En marzo de 2016 comenzaron a llegar a Zaragoza las primeras personas refugiadas. Estas formaban parte de las 17.337 personas con las que el Gobierno español de Mariano Rajoy se comprometió a acoger con la Unión Europea y cuyo plazo expiró el pasado mes de septiembre. Hasta la fecha, y según datos del Ministerio del Interior, tan sólo un 12% de la cuota han llegado al Estado español.
20 meses después de tener lugar la primera llegada de personas refugiadas a la capital aragonesa, varias de ellas se han unido para formar la Asociación de Refugiadas de Aragón (Arabgón). Dicha Asociación pretende ser un camino hacia la creación de una cooperativa independiente y autogestionada. Se trata del empoderamiento de unas personas frente al asistencialismo que les aboca a vivir de ayudas sociales o trabajos precarios.
Como objetivos principales destacan el desarrollo de iniciativas de apoyo a las personas que huyen de sus países en busca de refugio en Europa; la defensa de los Derechos Humanos y en particular el derecho de asilo; promover que todas las personas tengan acceso a todos los derechos establecidos en la legislación relacionada con los derechos de asilo; fomentar la construcción de un mundo más justo y solidario; y favorecer la convivencia intercultural, entre otros fines.
Para el cumplimiento de dichos objetivos, desde Arabgón se realizarán distintas actividades, como son: la realización de congresos, eventos, jornadas informativas con el fin de difundir y promocionar la ayuda a personas refugiadas; la organización de eventos benéficos directamente por parte de la Asociación o en colaboración con otras entidades públicas o privadas; y cursos de formación y capacitación laboral, así como talleres para la adquisición de conocimientos que permitan desarrollar un oficio, como por ejemplo cocina, panadería, traducción, etcétera.
En definitiva, se trata de una lucha por dignificarse y la base es el autoempleo, ya que las dificultades idiomáticas, la ínfima aplicación de la formación y preparación para la salida al mercado laboral que se ofrece desde el programa de acogida, les auguraba un futuro bastante descorazonador.
La intrahistoria de Arabgón
Todo comienza cuando estas personas entran en contacto con el Grupo de Ayuda a Refugiadxs en Zaragoza. Desde su llegada, y juntas, han recorrido el camino hasta aquí. Gracias a la ayuda proporcionada han tenido la oportunidad de realizar cursos de formación, como el curso de manipulador de alimentos que ahora les facilita poder realizar ferias y muestras de gastronomía, entre otras actividades.
También, gracias a Amanar -entidad del Mercado Social Aragón y REAS-, que les ha ofrecido asesoría legal gratuita, han podido preparar toda la parte legal y formal. Todo ello les servirá para la búsqueda de proyectos y eventos donde poder empezar a mostrar su producto.
Una vez diseñado el proyecto, una de las partes más importantes para poder llevarlo a cabo es la financiación. Sin embargo, desde el Grupo de Ayuda a Refugiadxs y desde Arabgón se evita recibir subvenciones y se apuesta por la autogestión. La experiencia les ha demostrado que los proyectos pueden salir delante de forma autónoma, haciendo de la constancia un valor fundamental y creyendo en el proyecto por encima de todo lo demás.
Llegados a este punto del camino, entra en escena la banda de hardcore aragonesa El Corazón del Sapo. Los Sapos anunciaron en enero de este año la reedición junto a Filferro Records, en formato vinilo y con nueva carátula, de su tercer álbum 'La Casa Magnética', grabado en 2000 -el año de su despedida-. Poco después, sorprenden con un nuevo anuncio, la minigira solidaria ‘2017 formas de matar con unos tirantes’, cuatro conciertos celebrados en abril y mayo en Zaragoza y Zarautz. Lo que suponía su vuelta a los escenarios tras 17 años de ausencia.
Pero lo más importante de estos anuncios fue su carácter solidario. El Corazón del Sapo latía de nuevo para poner en marcha su poesía guerrera, golpe a golpe y ritmo a ritmo, y lo hacía con un objetivo, donar los beneficios de la venta del disco y de los conciertos al Grupo de Ayuda a Refugiadxs en Zaragoza para destinarlos a este proyecto de “autoempleo para personas refugiadas”.
El éxito de los conciertos –las entradas se agotaron en pocos minutos- y la rápida venta de todos los discos reeditados de ‘La Casa Magnética’ han hecho de Arabgón una realidad. Se ha adquirido una carpa medieval y todos los materiales necesarios para poder iniciar esta andadura laboral. También gracias a esta donación se puede financiar el carnet de conducir a dos personas para que puedan viajar a estas ferias, además de quedar un pequeño fondo para otros proyectos de la Asociación.
Tras finalizar la minigira, El Corazón del Sapo escribía: “Las causas que nos motivaron a iniciar este nuestro pequeño viaje hace unos meses, permanecen frente a nosotros, a este y otro lado del mar. El estruendo de la guerra, la voracidad del imperialismo, el silencio de las y los que mandan y el de las que obedecen, lejos de derribarse y desaparecer, construyen un muro cada vez más y más alto. Seguimos y seguiremos denunciando la situación de miles de personas atrapadas en un viaje a ninguna parte, continuaremos ayudando a las y los que las ayudan, y no dejaremos de combatir y denunciar las causas y consecuencias de un sistema inhumano e injusto. Este viaje se ha acabado, pero la lucha continua… y el corazón sigue latiendo”. Y es que, haciendo referencia a unos de sus versos: "la voz de un huracán no se puede parar".
Presentación en Zaragoza
Arabgón, el Grupo de Ayuda a Refugiadxs y El Corazón del Sapo presentaron el proyecto de forma conjunta este domingo, 5 de noviembre, a las 12.00 horas en la Sala Arrebato (Calle Palafox 28) de Zaragoza. Durante el acto, todas las personas que acudieron disfrutaron de un vermú preparado por la propia Asociación.
