El pasado lunes, 16 de noviembre, comenzaron las labores arqueológicas de búsqueda de diez mujeres uncastilleras asesinadas en agosto de 1936 por los golpistas. Tras matarlas, arrojaron sus cuerpos a una fosa común en el cementerio de Farasdués (Exeya). Tenían entre 61 y 34 años. Las diez estaban casadas y con hijos. Antes de acabar con sus vidas, contemplaron el horror de la represión fascista que perseguía y asesinaba a sus vecinos, compañeros y familiares.
El mismo día después de la sublevación militar del 18 de julio de 1936, la comarca de las Cinco Villas fue una de las señaladas para ser rápidamente sometida. El motivo, su profunda tradición de lucha agraria y reivindicaciones sociales. Falangistas y civiles locales no tardaron en sumarse a la Guardia Civil y toda la infraestructura militar para comenzar de forma inmediata con las detenciones ilegales y los asesinatos extrajudiciales.
Al caer la noche del 30 de agosto de 1936, falangistas de Uncastillo fueron casa por casa deteniendo a estas diez mujeres a las que encerraron en los calabozos del ayuntamiento para conducirlas al amanecer, en un camión, a la cárcel de Exeya. Ese mismo día fueron asesinadas en el cementerio de Farasdués y sus cuerpos arrojados a una fosa común, explica a AraInfo la historiadora Cristina Sánchez, colaboradora habitual en trabajos de exhumación de víctimas de la represión franquista en Aragón.

Los trabajos de localización y exhumación, que arrancaron este lunes, están promovidos por el Colectivo de Historia y Arqueología Memorialista Aragonesa (CHAMA) y por la Asociación Charata para la Recuperación de la Memoria Histórica de Uncastillo. Cuentan con la colaboración de integrantes de otras asociaciones memorialistas aragonesa como la ARMH Batallón Cinco Villas y la ARMH Simién de Luesia y personas voluntarias.
En septiembre de esta año comenzaron los preparativos. "Se realizó una previa prospección geofísica con georradar en el cementerio de Farasdués con el objetivo de concretar posibles puntos de enterramiento en fosas clandestinas de represaliados por el fascismo", nos cuenta Javier Ruiz, arqueólogo e integrante de Charata. "Ahora los trabajos se centran en el cuadro situado en el ángulo sureste del camposanto, concretamente junto a la tapia sur, lugar donde según varios testimonios orales de familiares de las víctimas podría hallarse la fosa común", concluye.
La financiación necesaria para poder realizar los trabajos de campo proviene de las ayudas que anualmente concede la Diputación de Zaragoza para labores de recuperación de la memoria histórica.