Félix tiene 61 años, hace tres sufrió un ictus reversible que le dejó una minusvalía del 52% de discapacidad tal y como aparece en su tarjeta del IASS. Ha dedicado toda su vida a la venta ambulante, primero en Madrid y luego fue rotando por diferentes ciudades hasta llegar a Zaragoza. Este accidente cardiovascular le impidió seguir trabajando en su puesto del rastro de la ciudad que rápidamente se le fue retirado. Sin embargo, ante la dificultad de encontrar otro empleo tuvo que volver a la venta ambulante, esta vez, sin licencia.
El pasado 11 de septiembre colocó varios objetos encima de una manta en la explanada de enfrente del rastro, entre el parking norte y el supermercado Lidl. Se trata de una zona donde habitualmente se colocan aquellas personas que quieren dedicarse a la venta ambulante pero no cuentan con un espacio propio en el mercadillo. Félix que se dedica a la venta de objetos antiguos (y no tan antiguos), ese día no tenía mucha cosa pero cuando hablo con él recuerda muy vivamente un ordenador que había conseguido por 20 euros y que pensaba sacar algo más con él.
Él todavía no sabía que después de ese domingo aparecería en prensa como “detenido por intentar darle una patada a un agente de policía”. Resulta difícil imaginárselo, sobre todo después de ver su muleta y la dificultad con la sube las escaleras de la redacción de AraInfo. De hecho, al preguntarle qué pasó ese día, su versión es muy diferente a la versión del atestado policial.
“Me tiró el bastón [el policía], me agaché a por él y los tres policías se me echaron encima y me cogieron. Mira, todavía tengo las señales de la de las esposas”, cuenta Félix. Este vendedor también nos explica cómo le tiraron al suelo para detenerle y le inmovilizaron presionándole en el pecho. Ahogándole a pesar de que él avisó de que tenía asma.
El propio vendedor recuerda a George Floyd y su “i can`t breathe” para explicar cómo se produjo la detención. “Me pusieron como hacen los americanos todos encima mío con una mano en el cuello y yo diciendo ‘jefe que me estoy axfisiando que me estás viendo, estoy enfermo, que estoy invalido”. De hecho, cuando se lo llevaron esposado a comisaria perdió tanto su mercancía como su inhalador y su bastón.
La Plataforma Social Rastro recuerda que es ilegal que los agentes de policía tiren la mercancía: “Si tú estás vendiendo sin licencia, te pueden confiscar y darte una lista de lo que te han confiscado y si eso no está robado te lo tienen que devolver. Una cosa es que te pongan una multa por vender sin licencia, pero esas cosas son tuyas”.
A la espera de juicio
Esta entidad fotografió las lesiones que le produjeron los agentes de policía y contrataron a un abogado de la REICAZ. Ahora, Félix se encuentra a la espera de juicio tanto como investigado por esa presunta agresión a un agente de policía como denunciante de este abuso policial.
En el escrito que ha presentado ante el juzgado denuncia a la policía por un delito contra la integridad. Según su versión, y a la vista están los hematomas en su cuerpo, los agentes de policía hicieron “un uso ilegítimo y abusivo de la fuerza” al intentar desmantelar su puesto ambulante. Además, Félix lamenta que durante la noche que pasó en el calabozo no le permitieron avisar a su familia de la detención. Su caso solo es uno de tantos.
La venta ambulante sin licencia
La Plataforma Social Rastro recuerda a AraInfo que este tipo de comportamientos de los agentes de policía suelen ser habituales y que la persecución y represión contra la venta ambulante sin licencia se ha endurecido desde hace algunos años: "El Rastro lo creó la gente en 1971 en los porches de alrededor del Mercado Central. Allí nadie pagaba. En 1985 se trasladó segunda mano al lado de la Plaza de Toros y parte empezó a pagar para tener la plaza asegurada. Desde ese año hasta 2006, gobernando PSOE o PP, no hubo mayor problema. Había como 100 personas vendiendo cachivaches y cables de móviles al final de la calle Pignatelli".

Y añade que tampoco hubo problemas cuando el mercadillo se trasladó al Parking de la Expo (su ubicación actual), “durante 8 o 7 años la gente vendía en el parking en donde está ahora y no pasaba nada, de hecho al principio la gente se ponía en la rotonda”. Para la plataforma el punto de inflexión en la persecución de la venta ambulante sin licencia fue la entrada de Zaragoza en Común al consistorio de la ciudad.
“La Policía Local empezó con esta historia para joder a Zaragoza en Común y acabaron con el rastro nocturno que había”, critican.
La solución para acabar con la venta ambulante es muy sencilla para la Plataforma Social Rastro: “Si llevamos 30 años o 40 años de vendedores sin licencia, pues da licencias”. Advierten asimismo que la zona tiene espacio suficiente para albergar más puestos en el Rastro de Zaragoza. O que dejen vender allí los sábados. “Llama la atención el acoso permanente contra los más pobres cuando miles de personas de esta ciudad venden cosas de segunda mano por Wallapop y otras plataformas sin mayor problema”. Ahora, con el PP y Ciudadanos en el Gobierno de la ciudad la represión continúa sin que el equipo de Jorge Azcón haga nada para solucionar el conflicto.

El Mercadillo del CSC Luis Buñuel
Una de las iniciativas surgidas al margen de la gestión municipal es el Mercadillo del CSC Luis Buñuel, en la plaza Santo Domingo. Impulsado por esta misma plataforma busca dar cobijo y seguridad a quienes no tienen acceso a una de esas preciadas licencias para vender en el rastro: “Por lo menos una vez al mes pueden vender tranquilamente y hay un montón de gente que viene”. Como explican, lo organizan el primer sábado de cada mes.

De nuevo este espacio comunitario, que también se encuentra en peligro, sirve de colchón social para proteger a la ciudadanía de la gestión del actual Gobierno. En la última jornada del 5 de noviembre, el mercadillo de la Plataforma Social Rastro concedió puesto a más de 140 personas. Una cifra que para esta iniciativa vecinal solo demuestra la necesidad de otorgar más licencias municipales de venta ambulante.