El presidente del Sáhara, Brahim Ghali, abandona Europa rumbo a Argelia

Tras permanecer ingresado en un hospital riojano durante un mes y medio para ser tratado del COVID-19, el presidente de la República Árabe Saharaui Democrática -RASD-, y secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali, ha abandonado Europa a la una y media de la madrugada de este miércoles en un avión medicalizado fletado por Argelia desde el aeropuerto de Iruñea.

Avión modelo F-HMED como el utilizado por Ghali para abandonar territorio europeo.

Fuentes del Ministerio español de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación consultadas por agencias de noticias madrileñas han confirmado la partida del mandatario saharaui del territorio europeo, sin incidentes, en un avión medicalizado enviado por Argelia.

Pocas horas antes, el ministro español de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, ya había asegurado que “la atención humanitaria al secretario general del Polisario ha concluido” y anunciaba que “saldrá en las próximas horas”.

El presidente del Sáhara, Brahim Ghali, abandona territorio europeo tras solicitar el alta hospitalaria voluntariamente, y tras haber declarado horas antes por video-conferencia ante el juez Pedraz.

Tras su declaración, el juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, rechazó imponer medidas cautelares contra el Presidente de la RASD, Brahim Ghali, emitiendo dos autos en los que rechazaba las medidas cautelares solicitadas por las acusaciones particulares al entender que “no puede apreciarse riesgo de fuga alguno. No consta dato alguno para apreciar que el investigado pueda o quiera sustraerse a la acción de la justicia”.

Los autos de Pedraz refuerzan la estrategia del abogado defensor, el aragonés Manuel Ollé, que entendía que “se ha tratado, aprovechando que estaba aquí, de utilizarlo -a Ghali- como un trofeo o como una presa política”, y que ya reafirmó su intención de solicitar el sobreseimiento de las actuaciones judiciales y la condena en costas de las acusaciones particulares “al estimar -a juicio de Ollé- que han actuado con mala fe y temeridad”.

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