20 años desde que el corrupto Jaume Matas puso la primera piedra del recrecimiento de Yesa

A unas afecciones que causaron una gran contestación social se han sumado la constatación de una inestabilidad de sus laderas incorregible y una destrucción de masas de agua incompatible con la DMA aprobada en aquellos años

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El entonces ministro Jaume Matas y el alcalde de Artieda, Luis Solanas. Foto: Asociación Río Aragón.

Tal día como hoy, pero hace 20 años, el entonces ministro de Medio Ambiente Jaume Matas puso la primera piedra del recrecimiento de Yesa. En medio de una concentración, que reflejaba la fuerte contestación social que el proyecto despertó desde su origen, el alcalde de Artieda, Luis Solana, le entregó un escrito que recogía la oposición explícita al proyecto y pedía respeto para un territorio ya fuertemente castigado con el embalse inaugurado en el no tan lejano 1959, en plena dictadura y sin opciones de oposición.

A posteriori, hemos sabido que una obra que había entrado en el Pacto del Agua de la mano del corrupto Antonio Aragón, se materializaba de la mano de un prevaricador. Será por eso, que esta obra nunca ha sido transparente y ha estado movida por egoístas ambiciones, muy alejadas del tan cacareado interés general.

Los 20 años transcurridos son la mejor prueba de que aquella obra nunca debió plantearse y hoy queda como un proyecto fuera de época y que tan solo pervive por una contumaz persistencia de unos pocos, pero influyentes, sectores beneficiados y los jugosos fondos públicos que su desastrosa ejecución está comportando para la UTE Yesa que resultó adjudicataria.

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La manifestación corta la carretera. Foto: Asociación Río Aragón.

Frente a ello se han constatado los graves problemas sociales, medioambientales, culturales y económicos que en aquel momento se denunciaban. Y lo que es más alarmante, se ha confirmado un gravísimo e insalvable problema de inestabilidad de las laderas que, a futuro, amenaza a los pueblos aguas abajo.

Además, la trasposición de la DMA, aprobada en aquellas fechas, se ha materializado y, como ha quedado demostrado con Biscarrués y Mularroya, la genérica declaración de interés general que sirvió para darle luz verde ha quedado desarbolada y sin valor para justificar el deterioro de masas de agua en los ríos Aragón y Esca.

Resulta evidente que las sucesivas crisis que estamos sufriendo van a alumbrar un nuevo mundo que deberá pivotar sobre una mayor sensibilidad medioambiental, un mayor respeto a los territorios y sus potencialidades y una necesaria justicia social. En esa línea debe enfocarse una gestión moderna y de futuro para nuestras masas de agua, tal y como preconiza la DMA, desechando en consecuencia desastres como el que conllevaría el llenado de Yesa recrecido.

Hace 20 años que, además de una primera piedra, se puso una tremenda losa sobre el desarrollo de los pueblos que habitan las orillas inundables de los ríos Aragón y Esca. Es hora de la valentía política para replantear un proyecto que nunca debió alumbrarse. Si no es así, nuestra asociación volverá a los tribunales para denunciar lo que consideramos un atentado contra la seguridad de nuestros pueblos y la sostenibilidad de los ríos que nos han dado vida.

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