internacional en la construcción del AVE a La Meca y por “ocultar 100 millones de dólares en una cuenta de un banco suizo”.
Y, también, que un rotativo británico publicó en exclusiva como el primo del rey Juan Carlos, Álvaro de Orleans, cobró 50 millones de francos suizos por actuar de intermediario en la venta del Banco Zaragozano al Barclays Bank en 2003. Asimismo, este periódico -aludiendo a sus fuentes- explicaba que a Álvaro d’Orleans, que también fue señalado por Corinna Larsen, pareja del rey Juan Carlos, como testaferro del monarca, el fiscal suizo llegó a embargarle las cuentas en el marco de la investigación secreta que sigue por las revelaciones de Larsen.
La Zarzuela es el hogar de varios reyes, reinas, abundantes pícaros, alguna concubina, y de un señor de Chisagüés que pasaba por allí
La Zarzuela, el casoplón que les pagamos entre todas a los miembros y allegados de la casa real española, se ha convertido en los últimos años en escenario de chuscos episodios familiares más propios de series como The Wire que de un palacio real.
Pero claro, es difícil que un olmo de peras, y es que la familia Borbón tiene un pedigrí aterrador. Ya el primer Borbón que llegó a rey de las españas, Felipe V, era todo un pieza. Se paseaba en camisón, no se lavaba nunca, y cagaba en cualquier esquina del palacio. A otros, como Fernando VII, solo les atenuaba su irracional agresividad -mordía habitualmente a ‘sus colaboradores’- una buena dosis de opio.
El maestro universal de la pintura Francho de Goya y Lucientes reflejó con sus pinceles el espíritu -ya entonces decadente- de la corte borbónica de Carlos IV, quien acabaría cediendo la corona española a Napoleón por unos cuantos millones de reales para sí mismo. La tradición esperpéntica de los borbones tiene a otra ilustre en Isabel II, que convirtió su corte en la parada de los monstruos. En fin, y resumiendo, que un sencillo recorrido por la historia de esta familia aterrorizaría al mismísimo Freddy Krueger.
En La Zarzuela cohabitan, en estos tiempos de nuevas-viejas normalidades, dos reyes, dos reinas, y alguna concubina, todas ellas en natural convivencia con la mejor tradición pícara de la familia. Pero entre pícaros no hay amigos, así que las broncas entre rey uno con rey dos, y entre ellos con concubina uno y reinas dos y una, es una trama de enredo que ni el mejor libretista de zarzuelas podría resolver. Es por eso, que el señor de Chisagüés apenas aguantó un ratico en el casoplón que entre todas le pagamos a la familia Munsters, y ya anda por Sobrarbe, a orillas del rio Real, musitando el refranero aragonés “no hay Felipe bueno”, mientras el eco le contesta “antes leyes que reyes”.