El Moncayo, un monte sagrado en la mitología aragonesa y parte de la identidad colectiva del Pueblo aragonés, está amenazado por la codicia empresarial. Otra dolorosa muestra del despiadado extractivismo colonial al que se ve sometido el territorio aragonés.
Por ello, una iniciativa ciudadana contra la instalación de siete aerogeneradores gigantes de 200 metros de altura en los términos municipales de Ambel y Alcalá de Moncayo, dentro del ámbito de aplicación de Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) del Moncayo y a tan sólo seis km del límite de su Parque Natural, pretende su paralización.
“El impacto paisajístico, medioambiental, turístico y sentimental sería tremendo, mutilando una de las principales señas de identidad de Aragón”, aseguran desde la iniciativa social. “A un km del casco urbano de Alcalá de Moncayo y a menos de dos km del Monasterio de Veruela, futuro parador Nacional. Desde sus habitaciones verán un paisaje aberrante con unos molinos que no deberían de estar ahí”, recalcan.
“Pero no son solo siete molinos, habría que sumarle todos los que hay ya construidos y funcionando, y los que todavía hay pendientes”, más de 400 si se suman los que están presentados en diferentes proyectos empresariales extractivistas.

El Moncayo “es más que una montaña amada y conocida por todos. Para los aragoneses y aragonesas es un símbolo que traspasa la geografía y la historia, que hunde sus raíces en la mitología y alimenta de viento y agua las dos laderas que comunican en su cima a Castilla y Aragón”, destacan desde la iniciativa social, y añaden que “es un espacio mágico, de geología compleja, en donde se agitan las aguas del Duero y el Ebro y que sufre el ataque de la codicia humana por el agua, el aire y el sol que calienta sus piedras milenarias para convertirlo en un mega complejo industrial energético donde solo ganan las multinacionales de la energía”.
“El día que pare esta vorágine energética, nos daremos cuenta de la locura que se ha cometido, el Moncayo ya no será el mismo, y será demasiado tarde. Entonces no valdrán lamentaciones porque el daño ya estará hecho, y nadie se hará cargo de la reparación. No se valora lo que se tiene, hasta que se pierde”, se lamentan.

Muertes de aves
“Solo en en la Comarca de Borja en 2023 murieron entre las aspas de los aerogeneradores nada menos que 600 animales”, recuerdan.
“Las muertes de especies protegidas y en peligro de extinción deberían ser una llamada de atención, un indicador de lo que se está haciendo mal, pero ante el brillo del negocio ‘fácil’, el paisaje queda al margen incluso del cumplimiento de las normativas”, concluyen.

