El desmesurado despliegue de las energías renovables en Aragón, que va a arreciar hasta cuadruplicar su parque en fechas próximas, está situando al país como uno de los enclaves más atractivos de toda Europa para las empresas que comienzan a producir hidrógeno.
La ecuación de la que sale ese atractivo, ya sea para utilizarlo como combustible industrial, para experimentar con su consumo doméstico o para emplearlo como materia prima en procesos químicos, resulta, cuando menos sobre el papel, sencilla.
El principal coste de producción del hidrógeno ‘sintético’, que se extrae de los hidrocarburos y de los residuos orgánicos, y mediante electrolisis del agua, es el energético, ya que su captura y su compresión requieren una media de entre 55 y 60 Kw.h (kilowatio.hora) por cada kilo, un volumen de energía al que hay que sumarle al menos un 20% por las pérdidas que se registran en el proceso.
Eso sitúa el coste energético de cada kilo de hidrógeno por encima de los 14,50 euros para un precio medio de 20,42 por Kw.h como el que se dio en el mercado libre en España el año pasado según los datos de OMIE, el Operador del Mercado Ibérico de Electricidad.
Esos costes convierten su explotación comercial en ruinosa, ya que el hidrógeno se vende a entre ocho y diez euros el kilo en las escasas ‘hidrogeneras’ que se encuentran operativas mientras que al por mayor no pasa de los cuatro.
En el mejor de los casos, esos precios solo permitirían cubrir, y siempre dejando al margen el resto de costes, entre un cuarto y dos tercios de la energía que se consume para fabricarlo; salvo que puedan reducirse esos costes energéticos, una faceta en la que aparece como primera opción el autoconsumo a escala industrial, es decir, el autoabastecimiento de energía eléctrica por parte de los productores.
Y ahí es donde el asunto conecta con el despliegue de las renovables, que por otra parte y en paralelo a la reducción de la demanda por el avance del autoconsumo, cuyas instalaciones ya superan los 200 Mw (megawatios) en Aragón, van a ir tirando a la baja de unos precios de la electricidad que ya han sido inferiores al euro por Mw.h (megawatio.hora) en las fases centrales del día durante las últimas dos primaveras y el algún tramo del pasado otoño.
La potencia renovable, en vías de cuadruplicarse
Esa es, de hecho, la clave de los proyectos que se están implantando en Aragón, menos experimentales que directamente productivos y en todos los casos asociados a parques de energía solar y/o fotovoltaica, una fórmula que permite acceder a la electricidad a precio de coste más inversión al principio y, pasado un periodo de amortización que suele ser de diez años, por lo que cueste el mantenimiento.
La potencia fotovoltaica y eólica instalada en Aragón va prácticamente a cuadruplicarse a medio plazo, según los datos que maneja Red Eléctrica, la empresa semipública que opera las líneas de transporte de electricidad en el Estado. Y una buena parte de esa nueva potencia está relacionada con la fabricación de hidrógeno.
En Aragón se genera a fecha de hoy prácticamente el doble de la electricidad que se consume en el país, con unos excedentes que se han duplicado con creces en los últimos cuatro años, de 2018 a 2022 y pandemia mediante.
En ese periodo los excedentes, es decir, la energía producida en centrales aragonesas que se ha consumido en otros lugares, tanto del Estado español como de otros Estados, ha pasado de 4,34 millones de Mw.h a 9,8 mientras la demanda permanecía estabilizada entre los 10,1 y los 10,8.
El grueso de ese excedente se concentra en el vertiginoso incremento de la producción de energía eólica y fotovoltaica, que se triplicó en tres años al pasar de 4,6 a 13, un volumen que en términos de balance ha paliado con creces tanto el cierre de la térmica de Andorra (-3) como la caída de la hidráulica (-1,8) por la sequía.
La sexta parte de las nuevas renovables
Eso ha ocurrido con un parque de centrales eólicas y fotovoltaicas cuya potencia instalada equivale a la de seis nucleares con los estándares de un Gw (gigawatio, millar de Mw) que se aplican en el Estado español: en Aragón hay instalados 1,7 Gw de solar y 4,88 de viento y a las que, salvo que la capacidad de la red o la evaluación de los impactos ambientales digan otra cosa, se les van a unir otros 18.
Serán, según los datos de Red Eléctrica, 7,9 de aerogeneradores y 10,1 de placas; 15 para alta tensión o redes de transporte y tres para media y baja o de distribución.
La sexta parte de esos 18 Gw de nueva potencia renovable a instalar en Aragón, algo más de 3.000 que equivalen a la potencia de tres nucleares, están relacionados con proyectos vinculados a la fabricación de hidrógeno.
El grueso de ellos se concentra en dos proyectos, los 1.200 Mw que Endesa prevé instalar al socaire de la capacidad de evacuación por el nudo Mudéjar que deja libre el cierre de la térmica de Andorra y los 1.700 que Fertiberia y Enagás proyectan en esa misma zona con financiación del fondo danés CIP para abastecer a la fábrica de amoniaco de la primera de estas firmas en Sagunt (País Valencià).
La cercanía de los dos proyectos y sus dimensiones, ya que cada uno de ellos supera el baremo de equivalencia de la central nuclear, suponen, en cualquier caso, un obstáculo para su desarrollo vistos los impactos que están generando los macroparques.
El pulso nuclear entre los Estados español y francés
¿Por qué esas referencias a las centrales nucleares? Porque en esa forma de energía se encuentra una de las claves para la evolución de la tecnología relacionada con el hidrógeno que se está desplegando en Aragón.
Tras años y años en los que su desarrollo había ido poco más allá del plano teórico, con contadas excepciones como algunos de los 73 proyectos en los que ha ido trabajando desde 2003 la Fundación Hidrógeno Aragón, 27 de ellos actualmente activos, la crisis energética desatada al socaire de la guerra de Ucrania y de la especulación asociada al conflicto han despertado el interés de varios Estados europeos por esta forma de energía.
Así, el Gobierno de Francia está decidido a utilizar sus plantas nucleares para producir hidrógeno, en un planteamiento que, aunque cuenta con la bendición de una Comisión Europea que ha aceptado incluir el gas de componente atómico entre las energías renovables, tiene de entrada dos inconvenientes.
Uno de ellos tiene que ver con la antigüedad del parque atómico francés, próximo a la obsolescencia en la mayoría de los casos como el español (Trillo y Vandellós II tienen 35 años y Cofrentes y los dos grupos de Almaraz y de Ascó entre 37 y 40) y con los riesgos que ello conlleva, mientras que el segundo se centra en el hecho de haber pasado a presentar un déficit que ahora cubre con el suministro de compañías que producen la electricidad al sur del Pirineo, en el territorio del principal rival europeo en ese futuro mercado del hidrógeno.
De cómo finalice ese pulso depende en buena medida la viabilidad comercial de las plantas de producción de hidrógeno proyectadas en Aragón, cuyo ejecutivo formalizó hace unas semanas con los de Navarra, Euskadi y Catalunya el corredor Valle del Hidrógeno con la vista puesta en abastecer, precisamente, el futuro hidroducto H2Med entre Barcelona y Marsella, pendiente a su vez de cómo los dos Estados resuelven sus diferencias.
Los seis proyectos principales
Mientras se va resolviendo ese conflicto, estos son los principales proyectos relacionados con la producción de hidrógeno como combustible que se están desarrollando en Aragón:
Tervalis: la empresa turolense impulsa junto con la eléctrica EDP y con financiación de la UE la puesta en marcha de una planta de producción de amoniaco para fabricar 100.000 toneladas anuales de fertilizantes. Prevén elaborar el amoniaco añadiendo nitrógeno al hidrógeno que debe generar una planta de electrolisis que se alimentará de un parque eólico y fotovoltaico de 25 Mw.
Industrias Químicas del Ebro: promueve junto con Endesa un proyecto de destilación de hidrógeno para utilizarlo como combustible en la fusión de sales en su planta de Alfajarín.
H2Pillar: Enagás tiene abiertas varias líneas de trabajo que incluyen desde la producción de hidrógeno para fabricar agua oxigenada en La Zaida, pasando por el suministro de ese gas a Saica para reducir la quema de hidrocarburos en sus plantas de cogeneración con un parque de 60 Mw.
Nudo Mudéjar: es la inversión de mayor magnitud en materia de hidrógeno en Aragón, para la que Endesa tiene depositados 260 millones de euros en avales. Prevé destinar a la generación de hidrógeno la mayoría de los 953 Mw, ampliables a 1.200, para los que ha obtenido permiso de conexión en el nodo de la antigua térmica de Andorra.
Catalina: el fondo de inversiones danés CIP plantea junto con Enagás, Naturgy, Vestas y Fetiberia un complejo alimentado por un parque de hasta 1.700 Mw para producir hidrógeno y amoniaco. Catalina es un proyecto pionero a nivel global para la producción de hidrógeno (40.000 toneladas anuales) y amoníaco verde que sería principalmente canalizado hacia la fábrica que la química opera en Sagunt.
Helios: una empresa con matriz en Singapur plantea horadar una galería vertical de más de 3,5 kilómetros de profundidad en el aluvial del Cinca en Monzón para extraer el hidrógeno y el helio que unas fallidas prospecciones petrolíferas detectaron allí en los años 60. Las estimaciones apuntan a la presencia de una bolsa de natural de la que el gas sería extraído con un coste de 0,75 euros por kilo, sin electrolisis aunque sí debería ser comprimido y envasado.
