El comité de empresa de Telefónica Servicios Audiovisuales (TSA), que presta servicios en la Corporación Aragonesa de Radio y Televisión (CARTV), empresa pública, ha decidido comenzar una serie de movilizaciones que recogen el mandato de los y las trabajadoras.
Los y las trabajadoras de TSA-Aragón expresaron en votación el día 24 de marzo de 2017, su deseo de comenzar una serie de movilizaciones en vista de la situación del actual bloqueo en la negociación del Convenio Colectivo y teniendo por objeto de la mejora del mismo, un guante que recoge el comité iniciando las movilizaciones el próximo 1 de abril, con una concentración en la Plaza de España de Zaragoza, a partir de las 11.30 horas.
La plantilla considera fundamental el desbloqueo e la negociación y mejora del Convenio Colectivo, pero además, exigen el reconocimiento de la antigüedad en la empresa, la compensación de fines de semana y festivos y la mejora de la coordinación en materia de prevención de riesgos laborales.
La práctica totalidad de los contenidos emitidos en Aragón TV están subcontratados, TSA se encarga de la parte técnica de las emisiones, mientras que otras contratas como CHIP Audiovisual se encargan de los contenidos. Los y las trabajadoras de CHIP Audiovisual recientemente protagonizaron protestas ante el edificio de la CARTV y la sede de Heraldo, ahora Grupo Henneo, accionista mayoritario en CHIP.
El conflicto en TSA-Aragón viene de lejos y las primeras movilizaciones tuvieron lugar en el año 2008. En 2010, el comité de empresa planteó un paro de cuatro horas que fue considerado "un éxito" y que estimaron tuvo un seguimiento del 85% de los y las trabajadoras.
En junio de 2016, los y las trabajadoras de TSA-Aragón llevaron a cabo una serie de movilizaciones para expresar su rechazo a la situación de "precariedad laboral generada por el sistema de Pliegos de Contratación Pública", utilizado por la Corporación Aragonesa de Radio y Televisión (CARTV).
Hoy, ya en 2017, el problema de la empresa pública Corporación Aragonesa de Radio y Televisión se ha convertido en un mal endémico, en el que la precariedad laboral ejercida a través de las diferentes subcontratas continúa siendo la principal preocupación de los y las trabajadoras.