[Diario de viaje de #BielayTierraTeruel] 5ª etapa: Valle de Olba, Fuentes de Rubielos y Rubielos de Mora

El proyecto Biela y Tierra continúa recorriendo el sur de Aragón, esta semana nos acercan al Valle de Olba, Fuentes de Rubielos y Rubielos de Mora.

Con Mirko, Fernando y Cristina en el Refugio Alto Mijares

Valle de Olba, 4 de agosto

Olba es muy especial. Lo llamaban el valle del hambre debido a la orografía y a las condiciones climáticas que no permitían cultivar cereal. Paradojas de la historia, hoy, por su microclima de suaves temperaturas, es conocido como el caribe turolense. No solo es especial por su paisaje sino también por su paisanaje. Allí llegamos para conocer el grupo local de Gúdar Javalambre de la Red de Semillas y el trabajo que está haciendo. Fernando nos decía que “las variedades locales son imprescindibles para la vida”. Durante milenios, agricultoras y agricultores han ido seleccionando semillas heterogéneas adaptadas a las condiciones locales de clima, biodiversidad y suelo. Esta heterogeneidad confiere riqueza genética clave para adaptarse a nuevas plagas, enfermedades, condiciones climáticas cambiantes y extremas. No podemos hablar de variedades locales sin hacer referencia a todos los saberes de la cultura popular: técnicas de cultivo, prácticas de cosecha, usos gastronómicos, cualidades organolépticas… Fernando y Deme se han juntado con el objetivo de recuperar variedades locales agrícolas de hortalizas, cereales y frutales para hacer frente a la pérdida de biodiversidad local. Trabajan para impulsar una asociación de hortelanos e iniciativas de la zona y potenciar la soberanía alimentaria.

Fernando recolector y guardián de semillas

Nadia y Ferran contactaron con Fernando que les proporcionó semillas locales para su cultivo y comercialización en su proyecto La Biohuerta en el barrio de La Monzona. “Decidimos trasladarnos hacia la montaña, nos apetecía un cambio para vivir más las estaciones, la naturaleza y para criar a nuestros hijos, Unai y Bruc, con más amabilidad y libertad” nos contó Ferran. En La Monzona hacen un mercado de venta directa a pie de finca los martes de 18 a 21h. Compartimos la tarde en este espacio de encuentro. Muchas personas llegaban para hacer la compra de verduras y huevos ecológicos y las charradas correspondientes. Juan, argentino, y Teresa, alemana, acompañan a Ferran y Nadia. Se dedican al teatro de calle, malabares y clown con su compañía Coco y Machete y llegaron a España con su hija Maira viajando en bicicleta. “Siempre hemos sido un poco nómadas pero llegamos a esta zona y nos enamoró. Nos estamos arreglando una casa en Los Lucas, otro barrio del valle, y como Teresa está embarazada, no nos imaginamos un lugar mejor. Conocimos a Ferran y Nadia por la escuela, Ferran me propuso trabajar la tierra y no dudé. Me gusta trabajar la huerta y aprender con él”.

Juan, Teresa, Ferran y Nadia son el equipazo de La Biohuerta

Como dice Gustavo Duch “planta un cole y crecerá un pueblo”. Lo comprobamos en Caneto, y el Valle de Olba es otro ejemplo con 58 peques en la escuela. Delfi llegó hace más de 25 años como profesora de la escuela pública, convencida de la importancia de una educación consciente y transformadora. François, actual profesor, nos explicaba: “la escuela se organiza en distintas comisiones donde participan las familias: facilitación, espacios, huerto, bienvenida y pedagógica”. Se trabaja por proyectos: sin libros, sin exámenes. Las peques planean, implementan y evalúan proyectos que tienen aplicación en el mundo real más allá del aula. Amplía sus límites poniendo en valor la naturaleza, el cuidado mutuo, el interés, el respeto por su ritmo y la escucha. El proyecto más significativo es el huerto escolar, eje central para trabajar contenidos curriculares. Con el huerto surgió el taller de alimentación saludable, de cocina y la creación de la empresa Lusanai, gestionada por las alumnas para vender sus productos elaborados del huerto y aprender de gestión de empresas. Por su innovación recibieron el Premio Huertos Escolares Ecológicos en la edición 2016-2017.

La Biohuerta, agroecologia en La Monzona

La educación es uno de los pilares de Marta, que estudió magisterio y se formó con másteres en autoconocimiento, duelo, sexualidad y relaciones humanas. Es terapeuta y formadora de profesorado y familias en la educación emocional. Delfi le encargó un proyecto para la escuela y así llegó Educar educándonos “donde el objetivo principal es el acompañamiento de niños y niñas para aprender a ser felices. La felicidad para mí tiene que ver con cuatro aspectos básicos: tener una buena autoestima y gestionar nuestras emociones; desarrollar círculos sanos, justos e igualitarios; aprender a atravesar situaciones difíciles de la vida potenciando la resiliencia; y tener metas y saber dirigirte hacia ellas con inteligencia emocional”. Junto con Josevi, de la compañía de teatro y títeres Proyecto Caravana, crearon De puertas para adentro. “Estamos preocupadas por la violencia de género con todos los públicos, yo tenía desarrollada la idea de la matriuska y durante el confinamiento dimos forma al proyecto. Josevi se encargó de las instalaciones, Nadia hizo el diseño y Alba, el audiovisual”. Llegan a los pueblos y colocan en la plaza 5 puertas como si fuese una calle más. En cada una hay una grabación en bucle. Te acercas y escuchas lo que ocurre de puertas para adentro, conversaciones cotidianas en las que subyacen violencias que conectan con la gente y llevan a la reflexión. Finalizan con un debate foro, “sorprendentemente la mayoría de la gente se queda porque les ha tocado, se necesita hablar de estos temas”.

Refugio de caravanas Alto Mijares

Nos hablaron de muchas actividades: biodanza, teatro, circo, talleres… ¡E incluso el coro: Oldubadú! Nos juntamos con Cristina, una de sus integrantes. “En el coro te acercas a la gente y es diferente. Compartes esa parte humana y acabas conociendo a gente con la que a priori parecía que no tenías conexión”. Cristina llegó a Olba hace 20 años con la idea de vivir en comunidad y con la naturaleza, se instalaron en La Casucha a orillas del río Mijares. “Los frenos son mentales. Cuando tienes ganas las cuestiones materiales se van supliendo. Pero vivir en comunidad no es fácil y creo que no estábamos preparados. Fue un tiempo de prueba”. Tuvieron que aprender todo ya que “en nuestra generación dejamos aparcados a los abuelos para ir a la universidad y perdimos el conocimiento que se había ido creando durante generaciones y generaciones de contacto con la naturaleza”. Es una mujer sabia y quiere recoger sabiduría del resto. Está trabajando en el proyecto de libro colectivo Plantadas en la Tierra. “Quiero recoger historias diversas del mundo rural como ejemplo de valor, determinación, amor a la vida y a la naturaleza”. Con Cristina fuimos a visitar a Mirko, un alemán que llegó al valle hace 15 años. Le apasiona la escalada y decía “cuando yo llegué apenas había vías y empecé a equiparlas”. Hoy hay más de 500. Alrededor de la mitad las ha equipado él y ha hecho una guía de escalada de la zona. En el año 2016, con otras amistades, compró una casa y un terreno con impresionantes vistas del área de escalada. Ahí se encuentra el refugio para caravanas Alto Mijares que gestiona y desde donde llegas andando a muchas vías en roca caliza. Desgraciadamente, en diciembre del año pasado, el refugio quedó sin suministro de agua. Con el cierre de la central hidroeléctrica la acequia del diablo, que abastecía al refugio y los huertos de Los Giles donde vive Cristina, dejó de llevar agua. Mirko encarga cubas de 15.000 litros para el depósito que construyó y seguir manteniendo el espacio con agua, con vida.

Mercado a pie de finca en La Biohuerta

Olba, las alpujarras turolenses, es un lugar vital y diverso. Hace unos años que la gestión del río Mijares divide a sus vecinas y vecinos. La decisión sobre el futuro de la presa de Los Toranes ha polarizado a la población. Nos abrumó respirar esa tensión. También nos entristeció ver un valle fértil con huertas que se secan, sea por el motivo que sea. Acercar posturas y encontrar soluciones comunes es el reto de nuestra generación. Somos ecosistema y solo en ecosistema solucionaremos los problemas que enfrentamos.

Las hoces Del Río Mijares

Fuentes de Rubielos, 6 de agosto del 2021

“Estamos aquí porque el entorno rural es una fuente de inspiración” así nos recibieron Karla y Pablo de Poika teatral. ““En una ciudad tienes la sensación de que siempre hay que mirar para adelante, de que todo va muy rápido. En el mundo rural puedes parar y ver que las cosas tienen otros ritmos, incluso a veces parece que no se mueven. No por eso es negativo, así puedes ver el valor de otras formas de ser y de hacer. Las prioridades y los ritmos cambian y te empapas de la naturaleza que es lo que realmente somos”, nos decía Karla.CanetoOldubadúdebate De puertas para adentro.

Karla y Pablo forman Poika Teatral

Karla nació en Vinaròs y aprovechó los estudios para marcharse a la ciudad. “Quería empaparme de todo, experimentar”. Descubrió el teatro y le ayudó mucho “yo era muy tímida. La interpretación y el clown me ayudaron a centrarme y estar a gusto con la gente, me daban herramientas para ser yo misma”. Estuvo trabajando en Payasospital, en hospitales de Castellón, Valencia y Alicante. “Descubrí la magia de entrar a trabajar en un sitio que me corroboraba la utilidad social que tiene el teatro, algo que ya me atraía cuando decidí meterme en la interpretación”. Al quedarse embarazada tuvo claro que deseaba dar a luz en un ambiente diferente. Trabajó en el hospital hasta entrados los 8 meses y fue a una casa de partos para dar a luz a Akiara, fue el momento en el que dio el salto: “la ciudad ya me había dado todo lo que podía. Quería estar más conectada con la Tierra”. A través de una formación en la Casa Escuela la Loba descubrió el Valle de Olba y su maravilloso ecosistema humano y natural.

Karla y Pablo preparando los materiales para el espectáculo Cucalola

Pablo es originario de Calamonte, un pequeño pueblo de Extremadura. Sexto de nueve hermanos ha crecido en la vida rural. Todavía recuerda cuando su abuelo organizaba el granero para guardar la cosecha bien aireada y conservarla junto a los jamones y embutidos de la matanza; una vida conectada con la naturaleza, corriendo libre. Llegó la adolescencia y la juventud y necesitó alejarse, conocer ciudades y gentes nuevas: Barcelona, Ourense, Irlanda… Estudió y se formó como artista plástico. “Me centré en la pintura. Empecé utilizando sintéticos pero los he ido sustituyendo por materiales sin tóxicos. Me gusta utilizar tintes y elementos naturales y sencillos como café, remolacha, sal, arenas…”.

Jugando y creando en familia

Las vidas de Karla y Pablo se cruzaron por estas tierras que los han unido y les han dado un hijo, Pau, y el proyecto Poika teatral, que llena de risas y arte las calles de Fuentes. Pablo nos confesó: “creo que yo no elegí al teatro, si no que el teatro me eligió a mí. Lo sentí como una llamada terapéutica. Una vez que estás dentro de un personaje te permite vivir en otra vida y eso hace que nos podamos desarrollar como individuos”. Karla, sin embargo, lo tuvo muy claro desde joven “para mí fue una decisión propia, fue una herramienta para crecer. El teatro me ofrecía todas las posibilidades”. También tiene una función social porque “modifica, cambia, transforma a la gente. Poika teatral hace un teatro divertido, para todos los públicos, “rompe con la cuarta pared y trata de integrar a la gente. Trabajamos con la sonrisa, las tonterías, con lo absurdo, con el clown, el imaginario y compartimos y disfrutamos para crecer”. Pablo especificaba: “las temáticas que abordamos son cosas que nos preocupan. Con los espectáculos tratamos de concienciar sobre los pequeños tesoros, la naturaleza, la educación, el respeto, etc.” Tratan materias como la imaginación y por eso crearon la obra TPF, tu personaje favorito. Dar valor a las pequeñas cosas de la vida que hacen que vivir sea un viaje maravilloso hizo nacer El viaje de Estel. Y de la naturaleza, al ver cómo en casa se va acumulando plástico, surge la pregunta qué estamos haciendo y la campaña Stop Plastik con la obra Cucalola y un taller teatralizado.

Con Karla y Pablo y… Cucalola!

Encontrar en lo alto de la sierra de Gúdar una compañía tan auténtica por su sinceridad y apuesta de concienciación a través del arte nos ha dado fuerzas para pedalear. “Vivir en un entorno rural es mucho más amable. De Fuentes me enamoró la amplitud, las alturas. Necesitaba ampliar y romper las fronteras de los pueblos. Me siento de la zona, no solo del pueblo. Vivo en una comunidad muy grande” decía Karla. “Como seres humanos el arte es un reflejo de lo que vivimos y es necesario poder expresarse sin tabúes, sin ataduras. El arte es un lugar de encuentro, de generar debate, de hacer pueblo. La cultura no es solo lo que hacemos sino lo que elegimos caminando como comunidad”.

Rubielos de Mora, 7 de agosto del 2021

Mariví y David son las fundadoras de Mari Golosa. Hace 8 años decidieron rodar en contradirección y cambiar el entorno urbano por el rural. “David es delineante y trabajaba en una ingeniería y yo tenía un negocio en el centro de Valencia. Decidimos que se había acabado nuestro tiempo allí porque el ritmo es frenético. Nunca hay bastante, siempre necesitas más cosas que no sirven para nada. Nos liamos la manta a la cabeza y nos fuimos a Lechago, un pueblito de Aragón”.

David y Mariví con la última elaboración de mermelada de higos con nueces

David tiene su origen en esa localidad de la comarca del Jiloca y pasó allí los veranos de su infancia donde todavía conserva amistades. Encontraron el sitio idóneo para. “Nos recibieron con pancartas. ¡Imaginaos! No iba nadie a vivir a Lechago desde no se sabe cuándo”, nos contaba Mariví. David contextualizó que “Lechago es un pueblecito pequeño, viven unas 30 personas”. Llegaron allí en 2013 y lo primero que hicieron fue montar un huerto. “Para integrarnos había que hacer las cosas que la gente hacía”, nos contó Mariví. “El huerto nos salió bien para ser principiantes. Llegó septiembre y las heladas. Tuvimos que cosechar de golpe. En nuestros paseos aprovechábamos para coger moras. Y con todo esto hicimos mermeladas y conservas”, nos contaba Mariví. David recordaba “monté una despensa y unas etiquetas bonitas para esos botes de mermelada”. Se les ocurrió compartir por redes su producción casera y “alguien comentó en una foto ¡Qué bonito! ¿Cuánto cuesta? Ahí pensé, ¡Tate! Ya lo tenemos, haremos mermeladas” dijo Mariví.

El obrador de Marigolosa

Siguieron elaborando, vieron que sus productos tenían éxito y en enero del 2014 decidieron montar un obrador en el garaje. Querían aumentar la producción “necesitábamos ampliar y el proceso en Lechago era muy complicado y costoso” nos decía Mariví. Sabían que querían seguir en Teruel y optaron por el sur para estar más cerca de Valencia por la familia. “Estuvimos visitando y hablando con administraciones locales. Decidimos apostar por Rubielos por las facilidades que nos ofrecía y la belleza del pueblo”. En diciembre de 2019 alquilaron una nave y de 30 m2 pasaron a 400 m2. “En febrero empezamos a construir el obrador y cuando llegó la pandemia nos pasábamos aquí 10 o 12 horas al día adelantando trabajo. Aprovechamos mucho el tiempo y acabamos la obra” nos dijo David. En ese momento de ampliación los hermanos de Mariví, Inma y José, decidieron entrar a formar parte del negocio como socios y dejar Valencia para vivir en Rubielos de Mora.

Con Marivi y David, creadoras de Marigolosa

Y la aventura no acaba aquí. Las personas que llevaban la cerveza artesana Mijares decidieron cerrar la producción. David y Mariví se enteraron por casualidad y no lo pensaron dos veces: hablaron con Raúl y ofrecieron comprarle la marca y el material a cambio de aprender a hacer cerveza. Hemos tenido la inmensa suerte de probar estas cervezas y nos han encantado. Producen 3 tipos: la River (una Golden Ale aromática y ligera), la Estresada (una Brown Ale con toques dulces y espuma tostada) y la Aragón (una Pale Ale con lúpulo aragonés y sabor afrutado). Se elaboran con agua de la Sierra de Gúdar y son perfectas para cualquier momento del día y maridarlas con las mermeladas artesanas. Han cambiado el etiquetado y Joan, sobrino de Mariví, ha diseñado con mimo los dibujos.

Mariví mostrándonos los productos Marigolosa

La idea de Mari Golosa es seguir innovando y aprovechar el potencial del nuevo local. Mariví nos contaba “me gustaría traer grupos escolares para explicarles de dónde salen los alimentos”. Nos parece una idea excelente: alimentar a las generaciones presentes a la vez que se conciencia a las futuras. “Elaboramos 35 mermeladas. Aprovechábamos el tiempo en coche para imaginar nuevos sabores” nos dijo Mariví. “Tenemos la suerte de que prácticamente todo lo que producimos lo vendemos, estamos contentas” decía David. Y no es para menos, probamos las mermeladas de piña colada, pimiento rojo, manzana con pistachos, mandarina, albaricoque con semillas de sésamo y, por supuesto, la de higos y nueces que acababan de elaborar días antes como dice su eslogan: “mermelada extra artesana elaborada con fruta natural, a fuego lento y mucho amor”.

El camino no ha sido fácil. Mariví nos contaba que “en Lechago lo del wifi era una película. Teníamos el ordenador portátil con el pincho y cuando queríamos mandar un correo o revisar pedidos cogíamos el coche. Mandabas el correo cuando llegaba la conexión y te volvías. Las infraestructuras no están, las ayudas no llegan y creo que los políticos no están a la altura. Quienes toman decisiones no tienen ni idea de las dificultades que tenemos: el transporte es más caro y no llega todos los días, las distancias son más largas, etc. Debería de haber gente de a pie como asesores en los gobiernos”. Como ya hemos visto en otros lugares, se utilizan los mismos criterios en las ciudades y en los pueblos, con una visión urbanocéntrica homogénea siendo realidades muy distintas.

Mermeladas Marigolosa, deliciosas

También en Rubielos, Meritxell y Javier con sus peques María de 3 años y los mellizos Olivia y Noe de 2, están recuperando una masía en el barrio de Los Arcillares, a unos 12 kilómetros de Fuentes casi en la frontera con Castellón. “Compramos unas ruinas hace 10 años con la intención de reconstruirla, vivir siguiendo los ritmos de la naturaleza y recuperar el espíritu de autoconsumo de la cultura masovera basada en la diversificación”. Cuando proyectaron su vida tuvieron claro que querían que fuera cerca del bosque, construyendo relaciones más allá del consumismo y el éxito económico. “La familia de Mertixell viene de Los Ramones, un barrio de Olba y nos gustaba. Empezamos con la idea de vivir en comunidad pero no funcionó y optamos por buscar algo para nosotros”, contaba Javier. Encontrar el lugar no fue sencillo “buscábamos algo en un entorno diseminado. Probamos en distintos lugares hasta que dimos con Luis Javier, un vecino de Fuentes que nos ha abierto muchas puertas. Le contamos lo que estábamos buscando e hizo de puente y facilitador para que nos vendieran las ruinas”.

“La gente no entiende que queramos recuperar un estilo de vida que ellos abandonaron”. Han tenido que instalar 1,5 km de manguera para hacer llegar el agua. Han rehabilitado parte de una de las casas “cuando llegaron los niños la obra se quedó parada, no podemos llegar a todo”. Vieron que la trufa, la apicultura y la ganadería son las actividades principales. Empezaron con la apicultura como principal actividad generadora de ingresos e “incorporar animales en casa, gallinas, ovejas y una yegua y un burro”.

Los Arcillares miel masovera, recuperando esa vida

Y así surgió Miel los Arcillares. ”Para comercializarla necesitábamos registro sanitario, un local para la extracción y envasado”. Encontraron uno pequeño en el centro de Rubielos y han montado una tiendecita “aprovechamos para vender productos de artesanía local. Nuestra filosofía es ser sostenibles, no crecer sin sentido”. La preciosa tienda la reconoceréis por los girasoles de la puerta. Encontramos mieles de distintos tipos “parte de las mieles son de otras personas de confianza que envasamos aquí”, además de hidromiel, mermeladas de Mari Golosa, joyería artística y artesana Muchic, macramé de Teresa de Los Lucas, pendientes de Viola de Fuentes y artesanía de cuero de Akrata (Pilar y Domingo).

Meritxell y Javier con Maria, Olivia y Noé en su tienda Los Arcillares

“No paramos, debe ser así. Hay muchas cosas por hacer. Aquí tienes todo el tiempo del mundo y ni un minuto libre”, reflexionaba Javier. Hace poco han empezado a camperizar un autobús “queremos visitar otros lugares y ya somos unos cuantos, así que nos lanzamos a por un bus de 30 plazas” sus aventuras y desventuras las podéis seguir en su canal de YouTube Kariró Family. Los Arcillares no es el único barrio que recupera su vida tras haber sido despoblado. En otros barrios masoveros de la zona están llegando familias y jóvenes que buscan otro modo de vida, integradas en la naturaleza, con alto nivel de autoconsumo y estableciendo relaciones alejadas de las lógicas del capitalismo. En las Peñas, Torre Batán, las Clochas o el Rodeche están surgiendo proyectos muy interesantes... Nuestro paso por Fuentes nos llevó a una reflexión compartida por las gentes que conocimos: el regalo más importante es el tiempo. Disfruta de más tiempo con las personas más importantes de tu vida.


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