Constataciones en una guerra

Sobre la última guerra provocada, de las más de dos docenas de conflictos existentes, hay varias aseveraciones de difícil negación. Juntarlas puede ser un buen método para poder enjuiciar las cosas de manera personal y dejando en un cierto aparte la presunta desinformación de los medios. Si es que se es personas de buena voluntad que quieran contrastar de manera objetiva. Gentes en el conflicto 1.- Vladimir Putin, nacionalista con rasgos de la extrema derecha. Está en el filo de la navaja que separa una dictadura con una democracia de baja intensidad. De corte mesiánico, desde hace veinte años sus …

Carlos Tundidor

Sobre la última guerra provocada, de las más de dos docenas de conflictos existentes, hay varias aseveraciones de difícil negación. Juntarlas puede ser un buen método para poder enjuiciar las cosas de manera personal y dejando en un cierto aparte la presunta desinformación de los medios. Si es que se es personas de buena voluntad que quieran contrastar de manera objetiva.

Gentes en el conflicto

1.- Vladimir Putin, nacionalista con rasgos de la extrema derecha. Está en el filo de la navaja que separa una dictadura con una democracia de baja intensidad. De corte mesiánico, desde hace veinte años sus relaciones con la extrema derecha europea, por estrategia y convicción, son densas y sus donaciones económicas a estas organizaciones, frecuentes. En España, en concreto, a “Hazte oír”, plataforma que se relaciona con VOX.

2.- El partido por el que Putin se presenta a las elecciones es un partido nacionalista de derechas, Rusia Unida. Apoyado por muchos de los oligarcas rusos cuya fortuna está cimentada en la permisividad oficial para muchos negocios. En las últimas elecciones obtuvo el 49% de los votos y 324 escaños de los 450 totales. La oposición política es la izquierda, sobre todo el partido comunista ruso, segundo partido más votado con el 19% de los votos y 57 escaños. Muchos cientos de militantes comunistas están en cárceles rusas por disidencia.

3.- Volodimir Zelensky. No se comprende bien su trayectoria sin relacionarlo con el oligarca George Soros, el millonario Kilomoisky o el hijo de Joe Biden, Hunter Biden. Su ideario roza un ultra-nacionalismo que se diluye en una corrupción generalizada y amparada por él en numerosos casos. Su carrera política meteórica y televisada, fue pagada con cantidades ingentes donadas, entre otros, por Soros y Kolomoisky.

4.- Hunter Biden, alcohólico y drogadicto, es hijo de Joe Biden. Durante los años críticos de 2014 a 2019 estuvo dentro del staff directivo de Burisma Holdings, la mayor empresa de gas ucraniana. Su sueldo osciló alrededor de 50.000 dólares a cambio de ser el hijo del vicepresidente norteamericano, valedor de las cuantiosas ayudas americanas a Ucrania, sobre todo en material militar, en el período de Zelensky.

5.- George Soros es un millonario norteamericano de origen húngaro. Su fortuna la ha originado en base a los fondos de inversión y a la especulación. Fue responsable de la quiebra del banco de Inglaterra en 1992 y el inicio de su ingente fortuna. Persona controvertida con innumerables donaciones y fundaciones que han sido epicentro de múltiples cambios de gobiernos en un puñado de países. Fue decisivo su dinero para el golpe de estado de 2014 y ayudó a Zalensky para convertirlo en el presidente de Ucrania a través de una campaña de propaganda masiva financiada, entre otros, por él. Respalda desde el origen el régimen instalado y que le valió el título de “nación más corrupta de Europa”.

6.- Igor Kolomoisky es un multimillonario ucraniano cuya riqueza la amasó en los períodos confusos de la desmembración de la URSS. Corrupto desde el origen, ha apoyado sin fisuras los movimientos nazis en Ucrania. Financió con cientos de millones las milicias nazis a partir de 2014, convirtiéndose en un verdadero “señor de la guerra”. Supervisor principal del mayor banco ucraniano, el Privat Bank, lo vació por completo con un agujero de más de 5.500 millones de dólares que fueron a parar a sus bolsillos.

Hechos anteriores al conflicto

1.- En 2014, unas revueltas, presuntamente financiadas por los personajes anteriores, y apoyadas, en esta ocasión sin presunción, por Europa, la OTAN y Estados Unidos derrocaron en un golpe de estado al presidente legítimo elegido en elecciones limpias según la ONU, Viktor Yanukovych con el 52% de los votos. Este último se exilió, finalmente, en Rusia. Todo este proceso se conoció como la “revolución naranja”. A partir de ahí, las relaciones de Ucrania con Rusia se deterioraron hasta límites peligrosos.

2.- En Crimea, región en la que la lengua rusa es de la práctica totalidad de la región y su sentido de connivencia con Rusia es casi total, se hizo un referéndum amparado por organismos internacionales y en él salió, con un 95% de síes, que sí deseaban ser anexionados por Rusia. Así lo hizo este país sin, apenas, oposición.

3.- En las regiones del Donbass, el idioma y la población es, igualmente, rusa. Igualmente se hizo un referéndum de autodeterminación y salió afirmativo con más del 90% de sus habitantes. Ucrania no dio por bueno ese referéndum y comenzó una guerra del estado contra las milicias separatistas del Donbass y las dos repúblicas que querían autodeterminación: Donetsk y Lügansk. Seis meses de feroces combates por parte de las milicias nazis ucranianas y con la ayuda del ejército tuvieron como resultado más de 14.000 muertos civiles entre la población ruso-parlante y docenas de miles de refugiados.

4.- El 5 de septiembre de 2014 se firmaba el protocolo de Minsk con el objeto de parar la guerra en el este de Ucrania. Este acuerdo se hizo bajo el auspicio de la OSCE europea e implementó un alto el fuego de inmediato. Los firmantes del citado protocolo fueron: La representante de la OSCE, Heidi Tagliavini, el representante ucraniano, expresidente de Gobierno, Leonid Kuchma, el representante ruso, Mijail Zurábov y los líderes de las repúblicas de Donetsk y Lugansk, Alexander Zajárchenko e Igor Plonittski. El protocolo consta de 12 puntos que cualquiera puede consultar. Entre los acuerdos, sobresalían la descentralización de esta región mediante un estatuto especial de autonomía, creación de una zona de seguridad entre Rusia y Ucrania, garantizar la realización anticipada de elecciones locales, retirada de los grupos armados ilegales, de los combatientes y de los grupos mercenarios de Ucrania (paramilitares

5.- Lejos de reconocer estos puntos, el gobierno ucraniano prohibió por ley la lengua rusa en todo el territorio (incluido el Donbass). Hay que decir que son más abundantes los ruso-parlantes en la totalidad de Ucrania que los propios ucranio-parlantes. La realidad es la de un país con la doble lengua en general. Paralelamente, en vez de reconocer y profundizar esa autonomía acordada, las milicias nacionalistas como las filo-nazis de la Brigada Azov y el ejército ucraniano retomaron la lucha contra las milicias al amparo de su enorme poder militar. En los momentos anteriores a la agresión de Rusia sobre Ucrania, existían dos zonas gobernadas por las citadas repúblicas y otras dos regidas por el ejército de Ucrania y las brigadas paramilitares. Los combates eran continuados.

6.- El gobierno Zelensky, aupado por Europa y la OTAN decidió pedir la incorporación del país a ese organismo ofensivo que es la OTAN y que debería haberse disuelto a la vez que se disolvió el Pacto de Varsovia en el desmembramiento de la URSS. Los acuerdos entre la OTAN y la Federación rusa, Clinton y Yeltsin, Primakov y Solana como Secretario General de la OTAN, en mayo de 1997, decidieron qué países podrían entrar en la OTAN en la cumbre del 8 de julio de ese año. De esta manera dejarían cerrado el statu quo de las nuevas relaciones entre la Organización y la Federación Rusa. Este documento se llamó Acta Fundacional OTAN-Rusia y venía a ratificar el freno de la expansión de OTAN hacia el Este de Europa. En la Cumbre de Madrid, se invitó a Chequia, Polonia y Hungría a integrarse en OTAN. Con estas integraciones se daban por finiquitados los avances de esta Organización hacia el Este.

7.- Posteriormente, la OTAN, motu propio, aumentó sus miembros en el Este con la incorporación de los países Bálticos y Rumanía. La posible incorporación de Ucrania, con miles de kilómetros de frontera con Rusia ha sido la gota que ha desbordado el vaso del continuado acoso de la Organización hacia Rusia, quebrando aquel statu quo firmado por Clinton y Yeltsin.

Situación inmediatamente anterior al conflicto

1.- En estos últimos meses, la Federación rusa exige la firma por escrito de la preservación de Ucrania como país neutral.

2.- Ucrania y la OTAN, abanderada por Estados Unidos, defienden romper el compromiso de 1997 (roto ya en varias ocasiones) y ven con buenos ojos su admisión en la Organización. (Imaginemos la cara que pondría Estados Unidos si se pusieran misiles nucleares en la frontera con México, por ejemplo).

3.- Las repúblicas independientes pedían —ahora, piden referéndums— la formalización de los acuerdos de Minsk nunca puestos en práctica. Al contrario, en las zonas en donde el ejército ucraniano y los paramilitares mandan, se ha prohibido el uso del idioma ruso que es el idioma madre de toda la región.

4.- El Gobierno de Ucrania, durante años, ha hecho oídos sordos continuados en la creencia de que serían asistidos por la OTAN. Escalofriante manera de no querer acuerdos.

5.- No olvidemos la parte económica de la cuestión. En todas las guerras hay un apetitoso bocado económico. Caso de que el gas ruso no llegue a Europa por la razón que sea, está el gas americano presto para arribar en barcos metaneros, licuarlo en las plantas de gas (hay 7 en España de las 20 europeas) y una monumental tajada de la tarta gasística pasaría a los bolsillos americanos. El montante del gas importado de Rusia es de 180.000 millones de metros cúbicos con un valor aproximado de 100.000 millones de euros.

6.- Las guerras piden armas y las armas piden guerras. Otra causa económica de la mayoría de las inmensas estupideces que son las guerras cometidas al amparo de dioses, banderas, lenguas, egos. El fondo del conflicto es tan cínico como los doblones que se meten al bolsillo los fabricantes de armas.

No a la guerra, no a Putin ni a la OTAN

Creo que con estos datos, todos constatados, todos contrastados, todos de difícil negación salvo que se sea un adicto a las “fake news”, cualquier persona podrá explicar y explicarse el conflicto bastante mejor que si escucha, solo, todas las informaciones que emiten, al mismo compás, todas las cadenas de televisión, toda la prensa escrita, todas las radios sean del color —aparente— que sean. Cualquier persona, a la vista de estos datos comprobables y contrastables, puede, reflexionando, emitir su juicio —el suyo y no el de los demás o el que, machaconamente, nos quieren inocular— y elaborar su propio discurso.

Hoy, lo más importante que podemos hacer a escala planetaria es salir a la calle con ese grito de “No a la guerra ni a Putin ni a la OTAN”. Hoy, lo más importante que pueden hacer las gentes demócratas en Rusia es salir a la calle a decir lo mismo. Difícil porque el riesgo es la represión, idéntica a la nuestra hace cuarenta años, pero ese empuje es lo que puede hacer callar, no solo a las armas, sino a esa mesiánica escalada armamentística que nos podría conducir a un holocausto. Y tan peligroso es Putin con su arsenal como la OTAN con el suyo. Al planeta, y a cualquier ciudadano de él, creo que le daría lo mismo morir de una inmensa explosión nuclear con la firma en inglés de la OTAN que con la firma rusa en cirílico.

Hay que parar esta guerra, también la del Yemen con 357.000 muertos hasta la fecha en un país de menos de treinta millones de habitantes; la represión del pueblo palestino, nueve millones de personas expoliadas de todo, incluso de su territorio y con docenas de miles de muertos en sus espaldas; la guerra de Marruecos contra el pueblo saharaui, guerra de un Goliat contra un pequeño David con miles de muertos y miles de encarcelados. Aunque no suceda en Europa ni los muertos sean rubios, eslavos o mediterráneos, un muerto yemení o saharaui o palestino debería valer lo mismo que un muerto ruso o ucranio. ¿A cuánto se cotiza el muerto de color moreno? ¿Cinco, diez, por cada uno europeo? Y lo peor, nadie ha pedido la más mínima responsabilidad para los causantes de tales muertos: israelíes, marroquíes, saudíes o los norteamericanos, omnipresentes en todas las guerras. Ni responsabilidades ni sanciones de ningún tip

Hay que pedir el cumplimiento de todos los acuerdos. La disolución de los bloques militares. La destrucción de todos los arsenales nucleares. Que la palabra sea la determinante, la de todos. En Ucrania, de los rusos ucranianos que se quieren independizar, de los ucranianos que tienen derecho a vivir en paz en un país neutral que es, hoy día, el mejor argumento para alcanzar esa paz fiable y duradera.


Más información en este especial.

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