En el acto, que tendrá lugar a las 12.00 horas en el cementerio de Torrero (Zaragoza), se inaugurará un monolito en su recuerdo y servirá como reconocimiento a las y los familiares que exhumaron sus restos hace casi 40 años, en febrero de 1979, en el mismo cementerio, resaltando el valor de su compromiso y trabajo por la memoria.
El acto estará presidido por la presidenta del Gobierno navarro, Uxue Barkos y el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, y contará con la presencia de otras autoridades como la presidenta del Parlamento navarro, Ainhoa Aznárez, la presidenta de las Cortes de Aragón, Violeta Barba, el presidente de la Federación Navarra de Municipios y Concejos, Pablo Azcona, así como representantes de las entidades locales de donde procedían las víctimas, como el alcalde de Sartaguda, Paolo Albanese. Al acto acudirán igualmente más de 150 familiares de las víctimas.
Debido a las previsiones meteorológicas la primera parte del acto -hasta el descubrimiento del monolito- se celebrará en la Sala de Ceremonias nº2 del Cementerio de Torrero.
Obligados a alistarse en el bando fascista
El Tercio, Bandera General o Legión de Sanjurjo fue una unidad militar del bando sublevado creada en Zaragoza en agosto de 1936 por el comandante Pedro Peñarredonda con el objetivo de socorrer la zona del frente de Aragón, donde se libraban violentos combates entre las tropas golpistas y las republicanas.
Desde el Gobierno navarro recuerdan que "muchos hombres fueron presionados para alistarse en esta unidad y combatir en las filas de los sublevados como vía para escapar de la represión y de la amenaza de una muerte probable". En la misma línea, el Ateneo Basilio Lacort relata que en esta unidad "fueron obligados a alistarse originalmente unos 600 simpatizantes de izquierda aragoneses, riojanos, sorianos y navarros a los que se les ofrecía así salvar su vida".
La nueva unidad "fue aprovechada por los represores navarros que ofrecieron alistarse en ella a los simpatizantes de izquierda que no habían sido apresados ni asesinados y que no habían marchado todavía al frente por no tocarles el reemplazo correspondiente o por negarse a marchar voluntarios", añaden.
"Por lo general -continúa el Ateneo-, se convocó a aquellas personas de cada pueblo a una reunión en el ayuntamiento, en el Centro de Falange, e incluso en el puesto respectivo de la Guardia Civil, comunicándoles la creación del Tercio e invitándoles a alistarse para no ser fusilados. Hubo localidades en las que aquellos días se produjeron fusilamientos de varios vecinos con el fin de incentivar el alistamiento en dicha unidad de los simpatizantes de izquierda que permanecían en el pueblo. De casi treinta localidades navarras salieron voluntarios forzados para el Tercio de Sanjurjo, la mayoría de la Ribera".
Las emisoras de radio zaragozanas también llamaban a la población masculina a alistarse en dicha unidad. "El día de la creación de la unidad, la prensa local de Zaragoza publicó un llamamiento en el que se incluía explícitamente una proclama a los 'desafectos', a los que se proponía el ingreso en esta unidad con objeto de 'hacer méritos que los rediman de su pasado”, explican.
De esta manera, más de 600 varones, procedentes de decenas de pueblos de Aragón, Nafarroa, La Rioja y Soria, fueron conducidos a Zaragoza para ser trasladados a continuación a Almudévar, en la línea del frente. Allí llegaron el 29 de septiembre, destinados a entrar en combate.
Sin embargo, las autoridades militares del bando sublevado desconfiaron de ellos, por el riesgo de una posible deserción masiva, y decidieron dar un castigo ejemplarizante. Fueron devueltos al campo de San Gregorio y, entre los días 2 y 9 de octubre de 1936, un número todavía sin determinar de ellos fueron asesinados. Se estima que pudieron ser 225 los navarros allí fusilados. Sus cuerpos fueron trasladados en camiones al cementerio de Torrero y enterrados en una gran fosa común.
Sus familiares nunca los olvidaron

"El episodio de los asesinados del Tercio de Sanjurjo fue uno de los más crueles y dramáticos en relación con el proceso de eliminación de simpatizantes de izquierda durante los primeros meses de la guerra civil y está especialmente vinculado a Navarra por el gran número de navarros afectados", subrayan desde el Ateneo Basilio Lacort.
Según los datos recopilados por el Ateneo los fusilados pertenecían a 22 localidades distintas: Ablitas, 2; Andosilla, 16; Arroitz, 2; Azkoien/Peralta, 1; Cadreita, 6; Cárcar, 18; Carcastillo, 7; Erriberri/Olite, 14; Funes, 4; Lerín, 1; Lizarra/Estella, 1; Lodosa, 21; Marcilla, 14; Mélida, 16; Mendavia, 2; Monteagudo, 3; Murillo el Fruto, 12; Pitillas, 13; Santacara, 4; Sartaguda, 44; Sesma, 2; Tafalla, 2; Uxue, 5; Zangotza/Sangüesa, 15.
Sus familiares nunca los olvidaron, pero hubo que esperar más de 40 años para que se abriera una oportunidad para la exhumación. En Nafarroa se había iniciado en 1978 un potente movimiento de familiares con apoyo de algunos curas y alcaldes, que iniciaron las conocidas como exhumaciones tempranas. Fueron muchas las fosas comunes que se exhumaron hasta 1980 sin apoyo institucional. De todas ellas, la mayor fue la del cementerio de Torrero.
Tras conseguir la autorización del Ayuntamiento de Zaragoza, el 10 de febrero de 1979 un numeroso grupo de familiares procedente de 16 localidades navarras y riojanas llevó a cabo la exhumación de los restos. Días más tarde, un gran cortejo formado por más de 600 personas acompañó la entrega de los restos a sus familiares. Así, fueron trasladados a sus localidades de origen y enterrados dignamente en los panteones que se estaban construyendo en los cementerios de muchas localidades navarras.
"Mi hermano era Vicente Pérez Jaso, tenía 20 años. Nos cogieron para el Tercio a uno de cada casa, hasta 16 del pueblo, en venganza porque les quitaron la tierra que era común, y con la República nos las dieron a quien nos pertenecía", explicaba años después de la exhumación Puri Pérez Jaso, vecina de Mélida. Otro familiar de Vicente, Aurea Jaso, recuerda con emoción: "Aquello fue impresionante. Ver aquel habitáculo lleno de huesos y tenerlos en las manos, para mi fue emocionante y para no olvidar. Yo por lo menos no olvido, ni quiero olvidar".
Compromiso con su memoria, sus ideas y sus luchas
El acto de homenaje de este sábado llega tras la aprobación, en octubre de 2016, de una declaración institucional del Parlamento de Nafarroa en la que se “reconoce a los ciudadanos navarros alistados en el Tercio de Sanjurjo y fusilados en el campo San Gregorio como víctimas del golpe militar de 1936". La declaración constaba de dos puntos, el primero, en el que se reconoce a estos ciudadanos como víctimas del golpe, fue aprobado por unanimidad. Sin embargo, el segundo, que hace referencia al homenaje, contó con la oposición del PP y UPN.
Entre los representantes públicos locales que han confirmado su presencia en el cementerio de Torrero, se encuentra el alcalde de Sartaguda, Paolo Albanese (EH Bildu), que en conversación con AraInfo ha recordado que en este municipio navarro, con una población de en torno a 1200 habitantes en 1936, asesinaron a 86 vecinos, 44 de los cuales fueron en el Tercio de Sanjurjo, en San Gregorio, "desde donde fueron cargados en camiones para ser lanzados en una fosa en el mismo lugar donde se va a instalar la escultura que se inaugura el sábado".
Albanese ha remarcado que "para muchas familias supondrá volver al lugar donde enterraron los restos de los suyos hace 82 años, pero también volver al mismo lugar donde los recuperaron hace 40 años". Así, sostiene que este homenaje "se hace extensivo a unos y a otros, a los asesinados y a los 'hijos de las viudas', que en los primeros años después del franquismo andaron cunetas, rastrearon archivos y picaron tierra para llevar a cabo las primeras exhumaciones".
En este sentido, explica que "Sartaguda no solo es el pueblo con más asesinados en aquella fosa, sino que la figura del sartagudés Salvador Miguel fue clave en aquellas exhumaciones, por lo que para el pueblo este homenaje es doblemente especial y emotivo". De hecho, la Asociación Pueblo de las Viudas de Sartaguda ha organizado un autobús que ya está casi completo, "lo cual da una idea de la ilusión y la emoción con que lo están viviendo muchas familias".
Cabe recordar que el primer acto que realizó el equipo de gobierno, encabezado por su alcalde, Paolo Albanese, cuando tomaron posesión del ayuntamiento, fue ir al cementerio, al panteón de los asesinados. "En Sartaguda, conocido como 'el pueblo de las viudas', la memoria histórica lo empapa todo y tiene mucha importancia. Por eso, cuando entramos al ayuntamiento lo primero que hicimos fue ese reconocimiento a los que lucharon antes que nosotros, era una manera de homenajearles, pero era sobre todo un compromiso con sus ideas y sus luchas. Una manera de decirles que son nuestros referentes", añade Albanese.
En lo alto del panteón pone que "murieron por defender los derechos y las libertades del pueblo" y "eso es precisamente lo que hay que evitar que caiga en el olvido. Fueron gente que ante la situación de injusticia que les tocaba vivir se organizaron, lucharon y se enfrentaron a ella y eso lo tenemos que recordar y reivindicar", subraya el alcalde. El Paseo por la Memoria, una ruta por el pueblo que inauguraron hace un año en la que códigos QR enlazan a audios explicativos, "tiene esa vertiente: por un lado no dejar que los horrores que sufrieron caigan en el olvido, y por el otro, reivindicar sus luchas y su capacidad de enfrentarse a la injusticia".
Por su parte, José Miguel Gastón, director del Instituto Navarro de la Memoria (INM), y que también ha confirmado su presencia en el cementerio de Torrero, ha recalcado a AraInfo la “importancia extraordinaria” que tiene el acto de este sábado, ya que “es la fosa más numerosa de navarros fuera de Navarra”.
"Dentro del impulso de las políticas públicas de memoria, el cementerio de Torrero tiene un especial protagonismo sobre todo porque una de las líneas de trabajo es la organización de homenajes a las víctimas del franquismo y en este sentido, en la misma línea del homenaje que hicimos a maestros y maestras en el campo de concentración de Gurs y el del mes pasado en Sartaguda de recuerdo a las 3.600 personas represaliadas, Torrero representa el final de un primer ciclo de reconocimientos", ha remarcado el director del INM.
Estos actos no serán los únicos que se organicen desde el Gobierno navarro ya que está previsto la realización de más en los próximos meses. De este modo, Gastón adelanta que el próximo año se va a trabajar en el tema del exilio, al igual que en otros territorios, y “seguiremos insistiendo en el tema de las exhumaciones, con la organización de una exposición de las 'exhumaciones tempranas' y la posible realización de un catálogo de todas las exhumaciones". Estos trabajos futuros serían “la consumación de cuatro años de impulso de políticas públicas de memoria”.
Por último Gastón ha destacado y agradecido las relaciones “cordiales y estupendas” con el Ayuntamiento de Zaragoza, iniciadas con la eliminación de los escudos con simbología franquista del Puente de Santiago, el pasado mes de febrero. “La predisposición, la colaboración y la ayuda del Consistorio zaragozano, del cementerio y de los técnicos ha sido absoluta”.
