Bolsonaro y el peligro del fin de la democracia brasileña

Este domingo se disputa la segunda vuelta en las elecciones presidenciales brasileñas entre los candidatos Fernando Haddad del PT y el ultraderechista Jair M. Bolsonaro del PSL. Estas elecciones son fundamentales para asegurar y reafirmar los valores democráticos y la promoción y defensa de los derechos humanos en Brasil.

El ultraderechista Bolsonaro.

La semana pasada la periodista Patricia Campos Melo, del periódico Folha de São Paulo, destapó una trama de financiación ilegal de la campaña de Bolsonaro. Empresarios brasileños se unieron para financiar la creación de noticias falsas sobre el candidato Fernando Haddad, y su posterior envío masivo de mensajería instantánea para el WhatsApp, beneficiando así al candidato Jair M. Bolsonaro, el llamado caja2.

Esta semana se han intensificado los actos en contra del candidato de la extrema derecha Jair Bolsonaro. Las mujeres brasileñas en todo el mundo volvieron a salir a las calles, en más de 100 ciudades en el mundo, incluyendo Zaragoza, Madrid y Barcelona, para demostrar su rechazo al candidato, a sus declaraciones y para pedir que el Tribunal Superior Electoral (TSE) investigue la financiación ilegal de su campaña. Y parece que los actos han calado en la población, dado que la diferencia de la intención de voto cayó a 12 puntos. Según el instituto brasileño de estadística Datafolha Bolsonaro ahora tiene 56% de la intención de voto, mientras que Haddad, candidato del Partido de las y los Trabajadores (PT) tiene el 44%.

Brasil llegó a este punto gracias a una importante crisis política y moral, donde gran parte de las y los brasileños buscan un “salvador” a toda costa que solucione sus problemas, y no sé dan cuenta de que van en la dirección equivocada. Bolsonaro es todo lo que no necesitamos en estos momentos, un coronel militar en la reserva, admirador de Hitler, con saudade de la dictadura militar brasileña, que incluso homenajeó en pleno Congreso, en el día del impeachment contra la ex presidenta Dilma Rouseff, al torturador brasileño más temido en la dictadura, Carlos Alberto Brilhante Ustra (el Billy el Niño brasileño) que torturó a la propia Rouseff durante la dictadura. Entre las prácticas de Ustra estaba el introducir ratas vivas en la vagina de las mujeres o traer a los hijos de las personas torturadas para que estos presenciarán la tortura de sus padres y madres.

Estos son algunos de los puntos de lo que propone el candidato de la extrema derecha:

  • Bolsonaro quiere armar la población civil, promete dar un cheque en blanco a la policía militar (la policía brasileña es militarizada, herencia de la dictadura) para matar en las periferias, y que éstos no puedan ser juzgados por matar a inocentes, cosa que la policía brasileña ya hace; ya mata a la población pobre y negra, y luego preguntan.
  • Bolsonaro quiere quitar los derechos al colectivo LGTBi, un colectivo que es excesivamente discriminado en Brasil.
  • Bolsonaro quiere quitar las tierras de protección indígenas, y kilombas para dárselas a los grandes propietarios agropecuarios.
  • Bolsonaro quiere quitar el permiso de maternidad de las mujeres, y defiende que las mujeres tienen que ganar menos por quedarse embarazadas.
  • Bolsonaro pregona que la Amazonía no es de los brasileños, y que la va a entregar a los EEUU.
  • Bolsonaro dice que el Brasil de hace 50 años era mejor para todos. En el Brasil de hace 50 años los negros, los indígenas, las mujeres y el colectivo LGTBi no tenían derechos, y la desigualdad social era mucho mayor que la que hay ahora.
  • Bolsonaro afirmó hace dos semanas que en su mandato, o la izquierda sale del país, o se va a la cárcel.

Los comentarios llenos de odio de Bolsonaro hicieron crecer la violencia hacia la población negra y el colectivo LGTBi, y ya hubo asesinatos de mujeres trans y un activista negro antirracista.

El riesgo de la inestabilidad democrática en Brasil es tal que un ex presidente del partido PSDB, que es centro derecha, ha declarado el voto a Fernando Haddad, candidato de la izquierda, alegando que ahora no es el momento de discutir ideologías o fines partidistas, es hora de defender a la democracia brasileña.

Mulheres em luta contra Bolsonaro

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